David Couso: “La querella por el asesinato de mi hermano José continúa viva”
Porta una camiseta roja con la leyenda 'José Couso. Crimen de guerra. Investigación y Justicia'. David Couso cuenta la historia de manera directa, cruda. “Pese a quien le pese, a día de hoy la querella por el asesinato de mi hermano José está abierta, continúa viva”. El 8 de abril de 2003, el proyectil disparado desde un carro de combate del ejército de Estados Unidos (EEUU) mató a su hermano. El hotel Palestina, en Bagdad (Irak), no era un refugio, sino una trampa. La familia Couso emprendió entonces la única causa judicial abierta en el mundo contra militares del Pentágono, a punto de caer tras la amputación de la justicia universal por el Gobierno del PP y sostenida por el auto del juez Santiago Pedraz que defiende su continuidad.
En estos 11 años, la conferencia 'Justicia Universal y Derechos Humanos' ha pasado por más de 20 países. A Sevilla llega en los actos del denominado Abril Republicano. David, hermano del cámara y reportero gráfico, habla de su pérdida, de la “invasión ilegal de un país”, del control de la información, de la impunidad del poder y de justicia universal. Incluso, apunta, no es posible “dejar de lado a nuestros compatriotas tirados como perros en las cunetas de este país”, desaparecidos del régimen franquista que “sin justicia” yacen enterrados en fosas comunes. “Todo va relacionado”, subraya.
“Lo mató una organización terrorista, el ejército de EEUU”
En el proceso de investigación, la familia señala al juez Pedraz como actor clave. Con actuaciones como el desplazamiento a Irak en 2011 para “documentar gráficamente” la distancia que había entre el puente desde el que atacaron las fuerzas armadas y el hotel Palestina. Y ahora, con el recorte en la aplicación de justicia universal sorteado tras un auto de 11 páginas que el magistrado emitió el 17 de marzo y que alude a las Convenciones de Ginebra como parte del ordenamiento jurídico español.
“Pedraz le dijo al Ejecutivo que si no están de acuerdo con este tratado internacional, váyan al artículo 96 de la Constitución Española y lo modifiquen, pero con una ley orgánica no pueden acabar con el concepto de jurisdicción universal”, resume David Couso. Y archivar “no sólo” el proceso de José Couso, también “de Tíbet, Sáhara, Palestina, unos curas del País Vasco muertos en El Salvador, Guatemala, Chile…”. Casos que acuden “buscando justicia” en lo que califica de “verdadera Marca España”. Como el de José Couso: “A mi hermano lo que lo mató fue una organización terrorista, el ejército de EEUU”.
¿Por qué fue un ataque coordinado? “Aquella mañana –relata David Couso–, el 64 Batallón A de la III División Acorazada de EEUU lleva a cabo una operación contra tres sedes de prensa internacional”: Al Jazeera, produciendo la muerte del productor Tareq Ayyoub, y Abu Dhabi, ambas con cámaras que emitían en directo y contra el hotel Palestina. “En la planta 15, encima de José, se encontraba la agencia Reuters”, también con emisión directa. El disparo de un tanque M1 Abrams mata en el acto al periodista ucraniano Taras Protsyuk. Couso, en la terraza del piso inferior, es herido de gravedad y muere en un hospital, como narró desde Bagdad la periodista Olga Rodríguez. Un día antes, había fallecido el también periodista Julio Anguita Parrado.
Del control de la información al “periodista empotrado”
“Lanzaban un mensaje claro a la prensa”. La necesidad de controlar la información, según Couso, llevó a retomar en la invasión de Irak “la figura del periodista empotrado, que no se utilizaba desde Vietnam”. Fue, asegura, “un intento de silenciar” lo que ocurría en aquella guerra. Las versiones oficiales del ataque a periodistas, las que provienen del Pantágono, no las creen. Con la tecnología de aquellas unidades acorazadas de artillería “poco más que a mi hermano José le estaban viendo el color de los ojos”. La llegada al hotel Palestina fue, además, por indicación de “sus compañeros de la CNN”, en teoría para tener más seguridad, mientras “el sargento Gibson fue el autor material del disparo, no un chaval rebosante de miedo, fue un sargento profesional curtido con muchos años de experiencia en contiendas militares”.
“Lo que les interesa”, a EEUU, “es controlar el relato, cómo se cuenta la información”. Por ejemplo, cita: “una noticia que se emite en CNN, en el canal de Youtube, tiene tres millones de visitas, pero la misma noticia en RT (Russia Today) la ven cerca de 300 millones de personas”. Y claro, “el enfoque de la cámara es totalmente diferente”. Tras la invasión aliada, han muerto cerca de 400 reporteros en Irak, según cifras del Sindicato Iraquí de Periodistas. “Ni en la Segunda Guerra Mundial se asesinaron a tantos”, afirma David Couso.
No es la única cifra incómoda “después de la democratización”: La mortalidad infantil ha crecido un 150% y el 70% de la población no tiene acceso a agua potable, según la ONU y Acnur, el Gobierno iraquí informa de cinco millones de huérfanos y 2,7 millones de desplazados internos, Amnistía Internacional habla de 30.000 presos sin juicio… Son, en palabras de Couso, “crímenes de guerra que ni se persiguen ni se condenan” mientras el Pentágono funciona con un presupuesto “de 4.700 millones de dólares al año para controlar la información” y así “limitar las guerras a escenas de videojuegos con las que separarnos del sufrimiento de la población”.