El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon.
Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.
La inteligencia artificial, el almacenamiento en la nube, la inquietante minería de datos/criptomonedas y los servicios digitales están provocando un torbellino en la puesta en marcha de centros de datos como infraestructura clave de la economía del siglo XXI.
Su situación geográfica y el vertiginoso desarrollo de las energías baratas y de la fibra óptica han convertido a España y a Aragón en particular en imanes de atracción de inversiones.
Hasta once granjas de servidores van a ser una realidad a corto y medio plazo en nuestro territorio en el anillo de Zaragoza y Huesca. Si sumamos las que están en estudio y las proyectadas podrían llegar a las treinta.
Los datos que han disparado la euforia macroinversora del presidente Azcón son de las empresas que se los han facilitado a las administraciones. Revelan que con las once granjas de datos llegaremos a ser el tercer mayor mercado de centros de datos de Europa por delante de París o Dublín, y vamos a la caza de Fráncfort y de Londres.
Azcón lo proclamó hace unos días en la presentación de un estudio de la Fundación Basilio Paraíso, realizado por el consultor Óscar Lobera, que pronostica que las inversiones en centros de datos (construcción y operativa) pueden representar en los próximos diez años el 16,8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de Aragón.
Solo en la fase final, la operativa, el estudio diagnostica que durante ese periodo podrían crearse entre 3.150 y 4.500 empleos directos (en la de construcción hasta 21.000), además del aumento en la recaudación fiscal de las administraciones (entre 3.000 y 4.360 millones de euros).
Ahora bien, también alerta de que se van a disparar tanto el consumo de electricidad como el de agua. Los primeras once granjas de datos van a duplicar el consumo de electricidad y, en cuanto al agua, los 11 hectómetros cúbicos anuales calculados representarán más del 10 por ciento del consumo de todo Aragón.
El estudio encargado por la Fundación Basilio Paraíso advierte que si no se planifica y ejecutan inversiones la actual infraestructura de transporte eléctrico puede ser un “cuello de botella”. Advertencia que coincide con la de las compañías eléctricas sobre el riesgo de pérdida de inversiones por la saturación de las redes. Paradójicamente, el pasado mes de julio decayó en el Congreso por falta de apoyos un decreto de Transición Ecológica que pretendía aumentar los puntos de acceso a la red.
En Irlanda tuvieron que aprobar una moratoria en las nuevas conexiones por la insuficiencia de la red eléctrica. En Virginia del Norte una tarifa específica para los grandes consumidores de energía. Y en Aragón, Amazon Web Services (AWS) ya ha solicitado al Ejecutivo autonómico una ampliación del 48 por ciento en la disponibilidad de agua en sus tres centros de datos.
Seguramente AWS ya está teniendo en cuenta el aumento de las temperaturas en España, uno de los países europeos más castigados por el cambio climático con episodios, como los de este mes de agosto, de hasta diez días seguidos con temperaturas cercanas o superiores a los 40 grados. Hasta tres grados por encima de la media. Zaragoza y el valle del Ebro han estado en la cabeza de la clasificación.
Los servidores y procesadores necesitan para su funcionamiento una permanente y generosa refrigeración. En China ya están trabajando en centros de datos submarinos y en Estados Unidos están incorporando minicentrales nucleares para digerir los picos de demanda en futuros proyectos de Inteligencia Artificial.
Después de los virulentos incendios de agosto y de las últimas evidencias científicas de aumento de las temperaturas en periodos cada vez más cortos, resulta decepcionante que en España y en Aragón el Partido Popular haya pasado de puntillas por la emergencia climática. Confiemos en que esa omisión no se extienda al 'boom' de las granjas de datos en el que se está echando en falta transparencia.
Los datos de macroinversiones no son el valor absoluto. Tienen que contrastarse con el daño medioambiental y el impacto en el territorio. Algo deberíamos aprender de las consecuencias del 'boom' de las energías renovables en cuanto al impacto negativo en el paisaje y a las insuficientes contraprestaciones en el territorio.
No olvidemos que Aragón es una potencia exportadora de energía con unos fuertes desequilibrios internos, principalmente entre Zaragoza y su área de influencia y el mundo rural.
0