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Espacio de divulgación científica y tecnológica patrocinado por la Universidad de Alcalá (UAH), con el objetivo de acercar el conocimiento y la investigación a la ciudadanía y generar cultura de ciencia

El valor de la criminalística forestal para esclarecer incendios

Un agente medioambiental investiga un incendio en Castilla-La Mancha

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El 17% de los incendios registrados en Castilla-La Mancha hasta este mes de noviembre de 2025 fueron intencionados. En total lo fueron 278 de los 1.580 incendios que se produjeron en el medio natural. Todavía hay 12 de los que se desconoce la causa y hasta 336 continúan en fase de investigación (21%).

En otros casos se ha podido identificar hasta 155 por causas accidentales y 116 causados por un rayo. Un 2% se debieron al uso de maquinaria cosechadora y otro 2% a quemas agrícolas.

Pero, ¿cómo funciona la investigación? Es una cuestión que ha evolucionado mucho en los últimos 30 años. Hoy en día las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y también las comunidades autónomas cuentan con unidades propias de investigación de incendios forestales.

La criminalística forestal es desde hace décadas una ciencia -catalogada y codificada con parámetros estándar- que se aplica a la investigación de incendios forestales que permite recoger indicios para determinar la causa y autoría.

“Actualmente los laboratorios forenses disponen de instrumentación analítica de última generación, perfectamente homologada y acreditada a nivel europeo y mundial para la detección e identificación de acelerantes de la combustión en restos de incendios”, asegura Pedro García Álvarez, investigador de incendios y facultativo químico que ha trabajado en el Cuerpo Nacional de Policía Científica y en la Red Europea de Laboratorios Forenses (ENFSI).

“La metodología ‘standard’ para la investigación de incendios forestales tiene su origen en América y toma carta de naturaleza en Europa, en los países de la cuenca mediterránea, con el nombre de Método de las Evidencias Físicas”.

La llegada al escenario del incendio supone en primer lugar la toma de datos ‘in situ’ relacionados con la Meteorología y la humedad relativa del combustible fino muerto. El tamaño de la superficie quemada y su forma determinará la recogida de pruebas físicas. En los grandes incendios se vienen utilizando GPS o drones para determinar su geometría. “Existen ocho modelos de propagación del fuego sobre los que se trabajará para determinar el lugar de origen y su evolución”, explica el experto.

Esquema del proceso de investigación de los incendios forestales en España

Después, se trabaja en buscar la fuente del fuego, según su lugar de inicio: se estudian las posibles actividades que pudieron dar lugar al incendio, desde la caza, la pirotecnia, maquinaria en el lugar o quema de pastos… “Hablamos de incendios accidentales, originados por la labor humana”. Este cuadro de actividades, típico de cada zona, es de gran utilidad para determinar la causa de un incendio forestal.

Hay que resaltar, explica, que todas las causas de un incendio forestal están registradas y codificadas a nivel europeo.

Pedro García detalla que buena parte de los incendios forestales tienen un origen antropológico, con causas accidentales como las imprudencias, incendios provocados, naturales etc. La investigación se ve favorecida con una buena testifical y en un gran número de incendios se puede determinar la causa con bastante precisión. El problema, dice, “no está en identificar la causa, sino al autor”.

Los investigadores de los incendios son parte fundamental en los juicios por este tipo de delitos, pero reconoce que las condenas son pocas. “A veces eso da sensación de impunidad”. En ocasiones hay intereses económicos detrás del delito.

En los casos de intencionalidad suele analizarse también el modus operandi. Los investigadores buscan patrones en cada incendio. “Tenemos bases de datos que nos ofrecen pistas o al menos un perfil”.

Pero, ¿hay un perfil de incendiario o pirómano?, preguntamos. “No, no hay un perfil único y depende de los intereses de cada zona geográfica, aunque haya cuestiones comunes”, comenta Pedro García.

En este aspecto, Gemma Montalvo, catedrática de Química Física es coordinadora del Grupo CINQUIFOR junto a Carmen García Ruiz, además coordinar el curso de verano de ‘Incendios: investigación y análisis’ con María Gloria Quintanilla en la Universidad de Alcalá (UAH), matiza que “los pirómanos sienten fascinación intensa por el fuego y a veces están relacionados, profesionalmente, con el fuego por la oportunidad que les ofrece para satisfacer su compulsión. Los incendiarios provocan incendios con fines delictivos, como lucro, venganza o encubrimiento de otro crimen”.

Hay que invertir más en extinción y en investigación de los incendios, pero lo primero es la buena gestión medioambiental

Pedro García Álvarez Álvarez, investigador de incendios y facultativo químico que ha trabajado en el Cuerpo Nacional de Policía Científica y en la Red Europea de Laboratorios Forenses (ENFSI)

Los incendios actuales se engloban en lo que se denominan ‘incendios de sexta generación’. El impacto climático, con olas de calor cada vez más frecuentes y largas, determina que los incendios se comporten de manera muy virulenta. “Ahora son más explosivos o eruptivos, aunque no sea un término correcto”, señala Pedro García, y son también más extensos y muy difíciles de apagar, además de estar condicionados por el cambio climático.

En principio parece que la problemática de los incendios forestales podría resolverse fácilmente actuando sobre dos frentes concretos: aumentando la eficacia de los medios de extinción y optimizando la eficacia policial en la detención de los autores de los incendios.

Estas acciones que, a priori, parecen ser la clave para prevenir los incendios forestales tiene sus limitaciones. La extinción de todos los conatos de incendio, por si sola, puede dar lugar al fenómeno de la ‘paradoja de la extinción’. Aumentaríamos la carga de fuego o masa forestal enormemente con el tiempo, y cualquier incendio que surgiese seria cada vez más peligroso, explica el experto. En lo que respecta a la detención de los autores tropezamos con que son escenarios con poca densidad poblacional y escasos testigos como es el ámbito forestal.

Por tanto, el enfoque primordial es la prevención de los incendios, actuando sobre la gestión de la masa forestal

“Mucha gente ya no vive en el campo, no hay ganadería que coma pasto, no hay desbroce y entonces cada vez tendremos más masa forestal”, añade Pedro García.

La clave de futuro, señalan los entrevistados, pasa por “la concienciación ciudadana” y por una mejor gestión forestal. Es el gran debate sobre la mesa, sobre todo tras los incendios forestales del pasado verano. Las llamas se han extinguido y se recuerda que los incendios también hay que ‘apagarlos’ en invierno. “Hay que invertir más en extinción y en investigación de los incendios, pero lo primero es la buena gestión medioambiental”, comenta Pedro García.

De hecho, en Castilla-La Mancha ya pasada la época estival, el Plan INFOCAM sigue publicando boletines semanales de riesgo por incendio forestal donde se analizan los escenarios meteorológicos y del propio incendio teniendo en cuenta la situación del combustible (desde la humedad de la masa forestal, a las ‘manchas’ de sequía extrema en el territorio) o la capacidad de propagación.

La simulación computacional es un buen sistema predictivo, pero no te va a decir dónde empezó el incendio: la topografía más o menos siempre estará ahí, pero el viento es impredecible

Pedro García Álvarez

El experto reconoce que actualmente los investigadores de incendios cuentan con herramientas que le pueden servir de apoyo en la investigación como es la simulación computacional de incendios y sus modelos predictivos, que en muy pocos años ha adquirido un impacto extraordinario e irá mejorando sus algoritmos.

Este exfuncionario, jubilado, facultativo de la Policía Nacional conoció este tipo de tecnología allá por los años 90 del siglo XX en una reunión de ámbito europeo. “No había nada en España entonces, pero hoy en día es una explosión mundial. Eso sí, aunque es un buen sistema predictivo, no te va a decir dónde empezó el incendio: la topografía, más o menos, siempre estará ahí, pero el viento es impredecible”.

El uso de perros detectores de acelerantes de la combustión, perros DAF, del que el Cuerpo Nacional de Policía es pionero en España es una herramienta imprescindible para la investigación de incendios provocados por vertidos de líquidos inflamables, señala.

Un agente medioambiental investiga un incendio en Castilla-La Mancha

Otra herramienta emergente, con gran potencial, y que va a mejorar enormemente la eficacia de la investigación de incendios es la realidad virtual. Su uso se va a imponer en muy pocos años.

Por último, cree no hay que descartar el impacto que pueda tener en la investigación de incendios la Inteligencia Artificial. “Aunque desconocemos a día de hoy su posible contribución a la investigación de incendios es indudable que es cuestión de tiempo, y significará un salto cualitativo”.

La Universidad de Alcalá acaba de terminar un proyecto europeo (FirEUrisk) para desarrollar una estrategia científica e integral para la evaluación y gestión del riesgo de incendios forestales extremos en Europa. “Se han cartografiado las áreas quemadas para ver cómo han sido afectadas en sus distintos parámetros. La IA necesita nutrirse de información de este tipo”, apunta Gemma Montalvo. Se ha estudiado a través del Grupo de Investigación de Teledetección Ambiental (GITA) y bajo la dirección del catedrático del área de Análisis Geográfico Regional y director de la Cátedra de Ética Ambiental de la UAH, Emilio Chuvieco

La Universidad de Alcalá acaba de terminar un proyecto europeo para crear mapas de riesgo, se han cartografiado las áreas quemadas para ver cómo han sido afectadas en sus distintos parámetros

Gemma Montalvo Catedrática de Química Física, co-coordina el Grupo de Investigación CINQUIFOR y el curso de verano de ‘Incendios: investigación y análisis’

Pedro García recuerda como anécdota relacionada con los incendios forestales, que la primera vez que se usaron drones en España para investigar un incendio fue en la provincia de Toledo, en el paraje conocido como Cerro Negro, cerca de Talavera de la Reina. “También en Toledo usamos perros por primera en España en un incendio cuando ardió el comercio de todo a cien ‘El Pavo’. Descubrimos que había sido provocado con gasolina. Los perros son una herramienta extraordinaria, junto al laboratorio”.

Un verano azotado por el fuego

El verano de 2025 será recordado entre los peores de la historia si hablamos de incendios en España. Sus consecuencias todavía son patentes y la investigación continúa.  

A Pedro García no le sorprende lo ocurrido y vuelve a relacionarlo con el incremento de la masa forestal y el cambio climático. “Irá a más. Este años hemos tenido dos olas de calor de veinte días, y si la masa forestal no se gestiona bien es un problema añadido, aunque detengamos a todos los pirómanos”. Y es que, añade Gemma Montalvo, “hay muchos incendios por accidentes o negligencias también”. 

Imagen del incendio de Jarilla, en Cáceres, por la noche en el verano de 2025

Según la información del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, hasta el 31 de octubre se produjeron en España 7.808 incendios forestales, de los que 2.452 quemaron más de una hectárea y el resto fueron conatos (ardió menos de una hectárea). 63 de ellos fueron grandes incendios porque quemaron más de 500 hectáreas.

En total este año se han quemado casi 350.000 hectáreas de superficie forestal, el 1,2% del total que hay en nuestro país.

La ciencia forense como “bien social de primera línea”

En la actualidad, tanto Guardia Civil como los agentes medioambientales participan en la investigación de los incendios forestales, mientras que la Policía Nacional se involucra en menor grado, debido a sus competencias más limitadas en el medio rural.

En general, hay una estrecha colaboración entre la Universidad de Alcalá y el Ministerio del Interior en cuanto a formación e investigación que va más allá de lo delictivo a través del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Policiales.

Gemma Montalvo apunta que desde el ámbito científico se trabaja también para garantizar la seguridad de quienes deben prevenir o apagar incendios. “Los trajes de los bomberos pueden acumular muchos residuos de la combustión que analizamos. Nos preguntamos si el ozono era capaz de degradarlas y hemos confirmado que no elimina los residuos de la combustión en los trajes de los bomberos, aunque existen numerosas cámaras de desinfección con este sistema en el mercado”.

Se está desarrollando una sustancia interesante para los entornos forestales que podría funcionar como cortafuegos si se aplica al terreno en el que trabajan los bomberos y acotar el incendio

Gemma Montalvo

Además, la Universidad de Alcalá acaba de iniciar una colaboración con Brasil. “Se está desarrollando una sustancia interesante para los entornos forestales que podría funcionar como cortafuegos si se aplica al terreno en el que trabajan los bomberos y acotar el incendio”.

De hecho, apunta la científica, la universidad alcalaína “es única en España porque aporta todos los niveles formativos relacionados con la ciencia forense: desde el Grado en Criminalística al máster en Ciencias Policiales y el doctorado en Ciencias Forenses.

Además, hay numerosos seminarios dirigidos por y para profesionales de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, en el marco del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Policiales. La ciencia forense es un bien social de primera línea porque llega a toda la sociedad, no solo a individuos particulares. Hablamos de seguridad y de salud pública y medioambiental“.

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