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“El pacto contra la violencia de género se puso en el acuerdo de Gobierno PP-Ciudadanos a conciencia”

Marta Bosquet es la nueva presidenta del Parlamento Andaluz /Foto: Luis Serrano

Daniel Cela

  • La presidenta del Parlamento andaluz (Almería, 1969) promete “neutralidad” en su papel institucional y buscará el consenso para reformar cuanto antes el reglamento de la Cámara

Marta Bosquet (Almería, 1969) está resfriada. La segunda autoridad de Andalucía dirigió el miércoles un debate de investidura que esperaba más bronco, y su congestión agradeció el tono amable de sus señorías. Hace poco más de cuatro años, esta diputada de Ciudadanos gestionaba un despacho de abogados junto a su hermana, y ahora es presidenta del Parlamento de la undécima legislatura, la primera con un presidente del Gobierno andaluz de derechas -Juan Manuel Moreno- tras 36 años y medio del PSOE en el poder.

El nuevo presidente andaluz ha anunciado una auditoría en la Junta y promete “abrir cajones” y destapar “la herencia recibida”. ¿Cómo se encontró usted la Presidencia del Parlamento andaluz?

En la Presidencia del Parlamento no ha habido traspaso de poderes. A estas alturas, el anterior presidente todavía no me ha dado la enhorabuena, ni consejo ni indicación alguna. Me han llamado otros ex presidentes, como Javier Torres Vela y Mar Moreno, que ha sido muy, muy amable. Y yo se lo he agradecido.

Usted es de Almería. ¿Andalucía oriental siente tan lejano el Parlamento como la Junta?

Los almerienses siempre hemos tenido la sensación de que Sevilla quedaba muy lejos, tanto el Ejecutivo como el Legislativo. Mi principal reto es intentar acercar el Parlamento a la ciudadanía, a las ocho provincias andaluzas. La gente conoce el Gobierno, pero la actividad parlamentaria es la gran desconocida.

Es la segunda legislatura que demuestra que la fragmentación del Parlamento -con 5 grupos- hace necesaria una reforma del reglamento de la Cámara. Los dos últimos presidentes la abordaron sin éxito. ¿Cómo de urgente es para usted?

Es urgente porque hay muchas contradicciones entre el reglamento del Parlamento y el Estatuto de Andalucía. Además, con cinco grupos hace falta dinamizar más la actividad parlamentaria. Lo que carecía de sentido es que, hasta ahora, el grupo con más representación en la Cámara y, por tanto, el que podía presentar más iniciativas de control y fiscalización al Gobierno era justo el que sustentaba al Gobierno. Eso era una contradicción, seamos realistas. La mayor labor de fiscalización, obviamente, le corresponde a la oposición. En esta legislatura no se va a dar esta situación porque el partido con más diputados es el líder de la oposición.

¿Por dónde empezaría la reforma del reglamento?

Si vamos a abordar la reforma para solventar la composición de la Mesa del Parlamento, para no tener que cambiarla cada vez que entre una nueva fuerza política, lo mejor será hacer una reforma del reglamento en profundidad. No podemos ir parcheando según la casuística electoral. No me he puesto un plazo, pero ya lo he hablado con algún grupo.

La coalición Adelante Andalucía, con 17 diputados, está fuera del órgano de dirección de la Cámara. ¿Tendrán un miembro con voz y voto?

Para que estén presente con voz hay unanimidad, para que tengan voz y voto, no. Tendría que aprobarse una reforma por lectura única y eso requiere unanimidad de todas las fuerzas políticas. Pero todavía no me ha llegado una solicitud con carácter formal.

El 2 de diciembre se consumó la muerte del bipartidismo. Pero da la impresión de que esta legislatura reproduce dos bloques: uno de derechas y otro de izquierdas.

Y otro de centro.

De centro derecha.

De centro.

¿Ciudadanos no es de centro derecha?

No, Ciudadanos es de centro.

¿Usted percibe esa dinámica de bloques en el Parlamento?

Hombre, entiendo que ahora con la irrupción de una nueva fuerza política, quizá sí se están polarizando más los extremos. Pero ahora, más que nunca, está representado en este Parlamento la izquierda, la derecha y el centro. Si a un partido lo consideran o se considera de extrema derecha o de extrema izquierda, no me corresponde a mí decirlo.

¿Ve extrema la posición de alguna formación del Parlamento?

Para mí hay cinco fuerzas con la misma legitimidad que obedece a la voluntad de los andaluces expresada en las elecciones del 2 de diciembre. Yo las respeto por igual y me da igual que sean de un extremo u otro, porque yo me debo al Parlamento que representa a la voluntad de los ciudadanos.

¿No tiene una opinión personal sobre ello?

Tiene que entender que mi opinión ahora mismo ya no es personal, responde al papel que represento, que debe ser una figura neutral toda la legislatura. Quiero que todas las fuerzas políticas tengan la confianza de que esta presidenta va a ser objetiva, neutral y ecuánime.

Su predecesor en el cargo (Juan Pablo Durán) decía que él podía ser “justo”, pero no “neutral”. Porque al final tenía que votar con su partido (PSOE).

La neutralidad en la toma de decisiones que atañen a la actividad parlamentaria sí existe. Lo tengo clarísimo. No voy a usar ninguna artimaña o treta para favorecer a uno u a otro partido. Otra cosa distinta es que al final yo soy diputada de mi grupo y votaré con mi grupo cuando se presenten iniciativas, claro.

En la legislatura pasada usted fue ponente de la Ley contra la Violencia de Género. ¿Entiende el motivo de las movilizaciones de miles de mujeres ante el Parlamento y en toda España, organizadas por 200 ONGs feministas?Ley contra la Violencia de Género

Le voy a ser sincera: no lo entiendo, porque desde mi punto de vista no peligra en absoluto ninguno de los derechos de las mujeres en los que se han dado pasos importantes adelante. Tampoco puedo obviar que, hace dos días, yo misma estaba en la mesa de negociación de Ciudadanos y PP, tanto política como técnica, para llegar a esas 90 medidas de Gobierno. Yo redacté algunas de esas medidas y en concreto una que tiene que ver con esto mismo [el pacto contra la violencia de género]. Si esa medida está puesta en el acuerdo PP-Cs, está puesta a conciencia.

¿Y el acuerdo suscrito por PP y Vox?

Conozco ese acuerdo y tampoco se refleja nada contrario a esta cuestión. Todo el mundo tiene derecho a manifestarse, estas manifestaciones se hacen con carácter preventivo, no porque se haya adoptado una medida en contra. Las manifestaciones feministas me parecen lógicas como un aviso a navegantes al Gobierno, por lo que pueda hacer o no, pero no me preocupa porque el Ejecutivo de PP y Cs no refleja ningún paso atrás en violencia de género. Al contrario, se trata de mejorar y de dotar de recursos suficientes para que se puedan implementar las medidas de la ley aprobada en la pasada legislatura y en el pacto nacional suscrito en el Congreso. Miedo ninguno.

¿Comparte ese aviso a navegantes de las manifestaciones?

Entiendo las manifestaciones feministas como algo con carácter preventivo, pero no como protesta. No existen esos motivos de protesta, porque los partidos que van a gobernar no han suscrito ningún acuerdo contrario a la lucha contra la violencia de género. Si voy un paso más allá, sobre el pacto de PP y Vox, tampoco hay riesgo.

¿Estuvo en las movilizaciones del 8 de marzo el año pasado?

Sí, estuve en la manifestación de Almería.

¿Volverá a estarlo ahora que es presidenta del Parlamento? ¿Siguen existiendo los mismos motivos para manifestarse el día de la mujer?

Hombre, yo estaré siempre. No tengo absolutamente ninguna duda. Estoy a favor de la igualdad de la mujer y en contra de la violencia machista, sin duda alguna. Estoy en contra de toda violencia, pero contra la violencia machista más, porque además llevamos una semana muy desafortunada, en la que hemos tenido que lamentar varias víctimas. Todo lo que sea mejorar los derechos de la mujer es necesario. También fui ponente de la Ley andaluza de Igualdad, que se aprobó al final de la última legislatura.

El miércoles, el diario de sesiones del Parlamento registró, por primera vez en tres décadas, argumentos que niegan la violencia de género por parte de un grupo, Vox, que pide derogar tres leyes de igualdad que fueron aprobadas aquí con amplio consenso. Como segunda autoridad de Andalucía, ¿cómo se sintió al oír esas palabras?

En mi papel de presidenta del Parlamento, me tengo que limitar a escuchar lo que digan todos los grupos políticos. Pero creo que en mi respuesta a la pregunta anterior ya he sido clara.

En este Parlamento, el 90% de las iniciativas que se presentan son tramitadas por asentimiento. No ocurre así con las grandes cuestiones políticas. ¿Cree que la falta de voluntad de consenso va a cambiar en este mandato?

En lo que esté en mi mano, haré lo posible para que las grandes reformas que se requieren se lleven a cabo. Muchas medidas suscritas por los socios de Gobierno necesitan mayoría cualificada (más amplia), y espero que prosperen.

Un ex presidente de esta Cámara [Manuel Gracia] planteó una reforma para que los ciudadanos pudieran presentar proposiciones de ley, en incluso preguntar en las sesiones de control al Gobierno. ¿Ve posible desarrollar estas fórmulas de democracia directa?

No conozco esa propuesta, pero ahora voy a solicitar que me la pasen. No sería nada descartable que el ciudadano pudiera fiscalizar directamente, con una cierta regulación. Hay que acercar más el Parlamento al ciudadano, porque tenemos que rendir cuentas con ellos.

¿Cree que habría que suprimir las dietas a diputados en los meses inhábiles del Parlamento (enero y agosto)?

El tema de la dietas es sensible, cada uno se lo tiene que hacer mirar. Le pongo mi caso: yo soy de Almería. En la legislatura pasada me recorrí las ocho provincias, porque fui portavoz de la comisión de Igualdad y Política Social, presidenta de Justicia, portavoz de Agricultura…y no sólo consiste en mirar por tu provincia. No cobré ni un plus ni de mi partido ni del Parlamento por ir a hablar con los pescadores de Barbate (Cádiz) o por ir a Jaén o a Huelva. Igual hay diputados que no trabajan tanto y no les gusta moverse de su provincia. Habrá diputados a los que les sobren dietas y otros, como yo, que se quitan de su propio sueldo para hacer su trabajo mejor.

Ayer [por el miércoles] se consumó un cambio de ciclo en Andalucía con la investidura de un presidente del PP. ¿Qué le ha pasado a la izquierda en esta comunidad?

Andalucía ha estado muchos años bajo el mismo signo político. Y ahora han querido un cambio, que es lo que pasó ayer [investidura de Moreno]. Cada grupo debe hacer autocrítica, eso es sanísimo. Cuando las cosas no funcionan bien, hay que reflexionar. Estoy convencida de que ellos lo harán. Sobre todo, es importante no levantar los pies del suelo para no perderle el pulso a los ciudadanos, y eso es lo más peligroso que puede suceder. No creo que me haya pasado ni me vaya a pasar. A los míos les he dicho: si alguna vez me veis que empiezo a levitar, me dais una torta y me devolvéis al suelo.

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