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Andalucía, 1980-2014: la evolución de la autonomía en datos

Foto de Luis Serrano en el Colegio Paulo Orosio celebrando el Día de Andalucía

Javier Ramajo

“Desarrollo de las cosas o de los organismos, por medio del cual pasan gradualmente de un estado a otro”. Así define la RAE el término evolución. Un simple vistazo a los indicadores de información estadística, tan fríos como ciertos, de lo que era Andalucía cuando se constituyó en 1980 en comunidad autónoma a cómo respira en la actualidad, da una muestra del cambio vivido en la región, a la par que en todo el país, en poco más de tres décadas. Lo que se puede medir, no se discute.

Entre las transformaciones más significativos, y aunque los titulares podrían ser muchos, destaca la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, con una tasa de actividad que se ha más que duplicado (del 20,2% de 1980 al 51,9% en 2013). Los alumnos matriculados en estudios universitarios, por poner otro ejemplo destacado, han crecido excepcionalmente (de 89.556 a 234.789), así como el número de centros de atención primaria (de 233 a 1.514) o los kilómetros de autopistas y autovías (de 75 a 2.221). Este 28 de febrero de 2014 se cumple el 34º aniversario del referéndum de acceso a la autonomía por la vía del artículo 151 de la Constitución Española.

“El cambio más sustancial que se ha producido en Andalucía ha sido el desarrollo de los servicios públicos, particularmente la educación (que ha supuesto la erradicación del analfabetismo) gracias al marco autonómico”, apunta Isabel García, socióloga del IESA-CSIC sobre la progresión de Andalucía desde 1980. Destaca en concreto, como indica uno de los datos señalados, “el cambio en el papel de las mujeres, la modernización que ha supuesto el hecho de que lleguen a la Universidad y se incorporen al mercado laboral, a pesar de seguir ocupándose de la casa”.

“El avance en Andalucía sólo se puede percibir comparando la región, sus habitantes, su infraestructura actual con el pasado”, añade el Doctor Octavio Vázquez-Aguado, profesor del Departamento de Sociología y Trabajo Social de la Universidad de Huelva. La síntesis de indicadores que ofrecen información demográfica, económica, social, laboral, educativa y medio ambiental de Andalucía y las tablas generadas a través de ellos permiten una comparativa temporal de los datos disponibles al inicio de la autonomía andaluza con los más recientes de 2012 ó 2103.

Más, más diversos y más formados

Poblacionalmente, Andalucía crece al ritmo de España. Sigue siendo el 17-18% del país. Hay 1.980.124 habitantes más en la comunidad, en gran parte por las inmigraciones (de 1.355 registradas en 1988 a 45.487 acumuladas en 2012). El porcentaje de población extranjera ha pasado del 0,48% en 1981 al 8,65% en 2013. Vivimos más años de media, siete más aproximadamente por género, hasta los 78 ellos y casi hasta los 84 ellas. Ese aumento en la esperanza de vida no conlleva más emparejamientos. Nos casamos menos y con más edad (pasados los 30) y los hijos fuera del matrimonio han proliferado considerablemente, de una proporción del 3% al 36,6%.

“La tipología de matrimonios ha crecido significativamente. Ya no sólo hay matrimonios y parejas heterosexuales, sino también homosexuales, entre nacionales, y de nacionales con extranjeros y de extranjeros entre sí”, indica el profesor. Los hijos, dentro o fuera del matrimonio, como es sabido y la estadística corrobora, tardan más en irse de la casa familiar. Un 15,1% de los jóvenes entre 30 y 34 años permanecían con sus padres en 1980, mientras que en 2013 el porcentaje roza el 27%. Los mayores de 74 años, en cambio, viven más solos: de representar un 12% entonces, a un 26% en la Andalucía actual.

Uno de los datos que mejora significativamente tras la autonomía “tiene que ver con la generalización de la educación a todos los niveles, desde la práctica desaparición del analfabetismo a la existencia de diez universidades y más de 200.000 estudiantes universitarios”, añade Vázquez-Aguado. El analfabetismo, como también apuntaba Isabel García, y atendiendo a los datos, ha pasado de un 15,4% en 1980 en la población mayor de 16 años a un 3,4% en 2013. Destaca el profesor las escuelas de adultos, “que han permitido y permiten que miles de andaluces analfabetos hayan superado una situación de exclusión social”.

También en materia educativa, mientras ha ido decreciendo el número de hombres y mujeres únicamente con estudios primarios, el porcentaje de personas con estudios secundarios o superiores es de aproximadamente el 50% en el primer caso y supera el 21% en el segundo, hasta alcanzarse en 2012 los 234.789 alumnos matriculados en la Universidad (145.233 más que en 1980), según los datos del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía.

De la educación a la cultura. El número de bibliotecas públicas se ha triplicado (de 288 a 865), así como los fondos que acogen (libros, manuscritos, publicaciones), que han crecido de 3,1 millones a 8,9 millones. La producción editorial (libros y folletos), del poco más de medio centenar editado en 1980 a los casi 9.000 del último dato registrado en 2012. Según Isabel García, “la cultura ocupa un papel fundamental”. Apunta que “poco a poco se ha ido alejando del foklore más tradicional para transformarse en una cultura innovadora, valiente que refleja los valores y la creatividad de Andalucía que antes estaban ocultos por la tradición. En este sentido, la autonomía ha sido fundamental”.

Doble de paro y créditos y depósitos disparados

Si en educación y cultura la evolución es notable, las estadísticas del mercado de trabajo no son favorables: la tasa de paro se ha duplicado entre 1980 y 2013, del 17,4% al 36,3%.

Mientras la tasa de actividad de los hombres ha caído un poco en todos estos año, la de las mujeres ha crecido enormemente, como se destacaba al comienzo del texto. La incorporación de la mujer al mercado laboral se aprecia, principalmente, en los intervalos de edad a partir de los 25 años. Por ejemplo, entre los 25 y los 34 años, la tasa se situaba en 1980 en un 24,5% y en 2013 ha estado en el 84,8%, un cambio ciertamente significativo. También entre las evoluciones en positivo, el número de accidentes en el tajo, que era de más de 90.000 en 1980, mientras que en 2012 era de unas 65.000.

En aspectos puramente económicos, el peso relativo de Andalucía en el PIB nacional apenas ha variado: del 12,8% en 1980 al 13,5% en 2012. La aportación del sector primario al valor añadido bruto ha caído notablemente (era de un 12,6 y hoy es sólo del 4,3%), mientras el que más ha subido ha sido el del sector servicios (del 56,8% al 73,7%). En este sentido, el número de trabajadores eventuales agrarios subsidiados ha pasado de 156.142 en 1984 a 121.591 en 2012, en relación con la modernización de la economía.

Por otro lado, los créditos del sector privado en el sistema bancario (en millones de euros) eran de 966 en 1983 a 191.018 en 2012. Dichos créditos están directamente relacionados con la burbuja inmobiliaria, y ésta con el espectacular aumento de la renta bruta per cápita que, según las tablas del IECA, creció de 2.870 euros a 12.011 entre 1986 y 2011. También los depósitos se han disparado, de 14.158 a 98.310, en millones de euros. En definitiva, la mayor riqueza permitió el mayor endeudamiento.

Otras datos comparados de carácter económico que pueden resultar de interés son, precisamente al hilo de lo anterior, que el precio medio del m2 de la vivienda libre ha pasado de 276 euros en 1987 a 1.260 en 2013, o que las exportaciones e importaciones se han multiplicado por 25 en el primer caso y por 10 en el segundo. Las sociedades mercantiles creadas eran 1.641 en 1980, por las 15.371 de la actualidad. Uno de los sectores en los que Andalucía ha sido más fuerte, como ya es sabido, es el del turismo. En 1980, había 67.839 plazas en establecimientos hoteleros; en 2013 se cuentan 243.093. El número de pernoctaciones en hoteles era de 12,2 millones cuando arrancaban los 80; ahora son más de 43 millones.

La autonomía, clave

“Es cierto que muchos problemas responden a la estructura social y económica de Andalucía y son muy complejos para ser abordados y resueltos. La mayor parte de ellos son problemas históricos, como la propiedad y explotación de la tierra, que hoy siguen siendo un lastre de primera magnitud”, explica Isabel García. “Sin embargo, los andaluces siguen viviendo en el territorio, no existen zonas despobladas o desiertos como en otras comunidades; y eso se debe a la autonomía”.

En relación a esto se pueden destacar algunos otros datos que nos aporta el IECA y que responden al ámbito de la cohesión territorial y el medio ambiente. Por ejemplo, el parque de turismos era de 838.116 en 1980. En 2012, el número era de 3,7 millones. Los kilómetros de autovías y autopistas libres no llegaban al centenar en 1980 (75 kms); la red alcanza en la actualidad los 2.221 kms. Las hectáreas de espacios naturales protegidos al empezar la autonomía eran 320.325 por el 1,8 millones de ahora. Las estaciones de control y vigilancia de la contaminación atmosférica se han más que triplicado, de 32 a 105.

Ahondando en la cuestión económica, García comenta que sectores específicos como el agroalimentario o el aeronaútico han experimentado un gran desarrollo en los últimos años gracias a la I+D+i, pero otros como los servicios sociales (ahora minimizados) también supusieron un impulso económico y social muy importante para Andalucía. Y todo ello, de nuevo se puso en marcha en el marco de la comunidad autónoma“.

Para el profesor Vázquez-Aguado, un hecho especialmente destacado en estos más de 30 años de autonomía ha sido “el desarrollo de una infraestructura de atención a la salud que va desde los centros de salud de atención primaria a la red de hospitales”. Basten un par de datos extraídos del IECA para acompañar las palabras del profesor de la UHU: en 1986 había 233 centros de atención primaria, ahora existen 1.514: de 58 hospitales públicos en 1980 se ha pasado a 105. Añade también en este sentido “la red de servicios sociales comunitarios en Andalucía que, si bien tienen un recorrido menor que la salud y la educación, permiten atender las situaciones de dificultad social en toda Andalucía”.

El experto resalta por último los programas de control del embarazo y el programa de 'niño sano' que facilitan la atención temprana y precoz a todas las madres gestantes en Andalucía y a sus hijos en los primeros años de vida, así como los programas de tratamiento familiar que desarrollan los servicios sociales para apoyar a miles de familias con problemas.

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