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Teresa Rodríguez intenta frenar el malestar en sus filas por el agravio a los diputados por Andalucía

Rodríguez y Maíllo abrirán campaña en un acto de Unidos Podemos en Sevilla

Olga Granado

La secretaria general de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, ha defendido este fin de semana que los 11 escaños conseguidos por Unidos Podemos en el territorio en las últimas elecciones generales tendrán “bancada y portavocía” propias en el Congreso de los Diputados, lo que confirmaría que han conseguido lo que habían pedido de manera unánime desde el Consejo Ciudadano Andaluz (CCA) para estar en el mismo nivel que los compañeros de Cataluña y Galicia, quienes en realidad han conseguido mucho más.

Por eso, son varios en sus filas, comenzando por la mitad de esos diputados, los que intentan hacer ver que lo que el Consejo Ciudadano Estatal (CCE) ha concedido a Podemos de Andalucía -igual que a los vascos que se habían sumado a esta demanda- les discrimina con respecto a lo otorgado a catalanes -que se presentaron como En Comú Podem- y gallegos -En Marea- que tendrán cada uno un portavoz adjunto integrados en el grupo confederal, que por si no queda claro se llamará: Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea.

En cambio, la respuesta que el CCE envió a los suyos en las otras dos comunidades autónomas históricas, tal y como adelantó este digital, fue más o menos que podían sentarse todos juntos en el Congreso de los Diputados y que tendrían un interlocutor para la prensa. De hecho, sobre el portavoz que pedían, la contestación del CCE, órgano que tenía la última palabra, fue que podían nombrar a uno para ejercer “en la comunicación de la acción parlamentaria a los medios de comunicación de la circunscripción o comunidad autónoma de referencia”.

La situación ha generado división entre los que ven frustradas las expectativas y los que, con su líder a la cabeza, pretenden que no se convierta esto en un nuevo frente. De ahí la entrevista de Teresa Rodríguez con la agencia Europa Press -la única en la que se ha pronunciado hasta el momento sobre la respuesta que les ha remitido el CCE a esta petición- en la que se ha esforzado -sin entrar a fondo- en recalcar que lo conseguido “les permitirá ocupar tiempo en los debates para hablar de Andalucía”, por cierto la comunidad autónoma que más escaños tiene en el Congreso de los Diputados (61).

Ha reconocido que la concesión es “en los mismos términos” que para los vascos y punto, porque sabe que no es igual que para catalanes y gallegos, que ya tenía estatus de subgrupo tras el 20D. De momento, los dirigentes desde el País Vasco no han valorado tampoco con carácter negativo este varapalo, en la línea de lo hecho por la dirección de Podemos en Andalucía, pero hay miembros del partido que piensan hacerlo cuando este lunes se pronuncie el CCA.

En realidad esta situación es reflejo del complicado equilibrio de fuerzas en Podemos de Andalucía, donde la sintonía de los últimos tiempos de su líder y equipo más cercano con el secretario general del partido, Pablo Iglesias, lidia con la presión de los más afines a Íñigo Errejón. Fueron precisamente los errejonistas los que más pelearon por conseguir el mismo tratamiento en el Congreso de los Diputados que las otras comunidades autónomas históricas. Comenzando por que la coalición electoral con IU y otras fuerzas fuera nominada en este caso como Unidos Podemos por Andalucía.

Neutralizar un arma de doble filo

En paralelo, esta aspiración de una identidad demasiado independiente en el Congreso de los Diputados preocupó en el entorno de Teresa Rodríguez, que temía perder el control. Y es que sabía que los errejonistas -que tienen en el diputado por Sevilla Sergio Pascual uno de sus puntales en Andalucía- intentaban con esta demanda una jugada maestra porque ella no podía oponerse a esta petición después de haberse pasado las dos últimas campañas de las elecciones generales envuelta en la bandera blanca y verde. Sólo el número 2 de Teresa Rodríguez, el secretario de Organización en Andalucía Jesús Rodríguez se atrevió a expresar sus dudas de que fuera necesaria la fórmula del subgrupo como si fueran una confluencia. Súmese a esto que comenzó a crecer con fuerza la opción de que la portavocía fuera para una errejonista: la diputada por Granada Ana Terrón.

Todo esto explica que para la dirección regional lo conseguido esta semana sea lo adecuado a sus expectativas y también a sus intereses por no perder el control sobre estos diputados -entre otras cosas se ha reservado la coordinación con los mismos de la agenda propia que quieren llevar de Andalucía a la Cámara Baja- mientras que para los que soñaron con un tratamiento y una identidad igual que la brindada a En Comú Podem y En Marea se han dado cuenta rápidamente que les han frenado en seco y con ello también la posibilidad de que Podemos aproveche este escenario para competir con los socialistas que históricamente se han apropiado del andalucismo. Cosa que, además, entienden menos cuando son el segundo grupo más numeroso de diputados de la formación (11), tras Cataluña (12) y muy por delante de los gallegos (cinco) o los vascos (6) que querían lo mismo.

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