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Volver a la vida, tras años de cárcel: “Algunos llevan tanto en prisión que hay que enseñarles a usar un móvil”

El Dueso, en Santoña.

Blanca Sáinz

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“Hay mucho desconocimiento porque las cárceles son un tema tabú”. Así comienza Julio García a hablar con este periódico. Él es voluntario en El Dueso (Santoña) desde hace 27 años y, como resalta en varias ocasiones durante la entrevista con elDiario.es, si hay algo que generan los temas tabú es desconocimiento. Así, cuestiones como que los presos pueden trabajar mientras están en la cárcel tanto dentro como fuera de ella, o que no están obligados a confesar durante una entrevista laboral que han estado en prisión, siguen siendo asuntos que solo conocen aquellos que lo han vivido de cerca.

Según la propia Constitución española, la cárcel es el espacio donde la gente se prepara para reinsertarse. Sin embargo, estos centros continúan situándose en lugares alejados de los núcleos de población con el objetivo de separarlos aún más de una sociedad a la que tendrán que regresar tarde o temprano. Precisamente a eso se dedica Julio, que además de voluntario en la cárcel de El Dueso, de Cantabria, es el fundador de la Asociación Nueva Vida, la única en Cantabria que trata y guía a los presos desde el momento en el que entran en prisión.

Esta asociación, además de asesoramiento, atención psicológica y acompañamiento durante el proceso de salida de la cárcel, también ofrece alojamientos temporales, algo que según cuenta este voluntario es necesario en dos casos y el primero, es en el que el expresidiario no puede ir a otro lugar: “No sale y se va a su casa como en las películas porque muchos no tienen ni casa y hay que acogerles”. Luego, tras los informes emitidos por la Junta de tratamiento de cada preso, el juez y la Fiscalía deciden si la persona se puede ir a su casa o si acude a una entidad que le acoja.

De esta parte más profesionalizada se encarga Paz Allende, que es integradora social y la coordinadora de un recurso que puede alcanzar hasta más de una docena de presidiarios o expresidiarios: “Además de cuando salen de la cárcel, también recibimos a personas que se encuentran de permiso, así como a sus familias, que pueden no tener recursos, vivir fuera de la comunidad y no poder visitar al interno”, señala.

Este lugar, ubicado en Renedo de Piélagos y gestionado por educadores sociales, trabajadores sociales, integradores y psicólogos, dista enormemente “de lo que la gente se puede imaginar”. “Son personas muy disciplinadas. Para disfrutar de permisos lo tienen que hacer muy bien dentro, y una persona problemática probablemente nunca llegue ni a tener acogida con nosotros. Es que no hemos tenido ni un problema, la verdad”, asevera la especialista.

No obstante, si hay algo en lo que la asociación santanderina pone el foco es en la búsqueda de empleo como método de integración social e independencia económica, algo de lo que se encarga la psicóloga Celia Valiente, trabajadora de Nueva Vida y encargada del programa 'Reincorpora' financiado por la Fundación 'La Caixa'. “Se trata de que sean autónomos y a veces hay que empezar por lo más básico... Hay personas que llevan tanto tiempo en prisión que hay que enseñarles hasta a utilizar un móvil o abrirles una cuenta en el banco para que les puedan pagar la nómina”, señala.

Este programa imparte diferentes cursos que van desde cómo hacer un currículum hasta el trabajo de las habilidades sociales ya que, en muchos casos, se ven afectadas al estar en prisión. Después vendría la búsqueda activa de empleo, que suele ser un éxito: “Es difícil que no lo consigan porque les guiamos y apoyamos con empresas que, además, colaboran con nosotros directamente aunque sin saber si se trata de presos, refugiados u otro tipo de personas vulnerables”, indica.

Sin embargo, a pesar del éxito del programa de la asociación, para Julio los presos siguen siendo “los grandes olvidados del Estado”, por lo que las fundaciones privadas tienen que cubrir esas “grietas”: “Todos los políticos que he visto en estos 27 años, que han sido de todos los colores, no se han implicado nada. Y asuntos como la Prisión Permanente Revisable (PPR) me sigue pareciendo que no tienen ningún sentido porque si las penas son encaminadas a la reinserción, que haya casos de PPR quiere decir que hay casos que no se están sabiendo resolver.”, reivindica.

“Se pueden reinsertar al 100% siempre”

Sobre la capacidad de reinsertarse, tanto Paz como Celia como Julio tienen claro que los expresos pueden conseguirlo al 100% siempre y cuando cuenten con soporte. Un soporte que, además de por ellos, también puede venir de su propia estructura familiar, recuerdan. “No todo el mundo nos necesita, está claro. Lo importante es darles una oportunidad y que luego ellos hagan lo que quieran con ella, pero todo el mundo se merece que, al menos, se la ofrezcan”, concluye Celia.

Por su parte, Paz cuenta con orgullo cómo uno de los hombres que se encuentra en la casa de acogida tras su paso por la cárcel se ha graduado en Derecho e insiste en la idea de que son “muchos” los que deciden ponerse a estudiar, sobre todo grados medios.

Y Julio, que cada vez tiene su agenda más llena -llega a hacer 14 visitas en un solo día en El Dueso-, repasa junto a este periódico las tareas pendientes: ayudar a conseguir un permiso, hablar con un juez, con un criminólogo... Y antes de marcharse hace un apunte: “Yo, que ni siquiera me quiero enterar del delito que han cometido por si me influye, he conseguido, a pesar de ese estigma social, ver solo personas que se han equivocado. Algunas se han equivocado y mucho, otras a lo mejor no deberían estar ni presas e igual otras deberían estar incluso más tiempo. Pero ese no es nuestro trabajo. De momento es solo ayudar”, concluye.

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