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El Puro, el Mallo imposible. Segunda parte

Mallos de Riglos,El Puro

Por Álex Puyó Abadía, “Elales” y Adriano Martín Cófreces, “Pincho”

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Una manchita blanca a los pies de unos grandes farallones anaranjados. Así es Riglos. Un pequeño y precioso pueblo, habitado por unos 70 vecinos que hacen grande el tamaño de su población por el hecho de ser gente amable, receptiva y amistosa con el visitante. Un visitante que puede ser turista convencional, o turista “activo”, da igual, nos sentiremos como en casa.

El turista “activo”, ya sea senderista, escalador, o fan de los deportes de agua, no tendrá tiempo de aburrirse, pues de todo abunda en la zona, pudiendo alternar actividades con mínimos desplazamientos, si deseamos frecuentar otras zonas de acción, a escasos 15 minutos en coche.

Pero si venimos aquí a escalar podemos olvidarnos de vehículos hasta la hora de volver a casa, puesto que las paredes de los Mallos de Riglos, “caen” sobre el pueblo, literalmente.

Mallos de Riglos

Hablar de los Mallos de Riglos es hablar de historia de la escalada en España. Casualmente, uno de los más prolíficos historiadores-escaladores de la zona, Álex Puyó, es un buen amigo mío, y se ha prestado a colaborar en este artículo y escribir una parte del mismo, la parte histórica (ver páginas 43 a 63), con datos objetivos y probados, evitándome el caer en los “chismorreos” y “leyendas urbanas” que pululan en el mundo escalador.

Pero volviendo a la escalada actual en sí, ésta, en los Mallos de Riglos, “escalada riglera” de ahora en adelante, es única y genuina en el territorio nacional al menos, y en la mayor parte de Europa. De hecho, la presencia de escaladores franceses es prácticamente de frecuencia diaria.

El compromiso aquí es poco menos que irrelevante, excepto en alguna vía que se escapa aún del estilo mayoritario de la escuela, y prácticamente de cualquier vía nos podremos escapar si tenemos las cuerdas de la medida necesaria y práctica en rápeles encadenados en terreno desplomado.

En cambio, la exigencia física y psicológica es bastante alta. Es bastante normal ver a escaladores abandonar las vías al poco de comenzarlas, especialmente las más duras y renombradas, o renqueando entre las panzas, y solo faltaría que alguien en “fabla” dijese al personal mientras patalea al aire: “¿Qué te fe mal chiquer que no aturas de chemecar?”. En castellano: “¿Qué te duele chico que no paras de gemir?”.

La escalada riglera, si cotizase en bolsa, y la calificasen las agencias de rating, probablemente se llevaría un merecido AAa. Se podría definir en 3 palabras: Atlética, Aérea y arriesgada (expuesta).

Para colmo, las vías más expuestas, contra toda lógica, no suelen ser las más difíciles o desplomadas, como probablemente pensemos. Casi la práctica totalidad de vías de Riglos han sido reequipadas, restauradas, o al menos tienen buenas reuniones. Pero la tónica de los seguros en esta “escuela” es el “aleje”. Exceptuando un par de vías que tienen los seguros tipo deportiva, o incluso con las chapas más cercanas, el resto se mueve entre los rangos de “aleje” a “aleje serio”. Por otra parte, este conglomerado, con apariencia de barro seco, y que en muchos casos sencillamente se trata de eso, une de forma más o menos sólida los famosos “bolos”, que en algunas vías aguantan el paso de cientos de escaladores, y en otras, se desmoronan prácticamente con mirarlos. Incluso los más sólidos y “magnesianos”, de vez en cuando, dan sorpresas. También nos cortarán el camino las panzas, el enemigo natural del escalador riglero. Tanto para superarlas, como si te caes, para evitar el correspondiente repisazo. De ahí que las vías más fáciles sean como norma general las más expuestas. Las más desplomadas hacen que al volar, normalmente, estemos en el aire. Las más fáciles, pese a ser casi todas de una verticalidad total, tienen los seguros más alejados, y para nuestra desgracia, las recepciones suelen ser en “tierra batida”.

Atlética, desde luego. Hasta las vías más sencillas obligan a escalar, y si no nos fiamos de nuestros pies al 100%, los antebrazos se quejarán con presteza.

Y el patio. Excepto las vías más tumbadas, tipo Mallo Colorado, el resto te dejan con el culo en el aire en pocos metros. Increíble la sensación de vacío. Hay que estar ahí…

Probablemente, el Mallo más famoso sea la Visera, por su tremendo desplome, o el Pisón, por su inmensa muralla anaranjada. El Fire, con su imponente proa apuntando al pueblo, también obliga a levantar la mirada hacia el cielo y es muy popular. Pero si hay uno que se aprecia “imposible” se mire por donde se mire, es el Puro. Esta aguja de conglomerado separada del Pisón a los 100 metros de altura, y erguida sobre Riglos otros 80 metros, fue motivo de pugnas heroicas cuando nadie había pisado su cima. La lucha por llegar a esa pequeña superficie antes que nadie trajo la alegría y la tragedia a unos escaladores que rompían moldes en aquella época. Pero esa es otra historia que le dejo a Álex Puyóen. Podéis leerla en la primera parte de este reportaje.

En esta ocasión yo os propongo tres recorridos de los cuatro existentes, prácticamente protegidos, y asequibles para escaladores habituados a la peculiar escalada “riglera”. El cuarto, la Helios es una vía que a día de hoy se cuentan con los dedos de una mano las repeticiones y creemos que aquí se escapa un poco de la línea. Así que volviendo a la propuesta, si nos fiamos de lo que dicen los croquis en lo que refiere a las dificultades, a más de uno le puede parecer que es perder el tiempo para un mallo tan pequeño teniendo los gigantes al lado: unas vías que oscilan en el V grado, con pasos aislados de 6a o 6b, acerables y convertibles a un “cómodo” V+/A0. Desde mi punto de vista, remarcar que probablemente lo más fácil de las vías sean precisamente esos pasos puntuales de sexto, perfectamente protegidos, dejando que sean los míseros cuartos y quintos los que nos hagan acabar “Amagaus baxo la pancha, con la zerina y el esfurrio fincaus en las coradas”. De nuevo, en castellano: “Escondidos bajo la panza, con el miedo y el espanto clavados en las entrañas”.

VÍAS DE ESCALADA

VÍAS DE ESCALADA‘Normal’ (Cara Sur)

180m/6b (V+/A0 obl)

Tiempo: de 2 a 4 horas.

La Normal al Puro es una de las escaladas más repetidas de Riglos. Es habitual ver las colas que se forman en el diedro por las cordadas que se van amontonando en la repisa donde se juntan la entrada clásica y la directa, no obstante, hasta 7 vías (Normal, Norte, Cintero, Makokis, Anglada-Guillamón, Directa a la Norte y la entrada a la Serón-Millán por el collado del Puro) utilizan la reunión anterior a la cueva del Puro, a los que hay que añadir los que pasan por ahí rapelando del Puro. En esta vía, más que en ninguna, madrugar es más que una recomendación una necesidad.

En general es una vía bien asegurada, aunque no está de más llevarse unos cordinos para reforzar ciertos puentes de roca bastante dañados por el paso del tiempo y de los escaladores, así como algún fisurero o friend si nos dan miedo los alejes rigleros. El equipamiento combina lo clásico con lo moderno, pudiendo encontrar auténticas reliquias en su recorrido. Aún con todo, la escalada es bastante segura.

Esta vía tiene todo lo que podemos encontrar en los mallos: zonas fáciles, diedros, techos, chimeneas, panzas y desplomes, todo ello en su justa medida. El recorrido, absolutamente lógico y aprovechando las zonas débiles de la pared, no ofrece demasiadas opciones para el embarque.

Los largos uno a uno:

Largo 1. (IV+) Comenzar la escalada por la cara exterior, en la vertical de la cima del Puro, unos metros a la derecha del camino. Largo fácil en diagonal a la izquierda.

Largo 2. (V) Continuar por la cornisa hacia la izquierda, sin seguros al principio, pero muy fácil. Superar un paso protegido con un parabolt y una P expansiva y seguir hacia la izquierda hasta dar con la reunión. Hasta este punto se puede entrar en un solo largo por la entrada ‘Directa’ desde la cueva Cirila (40 metros, V+ atlético).

Largo 3. (V+) Diedro muy bonito, aunque bastante pulido por el constante paso de los escaladores. Atlético. Reunión en buena repisa.

Largo 4. (V) Largo de trámite. Paso más difícil a la salida de la reunión y después larga y muy fácil travesía a la derecha hasta llegar a la Cueva del Puro.

Largo 5. (V/A0) (V+/6b en algunas reseñas) Cueva del Puro. Desplome duro -casi techo- que hay que superar abriendo bien las piernas a cada lado de la cueva. Después de eso, un pequeño trámite hasta la reunión. 6a+, aunque se pueden añadir todos los + que se quieran...

Largo 6. (IV+) Chimenea hasta el collado. Muy pulido en los tramos más estrechos. Alejes típicos rigleros. Frecuentes atascos en días de gran afluencia. Saltarse la primera reunión (rápel, inicio de la vía Cintero). Reunión en el collado, debajo de la piedra empotrada.

Largo 7. (V+) Largo 7. (V+)Subirse en la piedra empotrada y dirigirse hacia la cara sur del Puro en diagonal hacia la izquierda. Buscar las zonas más fáciles, encontrando anclajes de todo tipo. Reunión con las argollas muy separadas (triangulación imposible) debajo de la primera gran panza.

Largo 8. (6b) (V+/A0) Superar difícilmente la panza que cubre la reunión (6a) y seguir verticalmente por terreno más fácil hasta llegar, moviéndonos a la derecha, a otra gran panza. Aunque hay reunión es mejor seguir directamente hasta la cima. En libre o en A0 vencer la última dificultad de la vía y por terreno cada vez más fácil montar reunión (2 bolts y cadena) en la cima.

‘Norte’ (Cara Norte)

180m/6a (V/A0 obl)

Tiempo: de 2 a 4 horas.

Espectacular, ingeniosa, y disfrutona. Espectacular, por lo bonita que es y dónde acaba. Ingeniosa, por cómo surca esa vertiente sombría del Puro, encontrando sus puntos débiles. Y disfrutona porque con un grado relativamente “cómodo”, con el equipamiento que tiene, y sabiendo dónde nos metemos, escalaremos una gran clásica con la exposición justa. Eso sí, un consejo… ésta es una de las típicas vías con una sola moraleja: “Prohibido caerse”.

La escalada comienza en la entosta a la altura de la reunión donde termina el largo de la Cueva del Puro. Para llegar ahí podemos hacerlo por la entrada tradicional, en corta travesía desde dicha reunión, o por la Directa donde la roca está un poco rota pero muy bien equipada. Una alternativa recomendable es realizar una combinación de la Clásica y la Directa, escalando la cueva y cruzando hacia la Directa inmediatamente después.

Los largos uno a uno:

Largo 1. (IV+) Comenzar la escalada por la cara exterior, en la vertical de la cima del Puro, unos metros a la derecha del camino. Largo fácil en diagonal a la izquierda.

Largo 2. (V) Continuar por la cornisa hacia la izquierda, sin seguros al principio, pero muy fácil. Superar un paso protegido con un parabolt y una P expansiva y seguir hacia la izquierda hasta dar con la reunión. Hasta este punto se puede entrar en un solo largo por la entrada ‘Directa’ desde la cueva Cirila (40 metros, V+ atlético).

Largo 3. (V+) Diedro muy bonito, aunque bastante pulido por el constante paso de los escaladores. Atlético. Reunión en buena repisa.

Largo 4. (V) Largo 4. (V)Largo de trámite. Paso más difícil a la salida de la reunión y después larga y muy fácil travesía a la derecha hasta llegar a la Cueva del Puro.

Largo 5. (V/A0) (V+/6b en algunas reseñas) Cueva del Puro. Desplome duro -casi techo- que hay que superar abriendo bien las piernas a cada lado de la cueva. Después de eso, un pequeño trámite hasta la reunión. 6a+, aunque se pueden añadir todos los + que se quieran...

Largo 6. (V/A0, 20 metros) Desde la entosta (R0) salir recto hacia un visible puente de roca encima de la reunión. Inmediatamente encima tenemos otro puente de roca y al llegar a la panza, la sortearemos por la derecha donde un parabolt nos protege de una eventual caída.

Superada la panza avanzaremos con tendencia a la izquierda por terreno fácil encontrando un puente de roca y un clavo, además de una pitonisa que no nos haría nada en caso de caída. La R1 -no muy cómoda- está situada debajo de la siguiente gran panza, al filo de la cara interna del Puro.

Largo 7. (6a) (V/A0, 15 metros) Superamos la panza chapando un puente de roca y un parabolt bastante seguidos y un clavo un poco más arriba a la izquierda -recomendable chapar solo una cuerda aquí por el roce-. Una gran panza cierra el paso, por lo que la rodearemos por debajo hacia la derecha hasta otro puente de roca, en el filo de la cara exterior. De ahí a otro clavo -aquí chaparemos la otra cuerda- y volvemos hacia la izquierda, ya encima de la panza, hasta encontrarnos con la reunión. Atentos al chapaje alterno de las cuerdas: aunque el largo es muy corto puede rozar bastante si no chapamos correctamente.

Largo 8. (V, 20 metros) Precioso largo de sucesión de panzas fáciles de superar pero sin apenas equipamiento. Recomendable proteger el paso antes de entrar en la reunión.

Largo 9. (6a) (V/A0, 25 metros) Atacar la salida en recto y la panza contornearla por la derecha para superarla. Clavo bailón tras el primer parabolt. Desde aquí, por un muro vertical, recorrer siempre con ligera tendencia a la izquierda encontrando puentes de roca y pequeños clavos hasta llegar a la reunión.

Largo 10. (V+, 20 metros) Tradicionalmente los largos 9 y 10 se realizaban de una sola tirada, una opción igualmente recomendable en la actualidad. Salir hasta el parabolt, y tratando de tocar lo menos posible la fisura que forma la entosta –rotísimo- y autoprotegiendo el paso, situarse en la cima de dicha entosta. Un espit asegura una posible caída en la salida al último muro por el que, por terreno cada vez más fácil, llegamos a la sirga de la cima.

‘Cintero’ (Cara Este)

180m/6b (V+/A0 obl)

Tiempo: de 2 a 4 horas.

Vía con carácter muy recomendable. Espectacular tanto a dónde, como por dónde sube. Impresiona cuando la observas al rapelar de la cima del Puro, haciendo que se vaya posponiendo su escalada si no se está convencido al 100%. Dificultad obligada, más 6a que V+ en mi opinión. Y además, como me dijo un “pajarito”, pasa levitando...

Independientemente de la levitación particular de cada uno, doy fe de que los micro-puentes de roca y el cordino de 5mm que hay en la vía aguantan un saque de 80 kg.

Los largos uno a uno:

Largo 1. (IV+) Comenzar la escalada por la cara exterior, en la vertical de la cima del Puro, unos metros a la derecha del camino. Largo fácil en diagonal a la izquierda.

Largo 2. (V) Continuar por la cornisa hacia la izquierda, sin seguros al principio, pero muy fácil. Superar un paso protegido con un parabolt y una P expansiva y seguir hacia la izquierda hasta dar con la reunión. Hasta este punto se puede entrar en un solo largo por la entrada ‘Directa’ desde la cueva Cirila (40 metros, V+ atlético).

Largo 3. (V+) Diedro muy bonito, aunque bastante pulido por el constante paso de los escaladores. Atlético. Reunión en buena repisa.

Largo 4. (V) Largo de trámite. Paso más difícil a la salida de la reunión y después larga y muy fácil travesía a la derecha hasta llegar a la Cueva del Puro.

Largo 5. (V/A0) (V+/6b en algunas reseñas) Cueva del Puro. Desplome duro -casi techo- que hay que superar abriendo bien las piernas a cada lado de la cueva. Después de eso, un pequeño trámite hasta la reunión. 6a+, aunque se pueden añadir todos los + que se quieran... Se puede saltar la reunión que nos encontremos a unos 20 metros continuando por la chimenea, sobre IV+/V, seguros muy alegres, hasta 2 anillas amarillas donde comienza la Cintero.

Largo 6. (6a, 20 metros) Roca bastante compacta para estar apenas tocada y en Riglos. Zigzaguea un poco buscando lo evidente. Seguros muy alegres, pero acertados.

Largo 7. (6b, 25 meteos) Roca también relativamente compacta, a tantear. Seguros muy alegres, pero acertados. Pasos a bloque.

Largo 8. (6a+, 15 metros) Auténtico y genuino “barro aragonés” sin ningún género de dudas. Tantear todo. Seguros los justos, y justitos para aguantar una caída. Un par de disipadoras pueden dejarnos más tranquilos en los cordinillos de los puentes de roca.

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