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Los funcionarios de prisiones reclaman ''más personal de vigilancia, equiparación salarial y ser reconocidos como agentes de seguridad''

Trabajadores de El Dueso se concentran ante el aumento de agresiones en las cárceles.

Celia Álvarez

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Un total de 115 funcionarios son los responsables de vigilancia del centro penitenciario El Dueso, en Santoña, lo que equivale a una ratio de 13 funcionarios por cada 500 presos en cada jornada laboral. El resto de cárceles españolas se encuentran en una situación similar. Algunas, incluso, tienen tal déficit de personal sanitario que ''un solo médico tiene que atender a 1.500 internos''.

Varios sindicatos -ACAIP, UGT, CCOO y CSIF- denuncian que, a pesar de las huelgas que han llevado acabo en los últimos dos años, todavía no se hayan tomado medidas para solucionar sus reivindicaciones. Así lo han manifestado algunos funcionarios del penal de El Dueso y miembros de la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (ACAIP) en conversación con eldiario.es.

Jesús Calvo, delegado de ACAIP en la zona norte, lleva 33 años trabajando como funcionario en El Dueso. El sindicalista cree que deben realizarse tres cambios imprescindibles en las condiciones laborales de los funcionarios de prisiones en España: su reconocimiento como agentes de autoridad en el ejercicio de sus funciones, completar la relación de puestos de trabajo en las prisiones y la equiparación salarial de aquellos funcionarios que ejerzan la misma actividad.

Juan José Cabrera, delegado provincial de ACAIP y funcionario de El Dueso desde hace 10 años, considera que ''si no tienes los medios necesarios, se pierde la calidad y la eficacia del trabajo''. ''Si el objetivo es la reinserción y la reeducación, hay que trabajar en un clima de seguridad donde el interno este cómodo'', apunta.

Respecto a la falta de personal de vigilancia, Calvo sostiene que cuando un funcionario de prisiones ''pasa a una segunda actividad -de administración-, su plaza de vigilancia queda vacante'', lo que provoca que ''la media de edad de estos trabajadores sea de 55 años''.

En la cuestión económica, Calvo insiste en que piden que “la remuneración sea igual para el mismo trabajo'', ya que ''el sueldo puede variar hasta en 400 euros dependiendo de la categoría en la que se encuentre el funcionario''. Además, asegura que ''eliminar las categorías supone una cantidad de dinero muy asumible por cualquier Gobierno''. ''El 85 por ciento de esos funcionarios es licenciado y cobra menos que un guardia civil, que requiere de menos formación'', añade Cabrera.

Asimismo, ambos muestran su descontento con el Gobierno central , del que dicen que ''se ha tomado las reivindicaciones como algo personal'', y que en vez de poner solución a los problemas que han manifestado todo este tiempo, ''hemos conseguido el resultado opuesto: la confrontación''.

''Las amenazas son dentro y fuera del penal''

Cabrera desvela que ''a principio de este año hubo dos agresiones físicas, una de ellas al director del penal''. Sin embargo, muestra más preocupación por las amenazas, puesto que ''no tienen ninguna consecuencia para el interno''. ''Son comunes dentro de la cárcel y cuando te los encuentras por la calle'', afirma alertado.

''No se considera un atentado contra la autoridad que me digan dónde vive mi mujer o dónde estudian mis hijos'', asegura, y muestra su disconformidad con que, por el contrario, ''cuando eso se lo dicen a un sanitario o a policía se considera delito penal''.

Una cárcel ejemplar

Los dos miembros de ACAIP destacan la calidad de El Dueso como centro penitenciario, y le califican como ''un referente'' en comparación con otras cárceles españolas, por lo que ''muchos piden su traslado aquí''. Sin embargo, matizan que ''para estar en El Dueso hay que tener un buen comportamiento y cumplir con unas obligaciones''. ''El 80 por ciento de los presos que salen, no reinciden'', apunta Cabrero.

Calvo sostiene que El Dueso ''siempre ha sido un referente con las empresas que han colaborado'' y lamenta que los talleres ''han disminuido''. Cabrera, por su parte, afirma que ''los cursos educativos hacen que los conflictos disminuyan, puesto que los presos están más ocupados y tienen independencia económica''.

Cabrera apunta que son ''las características arquitectónicas las que fomentan un contacto más personal y un clima más tranquilo entre los funcionarios y los internos''. Calvo también cree que la relación entre ambos es ''llevadera'' porque ''tienen la sensación de estar en libertad y eso les relaja''. ''Somos su todo: su padre, su amigo, su represor...'', cuenta.

No obstante, ambos coinciden en que ''ser un centro diferente no evita que se produzcan situaciones conflictivas''. Por su parte, Calvo aclara que ''siempre hay roces porque los internos están acostumbrados a tener una vida rarita''.

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