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Centenares de temporeros en Jaén duermen en la calle en plena pandemia: “La Junta ha llegado tarde”

Un temporero descarga las aceitunas recogidas en un camión

Javier Domínguez Reguero

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La pandemia de COVID-19 marca este año el devenir de la campaña de la recogida de aceituna en Jaén. La temporada arranca con una red de albergues mermada y con muchos temporeros sin solución habitacional. “Anoche (por el pasado lunes) había 150 personas al raso en Villanueva del Arzobispo, más de 90 en Mancha Real y unas 50 en Jaén capital. Puede haber unas 400 personas durmiendo en la calle en la provincia”, dice la concejala delgada de Políticas Sociales, Vivienda y Rehabilitación del Ayuntamiento de Jáen, Ángeles Díaz. Y en la capital, como apunta, no está el problema: “El verdadero pulso está en Linares, donde llegan los temporeros para continuar buscando trabajo en los pueblos de la sierra”.

Las escenas de temporeros durmiendo en la calle no son nuevas. Tras la falta de alojamiento para los temporeros sin hogar durante la campaña de la fruta el pasado verano en Lleida, el presidente de la Diputación de Jaén, Francisco Reyes, quiso ser precavido. A mediados de agosto pidió a la Junta de Andalucía que realizase un “protocolo específico” para la campaña de la aceituna. Tuvo que esperar semanas y, con la recogida de la aceituna ya en marcha, se presentó el pasado 12 de noviembre. “La Junta ha llegado tarde porque tenemos temporeros dando vueltas por nuestros pueblos desde hace un mes”, recalca Reyes. La Diputación de Jaén tilda al Foro Provincial de la Inmigración, órgano de la Junta de Andalucía encargado de supervisar la campaña oleícola, de “haber improvisado”. “Llega tarde, pero se debe a la situación tan cambiante que tenemos”, dice el alcalde de Villacarrillo, Francisco Miralles (PP).

Jaén cuenta con una red de 18 albergues repartida por todo su territorio para la atención y ayuda a los temporeros. Este año, solo 13 albergues están abiertos debido a que municipios como Ibros o Villanueva de la Reina no han podido adaptar los suyos a las medidas preventivas por el recorte de la ayuda económica del Gobierno andaluz. La reducción del aforo a un tercio hace que sólo haya 300 plazas disponibles de las 656 del año pasado. Ante el déficit de camas, la Junta no ha previsto habilitar espacios alternativos y los temporeros se ven forzados a dormir en la calle. En consecuencia, crece el riesgo de expansión y de contagio por coronavirus.

Desde Cruz Roja, que junto a Cáritas asiste a los temporeros durante la campaña, explican que todos los años hay personas sin alojamiento porque han agotado su tiempo de estancia en el albergue (tienen 4 días para conseguir un contrato) o porque deciden no hacer uso de estos por distintas razones. “Pero en otros años no hay tanta gente en situación de calle por lo que este aumento está marcado por la reducción de la capacidad de los albergues por las medidas Covid”, dice el adjunto a la Dirección de Cruz Roja en Jaén, Paco Lendínez.

Desde la Consejería de Salud defienden que no hay falta de previsión. Apuntan a la capacidad de la red de albergues, que sin embargo está limitadada por la crisis sanitaria. También hablan de los centros de evacuación situados en Jaén y en Villacarrillo, pero estos sólo admiten a personas ya contagiadas. Así, la responsabilidad para dar cobijo a los temporeros sin alojamiento ha recaído en los Consistorios. “Estamos tirando de todas las concejalías y de todos los recursos para ver si podemos abrir otros espacios. Pero 20 plazas más no van a resolver nada”, subraya Díaz.

“El problema es el riesgo y la seguridad”

Con todo, el Ejecutivo andaluz ha recortado las ayudas económicas para los albergues de temporeros. Este año la cuantía presupuestada es de 150.000 euros frente a los 309.000 euros de 2019. El Consistorio de Jaén capital (PSOE), con la mayor asignación, recibirá 42.000 euros, lejos de los casi 70.000 que había solicitado. “Estamos asumiendo a pulmón todos los gastos y nos sentimos desatendidos”, recalcan fuentes municipales. Reyes no concibe que se reduzcan las ayudas a sabiendas de que “hay una campaña complicada y grande, favoreciendo el efecto llamada, y encima con el problema que tenemos de la COVID-19”.

La Consejería de Salud y Familias ha realizado una inversión de 1,5 millones de euros para hacer frente al operativo Covid-19 que cuenta con un total de 234 profesionales para atender este dispositivo. Este protocolo ha sido desarrollado por la delegada territorial de Salud y Familias en Jaén, Trinidad Rus, junto a 18 técnicos provinciales. “Es una barbaridad que se elabore un protocolo con otras administraciones y no se haya sentado con los alcaldes o la diputación”, dice Reyes. “No nos han consultado, sólo se nos presentó el pasado viernes. Pero es un documento más técnico que político”, apunta Miralles.

Por su lado, el alcalde de la localidad de Porcuna, Miguel Moreno (Cs), explica que el recorte en las ayudas es “más una excusa que un argumento”. “Entre el dinero de la Junta y el de la Diputación no asumimos costes. El problema es el riesgo y la seguridad que en tiempos de pandemia hay que dedicarle mucho esfuerzo”. Porcuna cuenta con un albergue de 24 plazas que en esta campaña se ha reducido a 8 camas por las medidas higiénico-sanitarias.

En Villacarrillo la asignación para el albergue va a ser parecida a la del año pasado, unos 6.000€. Su alcalde no ve “normal” la reducción de las ayudas, pero en su municipio no tienen “merma” presupuestaria. Ese dinero, que “todavía no ha llegado, pero no es la primera vez que llega más tarde”, está destinado a cubrir los gastos de personal y acondicionamiento de un albergue que ha pasado de 50 a 22 plazas, incluyendo las 6 camas en la zona de aislamiento para casos positivos como establece el protocolo Covid. Mientras, el Ayuntamiento de Jaén espera las ayudas para contratar a las 16 personas que aseguran necesitar para la campaña.

“Una joya vacía”

La situación en Porcuna y en Villacarrillo dista mucho de la que se vive en Jaén capital. Esta semana todavía quedaba una plaza libre en el albergue de Porcuna mientras que en el de Villacarrillo “llama la atención” que sólo haya 11 camas ocupadas. Sin embargo, en el Centro Municipal de Acogida del Transeúnte de Jaén “no dan abasto”. La reducción del aforo ha supuesto que de las 170 plazas de otros años, se dispongan de 71 (68 camas para hombres y 3 para mujeres). “Plaza que se queda libre, plaza que ocupamos”, dice Díaz.

Mientras muchos temporeros duermen en la calle, el albergue Inturjoven & Spa Jaén, regido por la Junta de Andalucía, cuenta con más de un centenar de camas libres. Una paradoja. Este espacio se ha habilitado como centro de evacuación exclusivo para el aislamiento de temporeros con coronavirus. Es un refuerzo para acoger a los casos positivos entre las cuadrillas cuando no sea posible realizarlo en su alojamiento habitual. Este albergue juvenil cuenta con 160 plazas y una plantilla de 12 trabajadores. En la actualidad sólo hay una persona alojada. “Es una joya que está vacía”, dicen fuentes municipales resignadas por este “desaprovechamiento”.

Desde el consistorio jiennense proponen que el albergue se adapte a las circunstancias de “emergencia social y sanitaria”. “Deben reservar una serie de camas para personas que están durmiendo en la calle y si se produce un repunte de casos, volver a su razón de ser: un espacio de aislamiento”. A la espera de la respuesta de la Junta, el Ayuntamiento de Jaén, en colaboración con Cruz Roja y algunas empresas locales, ha habilitado 30 camas y baños portátiles en una caseta del recinto ferial.

¿Contrato?

El protocolo COVID especifica que los centros de evacuación “garantizarán la realización de los aislamientos, cuando en explotaciones agrarias y albergues no haya posibilidad de ese aislamiento, por sobrepasar la capacidad prevista en su Plan de Contingencia”. “Entendemos que si son derivadas al centro de evacuación desde la explotación agrícola es porque son personas regulares”, dice Miralles. Por lo tanto, tienen un contrato de trabajo.

El pasado sábado dos personas sin hogar, siendo una de ellas un caso positivo por coronavirus, ingresaron en el Hospital Universitario de Jaén. Poco después, Trinidad Rus, requería al consistorio de un lugar para aislar “con las debidas garantías de seguridad” a estos dos temporeros. ¿Por qué no fueron derivados al albergue juvenil?

“No fueron considerados temporeros sino transeúntes, porque no tenían contrato de trabajo”, dice Díaz. Esta persona pasó a ser competencia de la administración local. “No entendemos cómo la atención sanitaria de una persona puede recaer en un criterio laboral”, expresan fuentes municipales. El temporero sigue en el hospital ante la imposibilidad de ser albergado en un Centro Municipal de Acogida abarrotado. Reyes recalca que esta medida supone “el desconocimiento de cómo funciona la campaña” ya que la mayoría de los temporeros llega a la provincia sin contrato.

Este diario ha intentado hablar con la delegada de Salud en Jaén sin éxito. Desde su Consejería desmienten esta información y recalcan que “los temporeros tendrán atención sanitaria independientemente de que tengan o no contrato”.

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