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En 1981, militantes y activistas en favor de los derechos de las mujeres vieron el 25 de noviembre como un día de protesta y conmemoración contra las violencias hacia las mujeres. Este día no fue aleatorio puesto que se quería conmemorar a las hermanas conocidas como Mirabal o Mariposas, activistas políticas de la República Dominicana que en el 25 de noviembre del 1960 fueron brutalmente asesinadas bajo el mandato del gobernante Rafael Trujillo
Más tarde, la Asamblea General de la ONU designó el 25 de noviembre como “Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la Mujer”. Se llamó al compromiso a gobiernos, ONGs y organizaciones internacionales, a tomar medidas, a coordinar actividades que eleven a la conciencia pública la eliminación de todo tipo de violencias contra las mujeres.
No sólo es importante que este día podamos asistir a los numerosos actos, manifestaciones y concentraciones donde se visibilicen y denuncien este tipo de violencias, si no que tenemos ir más allá. Tenemos que ser capaces de generar conciencia, trabajar en leyes y medidas, todos y cada uno de los días del año, para acabar con esta vulneración tan brutal de los Derechos Humanos.
Las violencias machistas que se ejercen sobre las mujeres y las niñas son una de las formas de violencia más extendidas del mundo actual. La impunidad con la que se aprovechan los perpetuadores, la estigmatización social que sufren las víctimas junto a la vergüenza y el silencio son algunos de los obstáculos a los que nos enfrentamos diariamente las mujeres en todo el mundo.
No podemos hablar en singular cuando nos referimos a la violencia machista. Son violencias, en plural, porque se manifiestan de diversas formas: física, sexual, psicológica, económica, emocional, digital, de trata con fines de explotación sexual. social, vicaria que sufrimos por el mero hecho de ser mujeres y niñas.
Hablamos de violencias que nos quitan la vida, nos torturan y oprimen, nos violan, cosifican nuestros cuerpos y nos empobrecen económicamente. Algunas veces dolorosamente visibles pero que la mayoría de ellas, conviven día a día con nosotras, aceptadas y enraizadas en esta sociedad y que nos obligan a vivir situaciones de desigualdad respecto al hombre.
Este año 2021 que sigue marcado por la pandemia del Covid-19 y que ha desembocado en una crisis social y económica, agudiza la situación de desigualdad de género que sostiene a un sistema patriarcal que no protege, ni ofrece vidas dignas y seguras a las mujeres.
Las violencias machistas no son un problema privado, son un problema estructural, una violación de los derechos humanos que requiere, en primer lugar, de políticas públicas fuertes que pongan freno a la violencia, reconozcan los derechos de las víctimas y se traduzcan en recursos.
La Ley de libertad Sexual, la bien conocida Solo sí es si, la ley trans y LGTBI, la reforma de la Ley de Salud Sexual e Interrupción del Embarazo, el blindaje del Pacto de Estado contra la Violencia de Género y su financiación para mantener la estabilidad de las políticas públicas contra las violencias machistas y el Plan corresponsables son herramientas necesarias que el Ministerio de Igualdad, en manos de Irene Montero, está impulsando para erradicar las violencias machistas, que de una forma ancestral y patriarcal están conviviendo sibilinamente con nosotras y nosotros.
Este 25 noviembre más que nunca llenemos las calles y dejemos claro que contra las violencias machistas, derechos feministas.
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