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Memoria Histórica en Andalucía: un año en tres claves (y dos apéndices)

Utensilios para trabajos arqueológicos.

Juan Miguel Baquero

Un año (casi) de transición. La Memoria Histórica en Andalucía culmina un ejercicio de superación, de dificultades y crecimiento. De madurez, quizás. No contribuyó el convulso escenario político, con repetidos periodos electorales y el añadido de un cambio de Gobierno en la Junta. Pero sí las ganas, el empuje conjunto de sociedad civil e instituciones.

Queda atrás 2015, doce meses marcados por claves como la inconclusa Ley de Memoria Democrática, la continuidad de las exhumaciones de fosas comunes del franquismo y la recuperación de las subvenciones a proyectos memorialistas. Con dos apéndices, la existencia de en las calles de simbólos de apología fascista y la necesidad de justicia que reclaman las víctimas casi 80 años después de la génesis del terror franquista.

Un año de tránsito para las “políticas de memoria”, de evolución, solventado al final “con buena nota”, según fuentes del Gobierno andaluz. La administración regional pretende incrementar el esfuerzo a través de la Dirección General de Memoria Democrática, asociada ahora a la Consejería de Cultura, mientras cada vez más ayuntamientos y diputaciones provinciales prestan soporte a la causa memorialista. A década y media de brotar el movimiento civil, la Memoria Histórica sigue viva en Andalucía.

Clave 1. Ley de Memoria Democrática. El año 2015 tuvo un reto en clave institucional: aprobar el marco legal andaluz. Consumidos los doce meses, uno tras otro, el texto está a un paso de entrar en el Parlamento de Andalucía y queda, de nuevo, como meta para 2016. Tras el debate –y previsible aprobación– en la Cámara regional, la ley memorialista pondrá negro sobre blanco al ansiado camino de verdad, justicia y reparación.

Clave 2. Fosas comunes del franquismo. Recuperar los restos de las víctimas del alzamiento golpista y la dictadura es una cuestión básica cuando hablamos de memoria histórica. Un deber del Estado que España incumple y Andalucía sí asume. Con un lento goteo, la Junta está interviniendo a través de la Dirección General de Memoria Democrática en los más de 600 enterramientos ilegales que salpican la tierra andaluza.

Acaba el año con trabajos abiertos –Puerto Real (Cádiz), Adamuz (Córdoba) y Arahal (Sevilla)– y un número de exhumaciones culminadas con éxito –Paterna de Rivera (Cádiz), Zalamea la Real (Huelva), Obejo (Córdoba) y Camas, La Campana y El Madroño (Sevilla)– que dejan más de un centenar de víctimas recuperadas.

Clave 3. Subvenciones. Recuperadas, cuando todo parecía indicar lo contrario. Unas ayudas que estaban pendientes de solventar desde 2014, como informó eldiario.es Andalucía, y que salen de la maraña burocrática para subvencionar proyectos de investigación y difusión sobre temas relacionados con la Memoria Histórica. Casi 100.000 euros, que pendían de un hilo, llegan de este modo a colectivos y asociaciones que realizarán libros, jornadas, documentales, indagaciones históricas… Se pierde, eso sí, la convocatoria 2015, pero hay garantía de continuidad el próximo ejercicio 2016. Andalucía es la única región que mantiene hasta ahora este tipo de subvenciones.

Apéndice 1. Simbología. Es un tema pendiente. La simbología del franquismo está presente en calles y plazas de casi cada rincón del país. Pueblos y ciudades mantienen esa herencia, a veces incluso más allá del nomenclátor. La comunidad andaluza no es menos. Puede pasar por un detalle, un exceso de celo memorialista, un estiramiento de la reparación a las víctimas... al final es educación social, cultura democrática de base. Apología del fascismo sí o no, tan sencillo como eso, cuestión resuelta en otros países desde hace lustros.

Apéndice 2. Querella Argentina. Sigue ahí, como esperanza en la justicia universal. El sistema jurídico español da la espalda por sistema a las víctimas de la represión franquista. España, para no procesar los crímenes del franquismo, se ampara en la preconstitucional ley de Amnistía de 1977 y ni siquiera asume el reclamo que llega desde Argentina. Los querellantes siguen su camino, a contracorriente la mayoría de ocasiones, y han logrado hitos como declarar en juzgados españoles. ¿Qué puede hacer Andalucía? Admitir la necesidad de justicia es una de las principales vías para la reparación. La verdad, como objetivo. Una senda que han abierto ciudades como Pamplona y Zaragoza aprobando sendas querellas presentadas ante los juzgados de instrucción para que se investiguen los delitos de lesa humanidad cometidos por los golpistas.

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