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La dirección nacional del PP fulmina a la cúpula granadina para controlar el partido desde Madrid

Teodoro García Egea (izquierda) ha destituido a Pablo García (en el centro) para tener mayor control sobre el partido en Granada

Álvaro López

Granada —

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La batalla interna que vive el Partido Popular en Granada ha alcanzado su cénit con la purga que la dirección nacional ha llevado a cabo. La dimisión inesperada en enero del que fuera su presidente durante 13 años, Sebastián Pérez, ha dado pie en los últimos meses a un juego de sillas que desde la calle Génova han querido cortar de raíz. Según avanzó el Ideal, Madrid quiere destituir al que ha sido el presidente de los populares granadinos este año, Pablo García, para poner a otro político más dócil al frente.

Este medio está en disposición de afirmar que la destitución ya se ha producido y que la cúpula nacional del partido, encabezada por Teodoro García Egea, está esperando a que García ordene su marcha para hacerla oficial. Tras ese anuncio, el PP granadino pasará a estar dirigido por Francisco Rodríguez, alcalde de Alhendín (Granada) desde 2011, un político de menor peso en la estructura provincial del que ha acumulado desde hace décadas Pablo García y el resto de nombres clave que sonaban para ser algún día presidenciables.

Pero lo que ocurre con estos cambios en los populares de Granada tiene una lectura principal y varias colaterales que son consecuencia de ésta. Lo que se traduce de la destitución de García y nombramiento de Rodríguez es que Génova quiere evitarse problemas futuros y controlar la estructura provincial. No es algo novedoso, pues Sebastián Pérez dimitió en enero lamentando el excesivo intervencionismo del apartado que lidera Pablo Casado en Madrid.

La dinamita del intervencionismo

De hecho, la actual Alcaldía de Granada se decidió en los despachos de las direcciones de Ciudadanos y PP en la capital de España en el conocido como 'pacto del WhatsApp'. Ambos gobiernan la ciudad de la Alhambra en coalición después de que se repartieran diferentes administraciones entre las que se encontraba el Ayuntamiento de Granada y la Diputación de Málaga. Aquel acontecimiento, ocurrido en junio de 2019, comenzó a dinamitar por dentro la estructura de un PP local ya debilitado tras varios años de guerras entre los afines a Sebastián Pérez y quienes le discutían el liderazgo, más próximos al exalcalde granadino y detenido en la ‘Operación Nazarí’, José Torres Hurtado.

Desde que Madrid intervino para darle el bastón de mando de Granada a Ciudadanos y quitársela a Sebastián Pérez, cuya candidatura logró cuatro concejales más que los naranjas, los puentes entre la dirección local y nacional se habían destruido. La dimisión de Pérez pareció calmar el ambiente por la apuesta nacional de colocar a Pablo García, hasta entonces secretario general de los populares granadinos, como presidente en espera del siguiente congreso que eligiera a su sucesor.

Según explican fuentes internas del PP, el principal problema es que en estos meses la confianza madrileña en García se ha ido desgastando por intrigas palaciegas alentadas por Pablo Hispán y José Antonio Robles. Hispán, diputado y Robles, senador, ambos por Granada, han tratado de tejer una red de influencias para debilitar al aparato granadino con el fin de facilitarle a Teodoro García Egea que nombrara a cargos de confianza en la provincia.

Una reunión el pasado fin de semana, calificada por voces internas de “tensa y desagradable”, acabó con la destitución de Pablo García. En ella, la dirección nacional del partido le transmitió la pérdida de confianza por un cierto inmovilismo por no haber puesto orden sobre todo en el grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de Granada donde Sebastián Pérez sigue haciendo y deshaciendo en contratos de servicios clave como la limpieza y el agua. Ese ha sido el principal argumento, pero fuentes internas del partido niegan la mayor y apuntan a un baile de intereses.

Pablo Hispán, hombre clave

Pocos afiliados del PP de Granada dudan del peso de Pablo Hispán en las decisiones políticas que se han tomado en los últimos años desde que Casado lidera el partido a nivel nacional. Hispán, que es un diputado tildado de paracaidista porque representa a Granada, pero nació en Madrid y ha pasado por varios puestos de relevancia hasta encontrar acomodo en el Congreso de los Diputados, se ha situado como una de las figuras con más poder entre Granada y la capital de España.

Entre él y José Antonio Robles han tratado de mover piezas para que la dirección local quedase mermada. Hispán trató de colocar a Robles como secretario general en Granada para que este fuera quien manejase los hilos, pero la apuesta no salió y este verano ha aprovechado para barajar las cartas en favor de Francisco Rodríguez. Un candidato que también es del agrado de Robles porque ambos mantienen buena sintonía y no le cierra el paso de cara a futuras primarias por tener menor influencia provincial.

Dicen de Hispán que ha sido él quien más ha influido en la toma de decisión de Teodoro García Egea. Que su poder le ha permitido convencer a Génova de que políticos clave como Pablo García o Marifrán Carazo (consejera de Fomento) no deben ser los que lideren el partido, aunque ambos mantengan la ilusión de hacerlo. De hecho, este medio ha podido saber que García se encuentra decepcionado y molesto por haber perdido una presidencia a la que siempre aspiró.

Calma tensa

Con este golpe de mando llevado a cabo por Madrid, Granada parece quedar a merced de las decisiones de Génova, salvo que vuelva a aparecer otro verso suelto o Sebastián Pérez acabe cumpliendo con las amenazas que desliza en los pasillos del Ayuntamiento de Granada. Pérez, el último díscolo que queda visible en el PP, sigue insistiendo en que él debe ser alcalde porque en su momento dijo haber pactado la alternancia con Ciudadanos a los dos años de mando de los naranjas.

Como ese escenario es improbable que suceda, Pérez sigue alentando situaciones que en otros tiempos parecerían inviables, pero que, tras su dimisión como presidente provincial y su aislamiento del resto de concejales populares, no se pueden descartar. Entre ellas, el rumor más inverosímil, pero en absoluto descartable, pasa porque Sebastián acabara dándole la Alcaldía al PSOE de Francisco Cuenca a través de una moción de censura con su acta.

Esa es la mayor preocupación de un PP que lleva meses ofreciendo cargos a Sebastián Pérez para evitar males mayores, pero sin que haya aceptado ninguno, según explican fuentes internas del partido. Por lo demás, en Génova esperan que con el nuevo presidente provincial se acaben las disputas por lograr ese puesto ya que se aspira a que las próximas primarias sean un paseo sin candidatos alternativos, puesto que los que había ya han sido purgados.

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