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Sobre este blog

No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.

Las noticias sobre retrones no deberían hablar de enfermitos y de rampas, sino de la miseria y la reclusión. Nuria del Saz y Mariano Cuesta, dos retrones con suerte, intentaremos decir las cosas como son, con humor y vigilando los tabúes. Si quieres escribirnos: retronesyhombres@gmail.com

Patricia Carrascal: “Un perro guía da seguridad y confianza”

Patricia Carrascal y Brilyn

Raúl Gay

Conocí a Patricia Carrascal, @viernescilla, a través de un comentario en el blog. Busqué en en internet y descubrí que era ciega, que tenía una perra preciosa llamada Brilyn y un blog muy interesante. Todavía no habíamos hablado de perros lazarillo, así que le propuse una entrevista. @viernescillaBrilynmuy interesante

¿Cómo te las arreglabas antes de utilizar perro guía?

Antes de tener a Brilyn, mi perra guía, caminé con bastón desde los 18 años. A pesar de que soy deficiente visual desde bien pequeña (a los 9 años empecé a perder visión) y que se podría decir que soy prácticamente ciega total desde los 16, tengo que admitir que me costó coger el bastón. Llámalo vergüenza adolescente, llámalo pereza... Lo cierto es que no me gustaba ir al instituto y que mis compañeros y los vecinos en el barrio me viesen caminando con el bastón. Era como admitir que ya no había más esperanza, que después de tantas pruebas, cirugías y visitas al quirófano ya no había más que hacer. Por eso era reacia a caminar con el bastón. De alguna manera, para mí significaba el símbolo de la derrota.

Pero al cumplir los 18 y comenzar la carrera mis rutinas cambiaron. Tuve que aprender rutas nuevas, a coger el autobús para ir a la facultad, y ya no podía ir agarrada al brazo de alguno de mis compañeros. Ahí empezó mi verdadera independencia. Aprendí a caminar sola con el bastón blanco, a detectar rebajes en los pasos de cebra, a encontrar la marquesina del bus o las escaleras de entrada a la facultad. Todo ello a golpe de bastón. Pero a pesar de que ganas en independencia, el soporte de esta herramienta no es milagroso. Si hay un pivote o bolardo en la acera y con el movimiento al hacer el arco del bastón resulta que no lo detectas, es probable que te dejes la rodilla (o la espinilla) en el camino. De ahí que algunos de mis amigos les denominen también como “mataciegos”.

¿Qué aporta un perro respecto al bastón?

Seguridad, rapidez, eficacia a la hora de detectar obstáculos, esquivar personas, zanjas, andamios o farolas. Te lleva directamente al paso de peatones sin que tú tengas que recorrer media calle buscando el rebaje con tu bastón. SI le das la orden de avance y él (o ella) ve que aún vienen coches, simplemente no avanzará. Si vas por la acera caminando y hay cualquier obstáculo (una valla, una zanja, cable, andamio o cualquier tipo de barrera), el perro se parará para marcarlo, y será entonces cuando tú debas decidir qué orden darle, si rodear, esperar, etc. En mi caso supuso un salto enorme.

Con Brilyn me atrevo a pasar por lugares o rutas que antes con el bastón no me atrevía porque desconocía lo que me iba a encontrar en el camino. Aprendes a confiar, a dejarte llevar. Es una labor de equipo. Con el tiempo y mucho trabajo, aprendes a interpretar sus movimientos y lenguaje corporal. Son muchas horas caminando juntos. Al final, el perro casi entiende lo que quieres hacer y dónde quieres ir sin la necesidad de que tú le des las órdenes.

Sin embargo, no es la solución ideal para todo el mundo. Hay personas que no se han adaptado, o que son lo suficientemente independientes con el bastón y no necesitan nada más. Además, no olvidemos que aparte de una herramienta de trabajo maravillosa, se trata de un ser vivo al que hay que cuidar, alimentar, asear y educar. Es una responsabilidad, como cualquier perro, y hay que ser muy consciente de ello antes de tomar la decisión de solicitarlo.

¿Siempre es la misma raza?

Que yo sepa, en la actualidad entrenan labrador, golden retriever y pastor alemán, además de cruces entre estas. Incluso creo que en la escuela que la Fundación ONCE tiene en Boadilla del Monte (Madrid) está probando con una raza nueva que se llama Flat Coated. Todas estas razas suelen ser utilizadas por su docilidad y sociabilidad, ya que un perro guía debe poder entrar a cualquier tipo de recinto o edificio sin que te llamen la atención por su comportamiento.

¿Cómo es el proceso de adquisición?

Una vez que tomas la decisión de solicitarlo, en España se hace a través de la ONCE. Ellos realizan un estudio de idoneidad para ver si eres apto, a través de diferentes entrevistas y pruebas (de movilidad, físicas y psicológicas) con personal técnico de la ONCE. A continuación emiten ese informe con tu expediente a la Fundación ONCE del Perro Guía (FOPG) para que lo estudien. En caso de resultar apto, entras en una lista de espera de demandantes, hasta que tengan un animal idóneo para ti. Esto varía en función de diferentes factores: lugar de residencia, vida diaria, trabajo que desempeñas, rutas que realizas... No necesita el mismo tipo de perro una persona de mediana edad que vende cupones en Soria, por ejemplo, que una persona de 23 años que estudia un máster en Barcelona. Hay un perro adecuado para cada persona. Solo hay que esperar a que llegue el tuyo.

¿Cuánto dinero cuesta?

Es totalmente gratuito para el usuario ciego. Los gastos de crianza y entrenamiento corren por cuenta de la ONCE. Y una vez que te lo entregan, ya preparado para guiar, serás tú quien corra con los gastos de manutención y veterinario hasta el día que se jubile.

¿Cuándo trabaja y cuándo es un perro normal? ¿Es clara la división?

Cuando lleva sobre el lomo el arnés identificativo y el dueño lleva la mano sujetando el asa de dicho arnés es cuando va guiando. Aún así, existe la posibilidad de que el usuario lleve el perro cogido solamente por la correa y vaya cogido del brazo de otra persona. Esto sucede cuando no conocemos el camino o estamos en el interior de un edificio desconocido; sigue trabajando aunque no esté literalmente guiando. Desde el momento en que el usuario retira el arnés del lomo, entonces es hora de jugar y relajarse. Ahí deja de estar trabajando y puede jugar como cualquier otro perro.

El perro es tuyo pero ¿también obedece a tu pareja?

Sí. Cuando vas a la escuela de perros guía y aprendes a interactuar y caminar con tu animal, también te explican que es importante que obedezca al resto de la familia o personas con las que vaya a convivir. ¿Qué pasaría si solo te hace caso a ti y un día surge algo por lo que no puedas estar en casa? El perro podría no querer hacer caso a nadie más. Por eso es importante que también respete y obedezca a los otros miembros de la familia. Si un día yo estoy enferma, por ejemplo, y no puedo salir a la calle a pasearlo, mi pareja debería poder realizar esa tarea sin que el perro se sienta incómodo. Obviamente nosotros siempre somos la referencia principal para Brilyn, pero también es importante que se sienta parte de una familia.

Es habitual ver a un perro lazarillo, querer acariciarlo y que el dueño te diga que no; ¿por qué?

Porque está trabajando, sencillamente. Imagina que fueses en el bus y alguien se acercase a charlar o molestar al conductor. Sería peligroso y podría distraerle. Con el guía ocurre igual. Cuando está guiando, el usuario depende de los ojos de su perro. Es importante que mantenga la atención en el camino y no se distraiga, ya que cualquier giro inesperado o ir a saludar a otro perrito puede suponer que el usuario ciego se desoriente. El perro no entiende por qué no debe hacer caso cuando le saludan, y no es un robot al que puedas programar para ir a un sitio y ya. Si le llaman o saludan, moverá la cola lleno de felicidad y alegría y querrá responder al saludo. Por eso es importante que la sociedad se conciencie y trate de evitar distraer a un perro guía cuando va trabajando. No pasa nada por acariciarlo, siempre y cuando le preguntemos antes a su dueño.

Cambiemos de tema... ¿Cómo te ayuda la tecnología en tu día a día?

En casa, no tengo grandes adaptaciones ni inventos extraños que me hagan la vida más fácil. Cuando amigos o conocidos visitan mi casa suelen pensar que lo tengo todo adaptado, que cada electrodoméstico va a hablar o pitar en cualquier momento. En realidad, existe mucha tecnología encaminada a facilitar la vida a las personas ciegas, como por ejemplo vitrocerámicas parlantes, pero a día de hoy su precio es bastante costoso.

Lo más práctico para cocinar, por ejemplo, es tener una vitrocerámica de mandos, que tú puedas girar y tocar y controlar sin miedo a que se apague o subas el fuego sin darte cuenta. Antes tenía una de esas y cocinaba sin ningún problema. Ahora, desde que tuve que mudarme a Madrid, tengo que conformarme con una vitrocerámica normal, de las táctiles. Lo que hemos hecho ha sido dibujar sobre los botones táctiles con plomo líquido, que al secarse queda el dibujo en relieve. Así puedo saber dónde está el botón para subir o bajar el fuego, o encender y apagar la vitro. Además, compré una pequeña báscula de cocina parlante, que utilizo para saber las medidas exactas cuando cocino. Por otro lado, existen unas dimos para hacer etiquetas de pegatina en braille, muy útiles para marcar botes de cocina o cualquier otra cosa.

¿Cómo utilizas un móvil o un ordenador?

Sin problema. La tecnología cada vez tiende a ser más accesible, y compañías como Apple o Microsoft cada vez son más conscientes de esa tendencia hacia la accesibilidad universal. Apple, por ejemplo, tiene integrado en todos sus dispositivos su propio lector de pantalla. Es decir, si yo compro un iPad o un iPhone, puedo activar el lector de pantalla que trae por defecto y comenzar a utilizarlo. Se trata de un sintetizador de voz que verbaliza y lee todo el contenido que aparece en la pantalla del dispositivo. Así puedo utilizar un iPhone, por ejemplo, aprendiendo los diferentes gestos que tengo que hacer deslizando uno o varios dedos por la pantalla, o utilizando Siri para darle órdenes al teléfono.

Además existen cada vez más aplicaciones que contribuyen a hacernos la vida más fácil. Desde Around me, que te geolocaliza y te indica los comercios, bares, cafeterías o sitios de interés que tienes a tu alrededor, como Tap Tap See, que a través de capturas con la cámara de fotos del teléfono, lo procesa y te dice lo que estás fotografiando. Son increíbles las prestaciones y facilidades que te ofrece hoy en día un smartphone de estas características.

Por otro lado, en el ordenador ocurre lo mismo. Los iMac o MacBooks de Apple traen de serie este tipo de lectores de pantalla, con lo que funcionaría igual pero interactuando con la máquina a través del teclado, en lugar de gestos táctiles. En mi caso, aún no he podido pasarme a la manzana y conservo un portátil con Windows. En este caso, existen softwares independientes que al instalarlos en tu ordenador, funcionan igual que el lector de pantalla de Apple.

Te han hecho varios reportajes, entrevistas… Seguro que estás acostumbrada a las mismas preguntas. ¿Qué es lo que te gustaría que te preguntaran y nunca lo hacen?

Interesante planteamiento. Lo cierto es que a lo largo de estos años me han preguntado de todo, de diferentes formas y desde distintos ángulos. Pero nunca nadie me ha preguntado algo que en ocasiones yo misma me pregunto. ¿Habría cambiado en algo mi vida si no me hubiese quedado ciega?

La respuesta, por supuesto, es un sí rotundo. Creo que actualmente soy la persona que soy gracias a las circunstancias que me han llevado hasta mi vida actual. Si no hubiese perdido la vista, estoy segura de que sería una persona totalmente diferente. No valoraría ciertas cosas que valoro ahora, ni habría aprendido lo que he aprendido por el camino.

Ha sido un camino duro, sin duda, pero si no lo hubiese atravesado, ahora tal vez no tendría a mi pareja, a mi perra y no podría escribir el blog. Y tampoco estaría respondiendo esta entrevista. Al final, creo que todo ocurre por algo. Debemos aprender a vivir con lo que nos ha tocado y aceptarnos tal y como somos.

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No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.

Las noticias sobre retrones no deberían hablar de enfermitos y de rampas, sino de la miseria y la reclusión. Nuria del Saz y Mariano Cuesta, dos retrones con suerte, intentaremos decir las cosas como son, con humor y vigilando los tabúes. Si quieres escribirnos: retronesyhombres@gmail.com

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