Sáhara Occidental y Asturias: historias de refugiados y apátridas medio siglo después
El Sáhara Occidental fue una provincia española hasta 1975, cuando la llamada Marcha Verde dio paso a la ocupación marroquí de la región. Medio siglo después, los saharauis que viven en Asturias conviven con un sistema burocrático complejo y con la memoria histórica de un territorio estrechamente ligado a España. elDiario.es Asturias ha charlado con cuatro saharauis para conocer su experiencia desde su vida en Asturias.
Para la periodista asturiana Sonia Moreno, que fue corresponsal en el norte de África, la relación entre Asturias, España y el Sáhara no es casual: “España tiene una responsabilidad, sobre todo desde que entregó a Marruecos la provincia 53, con el dictador Francisco Franco agonizando”.
De los campamentos de Tinduf a Asturias
Nayat Ahmed Abdesalam, Sidahmed Matala Embarr y Eluali Alein nacieron en distintos campamentos de refugiados en Tinduf, mientras que Hamza L.A. nació en El Aaiún, capital del Sáhara Occidental. Todos residen ahora en Asturias, aunque cada uno con un camino diferente que los trajo hasta aquí.
Nayat pasó su infancia en la escuela interna 9 de junio, en Tinduf, y luego continuó sus estudios en Argelia hasta la universidad. Llegó a Asturias a finales de 2009 y trabaja como traductora. “Me gusta mucho Asturias: es un sitio tranquilo, no muy diferente de donde nací. Cambia el clima, pero la tranquilidad y seguridad son similares”, cuenta.
Nacionalidad tardía y la dificultad de regularizarse
El caso de Nayat también refleja las dificultades para obtener documentos oficiales en España. Aunque posee DNI español gracias a que su padre nació en Canarias, su madre sigue indocumentada pese a vivir en España desde 2014, estar casada con un español y tener tres hijos. “La administración española no respeta la memoria histórica”, lamenta Nayat, que ha tenido que presentar hasta 30 documentos para regularizar la situación de su madre y de su abuela, que falleció sin poder vivir legalmente en España.
Ser apátrida en tiempos de naciones
Sidahmed Matala Embarr llegó a Asturias a los 17 años con un visado de quince días y se quedó, gestionando su estatus mediante el estatuto de apátrida, un reconocimiento legal que, según explica Nayat, “desvincula a las personas saharauis de su país y las convierte en nadie”. “Me afecta estar fuera de mi país con un estatuto de apátrida, lejos de mi familia y sin poder ir”, añade.
Eluali Alein llegó con visado turístico y solicitó después el reconocimiento de apátrida. Destaca que lo que más le gusta de Asturias es la naturaleza y la amabilidad de la gente, factores que le hicieron quedarse.
Ambos recuerdan cómo sus familias sufrieron las consecuencias políticas: “De ser personas que vivían en su tierra, pasamos a ser refugiados en Tinduf”, explica Sidahmed. “Estamos repartidos entre Europa, Argelia y los territorios ocupados por Marruecos”, añade Eluali, con la esperanza de un día poder reunirse y volver a su hogar.
La opción del asilo y la educación como resistencia
Hamza L.A., con máster en derecho privado y activista saharaui, relata que sus actividades pacíficas en defensa de la identidad nacional le convirtieron en objetivo de persecución y hostigamiento por parte de las autoridades marroquíes. Huyó en patera hasta España, donde pidió asilo y encontró “una sociedad que me ha abierto sus puertas”.
Su sueño, al igual que el de sus compatriotas, es que el pueblo saharaui consiga “plenamente su derecho a la libertad y la independencia”.
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