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Lepe abre una residencia de temporeros inmigrantes para intentar poner fin a 25 años de chabolismo

Patio central de la residencia recién inaugurada en Lepe.

Fermín Cabanillas

Lepe (Huelva) —

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Desde que en 1999 se levantasen las primeras chabolas en municipios freseros de la provincia de Huelva, el paisaje de casas de cartón y plástico se ha ido multiplicando poco a poco, hasta convertirse en un verdadero problema social y humano. 

Al principio eran unas pocas repartidas por campos de Lepe y Moguer, pero fueron creciendo hasta mutar en poblados enteros con gente de muy distintos países -la mayoría del África subsahariana-, que además no viven en esas chabolas unos meses al año, sino que están allí mientras tienen trabajo en los campos de alrededor, con lo que casi nunca abandonan las infraviviendas.

Mientras que en municipios como Moguer o Lucena los asentamientos chabolistas están en mitad del campo, lejos de las casas de los otros vecinos de estos municipios, en Palos de la Frontera los inmigrantes están asentados junto a un polígono industrial. Durante muchos años, el mayor asentamiento de Lepe estaba lejos de las casas, junto al cementerio, pero el crecimiento urbanístico del municipio se fue acercando hasta que la población migrante empezó a compartir espacio con un moderno parque comercial.

El pasado abril se inauguraba una residencia pionera para trabajadores temporeros de Lepe, financiada al cien por cien por la Junta de Andalucía y ejecutada por el Ayuntamiento, con capacidad para 152 personas. Es pionera por muchas razones, entre otras porque, además de alojamiento, ofrece servicio de inserción sociolaboral y pretende erradicar los asentamientos chabolistas. Ya hay una treintena de personas de varios países que viven en sus instalaciones.

Para sacarla adelante, la Junta de Andalucía aportó 454.000 euros junto a la gestión de la Consejería de Inclusión Social para gestionar 890.972 euros de fondos Next Generation para las obras de eficiencia energética y también para la instalación, impulsada por el consistorio, de diversos módulos para alojamientos temporales. El Gobierno de España adecuó los alrededores del centro dentro del marco del Programa de Fomento de Empleo Agrario (PFEA).

Y todo sobre las obras del albergue proyectado en Lepe años atrás, que nunca se terminó de sacar adelante, y cuyo esqueleto seguía en pie en el Polígono El Chorrillo. Curiosamente, el edificio destinado a terminar con los asentamientos estaba pegado a muchas de esas chabolas.

Esta residencia dará alojamiento a 152 personas, y cuenta con 38 habitaciones para cuatro personas cada una, todas equipadas con baños y aseos. También dispone de zonas de comedor y cocina, lavado y planchado, sala de usos múltiples, zona administrativa y de gestión, o aulas y talleres. El edificio está gestionado por la Fundación Samu mediante una concesión del Ayuntamiento de Lepe y es autosuficiente económicamente con el apoyo de las diferentes administraciones.

El objetivo es que las personas que van a trabajar en el campo dispongan de un alojamiento digno, a un precio adecuado a su situación. Tienen una cuota que son 5,25 euros al día, que son 157,50 euros al mes, y pueden estar en sus instalaciones hasta un máximo de tres años.

La cuota se paga a la Fundación para el sostenimiento de las instalaciones, y sirve, además, “para que estas personas, como ellas mismas demandan, no tengan nunca la sensación de que se les está regalando nada”, sino que pagan una cantidad simbólica pero que sale de su bolsillo. No hay que olvidar que tener contrato de trabajo es una de las condiciones para vivir en la residencia.

De momento, “la vida en el centro es tranquila, no hay conflictos, no hay ningún tipo de incidentes”, explican a eldiario.es/andalucia desde SAMU, que destacan que las personas que están ahora mismo allí están acostumbradas a convivir con otras compartiendo espacios.

Se trata de “cubrir sus necesidades básicas”, que en su primera fase contempla alojamiento, alimentación, aseo personal…, todo lo que suponen “las coberturas de unas necesidades básicas de una persona”, pero el objetivo es ir más allá “y que estas personas puedan emanciparse con una situación regularizada”. 

En una segunda fase interviene un equipo técnico de orientación sociolaboral, “bien para regularizar la situación de estas personas, en el caso de que necesiten ayuda en los trámites de papeleo de su documentación o bien para orientarlos a la hora de cambiar de trabajo, de formación o para que mejoren esos sus condiciones laborales”. 

Con todo, “va más allá que lo que es el alojamiento puro y duro, para que nos entendamos”, en un lugar que, durante el día, prácticamente está vacío, porque todos los usuarios son trabajadores del campo, y se van muy temprano a trabajar, para volver por la tarde.

Todas las personas que viven en esta residencia pasan un filtro anterior del Ayuntamiento de Lepe, de modo que se valora si efectivamente reúne todas las condiciones para beneficiarse de este servicio. Una vez que se certifica, comienza a vivir en la residencia. “Son personas que llevan muchos años trabajando en los asentamientos de chabolas y conocen perfectamente a estas personas, cuáles son sus necesidades, el tiempo que llevan allí, sus condiciones de vida, y son ellos los que derivan al centro de Fundación a una persona u otra”, explican, de modo que no existe el modelo de “gente que llega a la puerta, llama y entra a vivir”.

Para el alcalde de Lepe, Juan Manuel González, poner en marcha esta residencia es “todo un hito” en la lucha contra el chabolismo. No hay que salir de esta misma localidad para encontrar en la hemeroteca sucesos relacionados con estos asentamientos, sobre todo incendios sin autor reconocido, incluso con víctimas fallecidas. 

Ahora, se pone en marcha algo “que siempre ha sido de gran interés y preocupación para nosotros”, porque el alcalde no obvia “la vital importancia de la mano de obra externa en la producción agrícola, pero también entendemos la necesidad de que estas personas vivan en condiciones dignas”, y ahora se ha dado el paso necesario para ello.

El alcalde pone el foco en cómo históricamente ha habido acuerdo entre el PP, el PSOE, Ciudadanos o Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Lepe a la hora de sacar adelante iniciativas como ésta, de modo que el edificio “ejemplifica la unidad institucional y es un testimonio del esfuerzo conjunto” para acabar con el paisaje de las chabolas en los campos leperos.

La mano de obra necesaria llega desde fuera

A principios de los años 80 se plantaron las primeras fresas en la provincia de Huelva, gracias al empresario sevillano Antonio Medina Lama. Impulsó en el litoral onubense un modelo cooperativo que ha permitido colocar a España como primer exportador mundial de fresa. De cada cien fresas que comen los europeos, 94 se producen en Huelva.

Cuando comenzaron a crecer las plantaciones freseras en la zona se realizó un casi instantáneo “efecto llamada”. En Lepe se formaron colonias de gentes de Las Cabezas de San Juan, Lebrija o Alcalá del Valle. Algunas iban a diario a coger fresas y otras se quedaron a vivir en el pueblo. En 1981 Lepe tenía 13.000 habitantes. Hoy día roza los 30.000. En su padrón hay más de 63 países distintos.

Los primeros países en aportar inmigrantes para coger fresas fueron, en 1995, Polonia y Rumanía. El 14 de marzo de 1997 el entonces responsable de inmigración, Mohamed Ahgan, alertaba de que un centenar de inmigrantes magrebíes que trabajaban en la campaña de la fresa de Huelva están viviendo en la calle en los municipios productores de Palos de la Frontera, Moguer, Lepe y en menor medida en Cartaya. Dos años después se montaba el primer asentamiento chabolista.

En 2000 se contabilizaron 18 asentamientos en Palos de la Frontera, Moguer, Bonares, Almonte, Lepe y Cartaya. La cifra nunca ha dejado de subir. Solo en el terreno situado junto al cementerio de Lepe han llegado a vivir más de 500 personas. 

Cada año el Servicio Andaluz de Empleo publica la oferta de mano de obra para recoger fresas en Lepe. Para la recogida que comenzó en febrero no se cubrió ni el 10% con mano de obra local. Hubo que buscar a 7.000 inmigrantes contratados en origen. Son cifras que dan una idea de la importancia de la mano de obra externa en este cultivo en concreto, y también, leídas entre líneas, hablan de que el trabajo en el campo de la costa de Huelva es todo un imán para el bienestar de muchas personas, tengan o no una vivienda concertada para vivir en el pueblo.

Y, en demasiadas ocasiones, más que una vivienda han tenido un peligro de cartón y plástico que es carne de incendio a la menor ocasión. 

Hay contabilizados más de 50 incendios de más o menos importancia en estos asentamientos. Uno de los más graves se produjo el 25 de septiembre de 2023 en Palos de la Frontera, con 200 infraviviendas arrasadas en cuestión de minutos. Ese día no hubo víctimas mortales de verdadero milagro, pero no siempre ha sido así. El 21 de abril de 2022, un joven de origen marroquí de 27 años no podía salir a tiempo de su chabola junto al cementerio de Lepe cuando se inició un incendio y falleció en el suceso.

En el cementerio de Lepe hay una serie de nichos con solo una cifra donde están enterrados algunos de los inmigrantes que han acudido al pueblo en busca de una vida mejor y han terminado en una tumba anónima.

El Plan EASEN

Lepe es el primer municipio en aplicar un plan de erradicación del chabolismo. Es el Plan Estratégico para la erradicación de asentamientos informales e infraviviendas y la inclusión social de personas residentes en zonas agrícolas de Andalucía conformadas por población inmigrante (Plan Easen), con una línea de subvenciones de cinco millones de euros dirigidas a las entidades locales para ofrecer recursos habitacionales temporales a la población temporera migrante.

El primer Plan Estratégico para la erradicación de asentamientos informales e infraviviendas y la inclusión social de personas residentes en zonas agrícolas de Andalucía conformadas por población inmigrante (Plan EASEN), tiene como objetivo diseñar propuestas y coordinar a las distintas administraciones públicas para la integración residencial y sociolaboral de las personas que residen en estos asentamientos.

Asimismo, y dentro de una estrategia regional conjunta con las entidades locales, se colabora para la puesta en marcha de planes locales y/o comarcales de intervención integral en asentamientos e infraviviendas asociadas ubicados en cada uno de sus términos municipales.

En Andalucía, la existencia, en algunos municipios, de asentamientos informales e infraviviendas asociadas donde residen personas de origen migrante, es una realidad que se repite, al menos, durante los últimos 25 años, y que impacta especialmente en Almería y Huelva, aunque no son las únicas provincias en las que están presentes. 

Además, la compleja naturaleza de la integración hace necesaria la implementación de mecanismos de coordinación y cooperación de los gobiernos locales, autonómico y central en aquellas actuaciones que se centran en estas zonas. Por ello, todas las actuaciones que se prevén en el marco de este plan se desarrollarán sobre los municipios, con la imprescindible implicación de la administración local y con medios reforzados del resto de administraciones públicas. 

En definitiva, este I Plan Estratégico para la Erradicación de los asentamientos informales en Andalucía pivota esencialmente sobre las entidades locales, que desarrollarán sus propios planes adaptados.

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