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Donald Trump promete frenar la libertad de expresión usando las leyes de difamación

Trump quiere "demandar" a los periódicos que publiquen algo "deliberadamente negativo".

The Guardian

Ben Jacobs —

Donald Trump se ha comprometido a cambiar las leyes de difamación de tal manera que podrían socavar la Primera Enmienda y la libertad de expresión. Este viernes, tras recibir el respaldo del gobernador de New Jersey, Chris Christie, ha anunciado su compromiso durante un mitin en Forth Worth (Texas): “Ampliar las leyes de difamación para que cuando cualquier periódico escriba historias deliberadamente negativas… podamos demandarlos y ganar mucho dinero”.

“Cuando el New York Times o el Washington Post escriban un artículo para atacarnos, podremos demandarlos”, ejemplificó Trump.

Desde la Independencia de Estados Unidos, la libertad de expresión ha sido una piedra angular de la vida pública del país, con el principio de la verdad como defensa absoluta contra cualquier acusación de difamación. La Primera Enmienda deja muy claro que “el Congreso no creará ninguna ley que coarte la libertad de expresión o la libertad de prensa”, y es una de las leyes fundacionales de la democracia estadounidense.

La Corte Suprema reafirmó la enmienda por última vez en 1964 y por decisión unánime, en el caso de The New York Times vs. Sullivan. La Corte sostuvo que cualquier persona pública que presentara una demanda por difamación debería probar la existencia de dolo evidente en la declaración difamatoria, “con la certeza de que había sido falsa o con negligencia temeraria sobre su veracidad”.

El ejemplo de Reino Unido

Trump parece decidido a llevar las leyes de difamación de Estados Unidos hacia las más rígidas leyes de libertad de expresión del Reino Unido, donde la carga de la prueba recae sobre el acusado, que debe probar la veracidad de todas las declaraciones que fueron hechas. El demandante no necesita demostrar que se hizo daño alguno.

En Estados Unidos, la carga de la prueba recae sobre el demandante. Según estipula el caso The New York Times vs. Sullivan, el demandante también debe demostrar el dolo evidente.

El mismo viernes se le preguntó al equipo de campaña de Trump si su candidato pensaba que aquella sentencia de la Corte Suprema había sido un error. No han dado una respuesta.

Una administración Trump podría designar jueces de la Corte Suprema que socavaran la Primera Enmienda. Pero es poco probable que ningún juez o jurista fiable comparta la visión de Trump sobre la libertad de expresión.

Hace tiempo que Trump tiene una relación tortuosa con los medios de comunicación. Aunque el candidato republicano hace todo lo posible por llevarse bien con la prensa cuando quiere publicidad, en los mítines desafía a los periodistas, algunas veces con nombre y apellido, y los tilda de “deshonestos”.

Además, Trump ha defendido a dictadores como Vladimir Putin. Ante acusaciones contra Putin de asesinar a periodistas, Trump ha respondido que no hay pruebas. Rusia es uno de los países con menos libertad de expresión. Según el sitio web politifact.com, al menos 34 periodistas han sido asesinados en ese país desde el año 2000.  

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