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El pequeño pueblo de Doñana que pelea con el Estado por la marisma: Hinojos revive la lucha que ya ganó hace 50 años

Ganaderos sacan las vacas de una zona de la marisma que se inundó en marzo.

Antonio Morente

Sevilla —
6 de diciembre de 2025 06:00 h

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Hay consenso en que la marisma más pura de Doñana es la de Hinojos, el pequeño pueblo onubense de 4.000 habitantes que posee estas tierras desde que en 1253 se las cedió el rey Alfonso X. Este paisaje define la esencia y la idiosincrasia del municipio y de sus gentes, que ahora están levantadas y preparando sus armas (jurídicas) para enfrentarse al Estado, que acaba de aprobar un deslinde del dominio público marítimo que supone expropiarle esta zona al Ayuntamiento hinojero. Una batalla judicial –que se antoja larga y no exenta de intereses políticos como se ha visto esta semana en el Parlamento andaluz– que es la segunda en la que se embarcan contra el Gobierno central, al que ya le doblaron el pulso en 1961, en plena dictadura de Francisco Franco.

Hablamos de unas 8.500 hectáreas de marisma, que suponen alrededor del 25% del término municipal de Hinojos. La expropiación salvaguarda el carácter público de estos suelos, pero ahora bajo gestión directa del Ejecutivo central y no del municipio, como ocurre desde hace casi ocho siglos. El Consistorio hinojero tiene razones incluso sentimentales para oponerse a este deslinde, pero no es el único, ya que la mayoría de actores en Doñana rechaza una medida que implica quitarle a este paraje su consideración de marisma de agua dulce en contra de lo que afirman todos los estudios científicos desde hace décadas.

El grueso de este territorio es lo que se viene en llamar Marisma Gallega, que también se adentra en los términos de Almonte (Huelva) y Aznalcázar (Sevilla). Pasa por ser el corazón en sí del parque, la Doñana más pura y que dentro de lo que cabe se ha conservado más inalterada con el transcurrir del tiempo. Es una gran extensión en la que sólo pueden pactar 850 cabezas de ganado, básicamente de razas autóctonas: yeguas marismeñas, vacas mostrencas y ovejas churras lebrijanas, estas últimas en serio riesgo de extinción.

Un primer asalto ganado

“Yo vivo por la marisma, es mi vida”, apunta Manuel Naranjo, de la Cooperativa Ganadera de Hinojos y exalcalde del pueblo por IU, que conoce como la palma de su mano unos campos que son montes de propios y que en su momento recibió estas tierras realengas por la ayuda que los lugareños prestaron a Alfonso X en la Batalla de los Padrones, que fue la llave para rendir a renglón seguido la plaza de Niebla. Poco antes, Hinojos se había integrado en el Reino de Sevilla, de cuyo Consistorio dependió hasta el siglo XIX.

Flamencos, vacas y caballos en la Marisma Gallega de Hinojos.

El propio Naranjo recuerda que el pleito planteado ahora –el recurso contencioso-administrativo ya se ha presentado– es el segundo pulso que se le echa al Estado, después del que se le ganó en 1961. Aunque estas marismas son de la villa desde el siglo XIII, no fue hasta 1957 que el por entonces alcalde (Leonardo Mateo González) las inscribió en el Registro de la Propiedad a nombre del pueblo, alegando como título material que pertenecía desde tiempo inmemorial a su Ayuntamiento.

En esas fechas, parte de las 10.800 hectáreas originales se fueron otorgando por el Estado a particulares para proyectos sobre todo encaminados a desecarlas y ganarlas para la producción agrícola. Una amenaza que por cierto resurgió a finales de los 70 con el Plan Almonte-Marismas, que pretendía crear 14.000 hectáreas de regadíos en la comarca.

De hecho, el Estado le expropió a Hinojos 1.817 hectáreas de su marisma en 1974, terrenos que ya se quedó aunque el proyecto no salió adelante. Pero el caso es que estamos a finales de los 50 y el Gobierno franquista reclama como estatales estas tierras, pleito que perdió porque ya se habían registrado como municipales y así lo ratificó en 1962 una segunda sentencia, en este caso de la Audiencia de Sevilla.

Perder de una manera o de otra

Ahora la cosa está más complicada, porque el Consistorio pleitea para defender que su marisma es pluvio-fluvial (de agua dulce) y no mareal, para así sortear este deslinde del dominio público marítimo terrestre. Pero aunque lo consiga, la ley obliga desde hace décadas a este procedimiento y, en todo caso, se procedería a un deslinde del dominio público hidráulico, lo que en la práctica al final también supondría que una buena cantidad de hectáreas dejasen de estar en manos municipales aunque preserven su carácter público. La previsión, no obstante, es que el bocado no sería tan brutal.

El Plan de Usos de Doñana sólo permite 850 cabezas de ganado en la marisma.

Contra el deslinde han recurrido hasta organismos estatales como la Estación Biológica de Doñana, la Junta de Andalucía también ha llevado la cuestión a los tribunales y el propio Consejo de Participación del espacio natural expresó de manera masiva su oposición al proyecto. El presidente de este organismo, Enrique Mateos, remitía recientemente una queja formal al Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) porque la decisión se ha tomado sin la preceptiva consulta previa a este foro en el que están todos los actores del espacio natural.

A la decisión del Ejecutivo central también se opone el Ayuntamiento de Aznalcázar, gobernado por el PSOE, pero en el caso de Hinojos se unen el arraigado sentimiento de propiedad y la vinculación ancestral con el hecho de que la alcaldesa, Joaquina del Valle Ortega, es del PP y va al choque con el Gobierno central. Esto ayuda a que sea la más beligerante contra una decisión estatal que considera “aberrante y arbitraria”, además de un “agravio” a los andaluces frente a los catalanes.

¿Y cómo hemos llegado a este punto de que asome Cataluña por la marisma onubense? Pues porque el deslinde del Delta del Ebro también ha levantado su polvareda, lo que llevó al Miteco a dejar caducar el expediente al considerar que no había suficiente consenso. Hubo voces que reclamaron que se hiciera lo mismo en Doñana vista la casi unanimidad en su contra, pero el Gobierno decidió seguir adelante y lo oficializó en el BOE justo el día que el Consejo de Participación se reunía para abordar la cuestión. Aquello no ayudó precisamente a apaciguar los ánimos.

Coletazos políticos

Así que esta historia tiene una ramificación política que intenta capitalizar el PP, que ha presentado iniciativas en el Congreso, el Senado y el Parlamento andaluz reclamando que se anule la decisión. En Hinojos, donde el gobierno local impulsa una recogida de firmas, la oposición es rotunda, como demuestra que hasta los concejales del PSOE acudieron a la masiva manifestación convocada hace una semana para exigir que se revierta el deslinde, una protesta por cierto a la que acudieron numerosos dirigentes del PP.

Manifestación el pasado fin de semana en Hinojos contra el deslinde, con varios dirigentes el PP en primera fila tras la pancarta.

“Generación tras generación, las familias de Hinojos han sabido convivir con la marisma, conociendo su ritmo, respetando sus ciclos y transmitiendo un modelo de aprovechamiento que no destruye, sino que conserva y fortalece”, defendía la alcaldesa en un reciente acto, haciendo gala de “la cultura marismeña que nos define”. “Es el único territorio virgen conservado desde hace ocho siglos”, apostillaba, mientras Manuel Naranjo incide en el enorme valor de este paraje porque “la marisma es riquísima, Doñana es agua y marisma”.

Eso sí, hay que tener en cuenta que la propia Ley de Costas de 1988, que obliga a este deslinde, blinda en su artículo 13 que los titulares de los terrenos que se incorporen al dominio público marítimo terrestre adquirirán un derecho de ocupación y aprovechamiento durante 75 años “respetando los usos y aprovechamientos existentes” y sin obligación de abonar canon. Es decir, que se blinda como mínimo durante este tiempo que las cosas seguirán como hasta ahora.

La decisión final está ahora en manos de los tribunales contencioso-administrativos y de los recursos presentados ante el propio Ministerio, que ha abierto la puerta a intentar calmar las aguas a la vez que recuerda que cerca del cien por cien de los deslindes que se han judicializado han sido confirmados luego por la Audiencia Nacional. Está por ver qué ocurre en esta segunda batalla entre Hinojos y el Estado por estas tierras, que en realidad es la tercera: cuando en el siglo XIX se crearon las actuales provincias, el término municipal hinojero (como el de Almonte) se repartió entre Huelva y Sevilla, adscribiéndose a esta última las zonas de marisma. Aquella batalla, al final, también la ganó Hinojos...

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