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Cuando la fuerza del exilio resucita la república

Pinedas tejen lirios, una de las obras de la Trilogía Republicana.

Natalia Chientaroli

Buenos Aires —

Explicar la República en un país que siempre ha sido república podría ser un ejercicio pretencioso y absurdo. Por eso sorprende el público aplaudiendo de pie, llenando las butacas de un teatro importante en una ciudad, Buenos Aires, en la que se estrenan más de 3.000 obras cada año. Será que la República española, con sus particularidades, sus personajes, sus cimientos, e incluso con sus contradicciones, conforma un universo que sigue fascinando. Sobre todo en Argentina, desde la lejanía geográfica y la cercanía de unas raíces transplantadas aquí en muchos casos después de que las arrancaran de España el fracaso, la persecución o la guerra.

Las chicas de Trinchera Teatral –responsable de la Trilogía Republicana que se ha estrenado en Buenos Aires y que pronto lo hará en Zaragoza y Madrid– son españolas, pero la casualidad las encontró en Argentina. Susana Hornos y Zaida Rico hicieron del azar una virtud y juntas crearon, a partir de unos cuentos escritos por Susana, Granos de uva en el paladar. Junto a ellas, Clara Díaz, Maday Méndez y Ana Noguera –y la productora Silvia Barona– ayudaron a que la pieza se viera y se aplaudiera a ambos lados del océano. Ahora ellas vuelven a España –algunas por un rato, otras para quedarse– a mostrar lo que han ido construyendo desde el exilio austral.

Porque Granos de uva en el paladar ahora es sólo la primera pata de una triolgía que ahonda y extiende su propio universo. El cine español ha dedicado muchos esfuerzos (con dispares resultados) a reconstruir el clima de aquellos años, a emocionar con las dramáticas situaciones vividas. Pero en este caso de esa apuesta es a la vez mínima y maximalista. Su constelación de personajes pretende explicarlo todo, relatarlo todo a través de situaciones que se entrelazan sutilmente. Por el contrario, la puesta en escena es de una austeridad deliberada.

En la primera obra sobre el escenario hay sólo cinco mujeres vestidas con ropas negras y un trozo de tela, un retazo que a veces es hábito de monja, otras un chal campesino o un delantal, pero que también puede ser una ametralladora. No hay nada más. La mirada recae entonces en ellas, en la fuerza con la que las habitan unos personajes que emocionan –y las emocionan– hasta las lágrimas.

Una mujer, todas las mujeres

Granos de uva en el paladar habla de un pasado inconcluso, de preguntas que aún hoy espera respuesta, de olvidos y memorias. Pero es sólo el principio. Tras su estela llegan dos nuevas piezas. Una es Pinedas tejen lirios, en la que las autoras profundizan en el tema de la mujer y sus desafíos. La otra, que completa la triolgía, es Auroras, que retrata el exilio republicano quizá condimentado por el propio exilio de sus atrincheradas creadoras.

“Con Pinedas tejen lirios buscábamos reflexionar sobre la maternidad y la violencia de género desde un lado no complaciente ni feminista; quisimos seguir expresando nuestra poética con una puesta en escena despojada de escenografía y un fuerte contenido simbólico”, explica Susana Hornos.

Para ello toman como punto de partida a Mariana Pineda, que en 1831 fue condenada a garrote vil por bordar una bandera con las palabras Libertad, Igualdad y Ley. Ella es el primer eslabón de una cadena de mujeres que a lo largo del tiempo han continuado luchando por sus ideales y defendiendo sus sueños. Una montonera en Argentina, una joven en Ciudad Juárez... Cuando una muere, otra surge y sigue adelante para enfrentarse al hombre (al mundo) que la aplasta o la desprecia.

En Auroras, en cambio, la mirada es aún más inocente y desgarradora. Es un niño el que describe el exilio, el viaje irremediable que llevó a tantos lejos de su patria y sus familias. Barcos, caminos y trenes son sólo la puerta de entrada a países con costumbres y acentos desconocidos que con el tiempo se vuelven parte indivisible de la persona. Ellas, las actrices, que llegaron en aviones a esta tierra de exiliados, conservan el acento intacto. Aunque al poco de conversación empiezan a colarse argentinadas: modismos, palabras. Se les nota que han ganado cosas, que tienen los ojos más abiertos. Y quizá por eso puedan mirar y contar España con una poesía más transparente.

La Trilogía Republicana se puede ver hasta finales de septiembre en Buenos Aires, en el Teatro Margarita Xirgú (Chacabuco 875) los martes a las 20.30. Martes 15, Pinedas tejen lirios y martes 22 y 29, Auroras.

En España, se presenta el fin de semana del 20 al 22 de noviembre en Zaragoza, en el Teatro del Mercado (Plaza Santo Domingo). Además, del 3 al 20 de diciembre se podrán ver las tres obras en la sala Mirador, de jueves a domingo (una semana cada obra).

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