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Si es agua del grifo, mejor

Los investigadores apuestan por el consumo del agua del grifo.

Eduardo Azumendi

El consumo de agua embotellada, un hábito cada vez más extendido en el planeta, conlleva impactos pocas veces advertidos. Por ejemplo, la dilapidación de recursos en la producción, en el transporte y, sobre todo, en el destino de los recipientes plásticos en los que se comercializa, que en una elevada proporción termina en los vertederos y en el mar. Además, el agua envasada no tiene por qué ser más sana que la del grifo, a pesar de que su coste llega a ser mil veces superior.

Así, este icono de una vida saludable para muchas personas es, hoy por hoy, un icono de “hábitos no sostenibles en muchos lugares, entre ellos universidades de todo el mundo”. Es por ello que los profesores de la Universidad del País Vasco Joserra Díez, Arantza Rico e Iñaki Antigüedad plantearon un proyecto con el objetivo de obtener una visión nítida sobre el consumo de agua embotellada y sobre la accesibilidad al agua de grifo en la Universidad del País Vasco.

Esta investigación, recogida en la revista Campusa (editada por la UPV) ha constado de tres etapas. En la primera se realizó una encuesta on line para conocer los hábitos de la comunidad universitaria en su conjunto y sus percepciones sobre el impacto generado. La segunda etapa consistió en la realización de una estimación aproximada sobre el volumen de compra-venta de agua embotellada en el recinto universitario (restaurantes, cafeterías, vending…). Y en la tercera se analizó la accesibilidad al agua de grifo en cada centro.

“Dado que la calidad del agua es excelente en Euskadi, una vez realizado el diagnóstico, el objetivo último que persigue este estudio es proporcionar un plan de trabajo a las autoridades universitarias, con una hoja de ruta progresiva para su implementación efectiva mediante el desarrollo de medidas activas que minimicen y/o erradiquen el consumo de agua embotellada en aras de un futuro más sostenible”, explican los investigadores.

En los últimos años, se ha advertido a nivel mundial una tendencia contraria al crecimiento espectacular registrado en las décadas anteriores, si bien la Agencia Internacional de Aguas Embotelladas atribuye esta caída a la recesión económica, más que a la labor realizada por grupos de presión e instituciones concienciadas a favor del consumo de agua de grifo. De forma incipiente, en unas pocas facultades y establecimientos hosteleros de la propia Universidad del País Vasco en el campus de Gipuzkoa ya se han adoptado medidas para favorecer el consumo de agua de grifo y evitar el uso del agua embotellada. De hecho, “cada vez son más las voces en muchos lugares del mundo que reivindican el consumo de agua de grifo por ser más eficiente desde el punto de vista energético [producción, transporte, reparto…] y más sostenible desde numerosas perspectivas”.

Este proyecto supone un primer paso en el diagnóstico del consumo de agua y del cálculo de la huella ecológica de esta comunidad universitaria, la cual aglutina a diario a más de 55.000 personas. Además, pretende concienciar a la población universitaria frente a “actitudes y hábitos dilapidadores de recursos dada la responsabilidad social corporativa de nuestra universidad”.

Tras el estudio, los investigadores han propuesto varias medidas. Por ejemplo, la instalación de al menos un grifo de suficiente altura que facilite el rellenado de las botellas reutilizables en cada baño de cada facultad o centro; la instalación de fuentes de agua en lugares comunes de campus y pasillos de facultades; proporcionar a cada miembro de la comunidad universitaria un recipiente de material reciclado para su uso en el día a día, mediante su rellenado.

Por otro lado, recomiendan proporcionar a todas las cafeterías y restaurantes agua de grifo en jarras de cristal corporativas, como ya se ha realizado en el campus de Gipuzkoa y eliminar los dispensadores de agua refrigerada. “Aunque estos contenedores son presumiblemente reciclados, el transporte de agua desde puntos lejanos, el gasto de energía eléctrica para su refrigeración y el dispendio de vasos de plástico de un solo uso para su consumo convierten a estos dispensadores en el primer objetivo a eliminar”.

El plan de trabajo para la reducción progresiva del uso de agua embotellada en los campus de la UPV debe venir acompañado de una campaña de información y de concienciación dirigida a todas las personas que integran la comunidad universitaria. “Sería oportuno crear un logo y un lema, así como de información dirigida a la comunidad universitaria que dé cuenta de las razones y los objetivos que se persiguen mediante la prohibición [reducción] de la comercialización de agua embotellada en los recintos universitarios”.

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