Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
La izquierda presiona para que Pedro Sánchez no dimita
Illa ganaría con holgura y el independentismo perdería la mayoría absoluta
Opinión - Sánchez no puede más, nosotros tampoco. Por Pedro Almodóvar

“El nuestro fue un último intento a la desesperada de lograr un Gobierno de cambio”

La vicepresidenta del Consell y líder de Compromís, Mónica Oltra

Adolf Beltran

Valencia —

A las pocas horas de que se hayan esfumado las posibilidades de lograr un acuerdo para formar Gobierno en España y con la maquinaria política orientada a unas nuevas elecciones, que se celebrarán solo seis meses después de las anteriores, Mónica Oltra, vicepresidenta de un gobierno de izquierdas en la Generalitat Valenciana que ha servido de referencia durante las negociaciones entre partidos, revisa lo que ha ocurrido y apunta lo que debería pasar en una conversación que se desarrolla en el pequeño despacho de su grupo, Compromís, en la sede de las Corts Valencianes, mientras en el hemiciclo del parlamento autonómico discurre un pleno.

La del día 26 de abril fue una jornada insólita en la vida política española, en la que Compromís estuvo en el centro con su propuesta de acuerdo de última hora que no fructificó. ¿Estaba improvisado o era una maniobra pactada con alguien?

Podríamos decir que fue un último intento a la desesperada. No fue nada pactado. Fue un último intento porque recibíamos la angustia de la gente. Una de las cosas que más me gusta del gobierno valenciano del que formamos parte es la proximidad. Antes eran casi inaccesibles los miembros del Consell. Ahora vamos por la calle con total normalidad. Y la gente nos aborda...

¿Y qué les dice?

Nos expresa su angustia. Probablemente el nuestro fue un último intento un tanto desgarrador de llamar la atención, un intento de decir: “Escuchad la angustia de la gente”. Me ha sorprendido mucho que, en esta última etapa, muchas personas mayores, sobre todo, me abordaban: “Mónica, haz algo”. Y yo les explicaba que tenemos el margen que tenemos. No sé si las otras fuerzas políticas no han sido tan permeables, pero Compromís siempre se ha caracterizado por ser una fuerza que está muy en comunión con la gente sencilla, que pasa por la calle. Se ha hecho mucha literatura, pero ocurrió como hemos contado. Yo salía de la conselleria, pasadas las ocho de la tarde. La iniciativa surgió del grupo en el Congreso, en concreto del diputado Ignasi Candela.

Habla del día que comió en Valencia con Íñigo Errejón. Algunos no se creen que usted no le comentara algo.

Yo probablemente también pensaría lo mismo. Pero la verdad es que me llegó esa posibilidad a las ocho de la tarde. Me había despedido de Errejón hacia las cinco. Habíamos comido y habíamos hablado algo de la situación política. Hacía mucho que no nos veíamos, desde una comida que tuvimos en Madrid y que resultó un poco fría, por decirlo así. Lo que hicimos fue restañar la relación. Por eso hablamos, sobre todo, de aquel encuentro y de cuestiones más personales. De hecho no había mucho más sobre la mesa. Asumíamos los dos que íbamos a nuevas elecciones. Así, pues, cuando me llegó la propuesta fue a última hora de la tarde y cerramos el tema a medianoche, con la decisión de hacer partícipe a todo el mundo al día siguiente. Entonces se desencadenó la vorágine y, visto cómo recibieron los medios de comunicación y la opinión pública la noticia, todo resultó un tanto atropellado. Las cosas son como son. Quien quiera hacer otras lecturas que lo haga, pero no fue una cosa que hubiéramos maquinado, ni con Errejón ni con Iglesias. Era un último intento sincero de que hubiera un Gobierno de cambio en España.

¿Pero no cree que su maniobra ha conseguido poner en evidencia a los dirigentes políticos?

Creo que, sobre todo, ha puesto en evidencia a los dirigentes del PSOE, que han hablado mucho del “pacto a la valenciana” pero han aprendido poco de sus compañeros valencianos, de cómo se dialoga y se negocia un pacto. Cuando sale Antonio Hernando a decir que quieren un gobierno en solitario del PSOE quiere decir que no han entendido nada. Tienen 90 diputados y 5,3 millones de votos. Otros 71 diputados representan más voto popular, unos seis millones. Los ciudadanos te están diciendo con ese resultado que quieren un gobierno compartido, a la valenciana. Eso estaba claro desde el primer día. Pretender tener un gobierno en solitario con 90 diputados es una irresponsabilidad y no entender el mensaje de la ciudadanía: estamos hartos de mayorías absolutas y de gobiernos monocolores, queremos gobiernos plurales. Es un acto de soberbia y altanería pensar que pueden gobernar con 90 diputados y que los representantes de seis millones de votos tienen que hacerles de palmeros.

¿Son entonces los socialistas los principales responsables del fracaso?

Tienen bastante responsabilidad. El jefe del Estado encarga la formación de gobierno a dos personas. Uno es Mariano Rajoy, que dice “paso palabra” después de haberse tirado un mes en babia, haciendo perder a todos un tiempo importante. Y la segunda persona es Pedro Sánchez.

Pero su maniobra in extremis ha causado malestar en Podemos...

No tengo esa sensación.

¿No cree que también Pablo Iglesias ha demostrado no estar a la altura?

Estoy convencida de que este documento, el Acuerdo del Prado, lo habrían firmado todas las fuerzas políticas a las que iba dirigido. El único que dijo que no fue el PSOE. Era la base para formar un gobierno. Podemos ha declarado públicamente que entraba en eso. Se trata de un programa de mínimos. Faltaban muchas cosas, pero era un documento en el que nos podíamos poner de acuerdo, formar un gobierno plural y empezar a caminar y a tomar decisiones para paliar la emergencia social y hacer los cambios normativos para que la política ponga en el centro a las personas. Quien se desmarca es el PSOE, cuando sale a decir que no piensa romper su acuerdo de gobierno con Ciudadanos. Un pacto que tiene una parte oculta, que nadie ha conocido. ¿Quién de Ciudadanos iba a formar parte de ese gobierno? ¿Iba Albert Rivera como vicepresidente? ¿Estaba destinado Luis Garicano a ser ministro de Economía? Son cosas que se han ocultado al debate público.

Una legislatura de unos meses da pie a una campaña rarísima. ¿Cómo volver a pedir el voto a los ciudadanos y cómo plantear de nuevo coaliciones como la suya con Podemos?

El reto es precisamente hacer ver a la gente que hay más de seis millones de votos con 71 diputados frente a 5,3 millones con 90 diputados. Eso tiene que ver con el sistema electoral. El objetivo ahora es que esos seis millones de votos tengan la representación que corresponde en diputados y diputadas mediante una única oferta electoral.

Eso implica incorporar a Izquierda Unida.

Efectivamente, a Izquierda Unida, a otros partidos de ámbito autonómico, a otros partidos que también podrían estar en un movimiento de cambio para una situación de emergencia democrática. 11 millones de hombres y mujeres quisieron cambio, pero no ha habido fuerza suficiente en diputados para que el cambio se produzca. Hay que hacer que todos lo votos cuenten y que todo el mundo vaya a votar. En estos meses han pasado cosas. Rajoy ha estado en su pasividad confortable, pero ha dimitido un ministro en funciones porque tenía cuentas en panamá y empresas offshore. Lo que ha evidenciado que los gobiernos de derecha defienden un modelo que beneficia al 1% de la población, que es esa gente con cuentas en Suiza o empresa en Panamá, mientras recortan derechos y recursos de la mayoría de la población.

Sacar a Rajoy del Gobierno era su prioridad....

Y lo sigue siendo.

Pero eso no se puede conseguir sin los socialistas. ¿Cómo recomponer los puentes después de lo que ha pasado y con una nueva campaña de desgaste?

La clave está en pasar de 71 diputados y diputadas que representan a seis millones de votos a tener la fuerza que se corresponde.

¿Está usted hablando del sorpasso al PSOE?sorpasso

Estoy hablando del sorpasso de los 175 diputados.

Que es la mayoría.

Estoy hablando de sumar. El objetivo es que no gobierne el PP, que no gobiernen las derechas ni las políticas de derechas, que representan Montoro y De Guindos pero también Garicano. No PP, no políticas de derechas, sí a políticas de cambio que puedan conformar un frente mediterráneo, junto a Portugal, Grecia e Italia, que defienda que el sur de Europa también tiene derecho al Estado del bienestar y a una vida digna.

La situación en Cataluña ha bloqueado una salida a la situación española a causa de las líneas rojas o los vetos que se han puesto a los pactos en relación con los independentistas. ¿Cómo se gestiona?

Hablando, dialogando y flexibilizando posturas. A los extremos les conviene el inmovilismo y se retroalimentan. Rajoy, con su postura de inmovilismo ha causado mucho daño. Cuando hay problemas, se debe intentar resolverlos.

Dijo en pleno proceso de negociaciones que si los dirigentes no eran capaces de llegar a un acuerdo habrían de retirarse. Supongo que los incluía a todos.

Lo dije en general. Obviamente, no voy a decir a nadie lo que debe hacer. Estaba expresando un cierto sentimiento de los ciudadanos: no me diga que he votado mal, es usted quien no lo ha sabido gestionar. En la vida hay que hacer autocrítica. Para mí, la responsabilidad mayor ha sido de Pedro Sánchez y su equipo.

¿Pero todos tienen alguna responsabilidad?

Desde luego. Todos tenemos.

¿Hay un enfoque diferente a la hora de ver las cosas desde las comunidades autónomas y desde Madrid?

No se ven igual. Nosotros, desde el gobierno valenciano, necesitamos un aliado en el Gobierno de España, no un gobierno que se dedica a llevar a los tribunales cada decisión que adoptamos; la sanidad universal, la política contra el copago, la actuación a favor de los refugiados... Necesitamos un Gobierno de España que no sea un gobierno offshore.

Su coalición con Podemos no logró el objetivo de formar grupo propio valenciano. Parece que tienen intención de repetir la coalición e incorporar a Esquerra Unida. ¿Qué van a hacer para que no vuelva a producirse un fracaso?

No fue un fracaso, fue un atropello. Nosotros conseguimos el objetivo, más de un 15% de voto y más de cinco diputados. Otra cosa es que la Mesa del Congreso pactada por el PSOE y Ciudadanos nos impidiera formar grupo con una interpretación torticera. Veremos cómo conformamos las alianzas, algo que en Compromís siempre decidimos colectivamente, y estudiaremos la parte técnica. Pero lo importante es la política, que en este caso es conseguir un resultado que nos dé voz propia.

En la anterior campaña ya se habló de las tensiones que podía causar la dinámica electoral en su pacto de gobierno con los socialistas. ¿Pueden esas tensiones ser más graves ahora?

Creo que será parecido. A medida que avanzan los meses y gobernamos juntos, hay lazos más estrechos. Una campaña es una competencia electoral, pero creo que lo llevaremos bien.

¿Su insistencia en la denominada “vía valenciana” puede resumirse en que es posible un pacto de izquierdas y que puede durar?

Se percibe desde la opinión pública que existe un sentimiento fraternal entre nosotros. Pasa por el mestizaje entre fuerzas políticas, pero compartir protagonismos, espacios, afectos, es muy importante. Se trata de no competir entre nosotros. El presidente Ximo Puig tiene ese savoir faire.

Se ve usted otra vez en el pabellón de la Fonteta, en Valencia, con Pablo Iglesias en un mitin multitudinario?

Ay, no lo sé. (suspira). Sólo de pensarlo... ¡Otra vez de campaña! Me veo donde quieran ponerme. Iré donde me llamen, sea a la Fonteta o a la Pobla de Benifassà.

¿No habría que cambiar el modelo de actos?

En esta campaña hará calor. Puede que haya que buscar espacios al aire libre.

Etiquetas
stats