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Sobre este blog

Este blog se dedicará a hablar de uno de los fenómenos más incipientes de la actualidad: el mundo seriéfilo. Recomendará, analizará y traerá curiosidades de series de televisión estadounidenses, británicas, europeas y de otros países del mundo.

 

‘The OA’: un baile para gobernarlos a todos

Foto: loslunesseriefilos.com

Mario Cerdeño

Hay que reconocer que Netflix está calando en el imaginario cultural-seriéfilo de España -es el ejemplo que más cerca me pilla-, y, posiblemente del mundo -esto me lo supongo-. Ya que es curioso que este último año en mi entorno, es cuando más se habla de series. Mis conocidos me dicen que les recomiende series que se encuentren en esa plataforma -y, os juro que no es publicidad encubierta-, y por eso, hoy voy a escribir sobre una de las ficciones más misteriosas y que más comentarios ha suscitado desde su estreno: ‘The OA’.

Todo lo que ha rodeado a ‘The OA’ ha sido un absoluto secreto; de hecho, no se supo nada de ella hasta unos pocos días antes de su estreno. Ello ha servido para dar un halo de misticismo a la serie creada por Brit Marling, también protagoniza, y Zal Batmanglij (‘Sound of My Voice’) para Netflix. El ruido o el éxito generado, sin meterme en su calidad, en parte ha venido por ese secretismo o, quizás, por esas ansias consumistas a las que cada vez más nos estamos acostumbrando. Ya habría que entrar en un debate y juzgar si impera más la calidad o la cantidad. La etiqueta de la “nueva” ‘Stranger Things’ ha ayudado mucho a la hora de justificar el visionado de su primer capítulo y, de ahí, a tragarse los ocho episodio en un fin de semana.

‘The OA’ comienza con el extraño regreso de Prairie Johnson, una niña ciega que desaparece unos años atrás. La vuelta a su pueblo no está exenta de misterio ya que en este largo periodo de tiempo ha recuperado la visión. Nadie sabe lo que esconde Prairie con su mutismo pero, sin duda, estos años le han supuesto un gran cambio mental y físico.

Sin embargo, OA, como se hace llamar Prairie, reúne a una serie de personas para contarles, a modo de cuentacuentos, los detalles más importantes de su vida y de los posteriores años de su secuestro. La fe y la confianza que les pide, es la misma que la ficción pide al espectador, ya que al final del episodio lo que parecía ser un historia sobre la resolución de un misterioso secuestro pasa a ser un relato de ciencia ficción y fantasía.

Incluso, después de haber visto los ocho episodios que componen la primera temporada, me cuesta clasificar esta serie que parece haber enganchado a miles de personas delante de la pantalla. No sabría decir si estoy ante una tomadura de pelo con un comienzo más que curioso o ante una de las mamarrachadas de la temporada. Lo sé, quizás, no he conseguido dejarme llevar o conectar con una historia que, para mí, se va desintegrando capítulo a capítulo y que tiene un final ridículo que la deja al borde del auto-descrédito.

El éxito de ‘The OA’ reside en el modo de consumo que establece Netflix; de hecho, y seguramente, que una serie con este tipo de estructura narrativa difícilmente sobreviviría a una emisión semanal, ya que, en mi opinión, el truco reside ahí: en el consumismo instantáneo. Totalmente respetable, sí, ahora, en este aspecto a veces prima la cantidad a la calidad. Quizás, yo sea un crítico amargado y no me he dejado llevar por esta historia de amistad, amor, espíritu, fuerza o valor, sin embargo, creo que la chispa y la magia del relato se escapa tras los dos primeros episodios convirtiéndose a momentos en algo irrisorio y en otros en algo cargante.

Ni la famosa cita de Aristóteles, “el todo es más que la suma de sus partes”, me funciona en ‘The OA’. La pomposidad y misticismo de la que hacen gala sus creadores al principio naufraga ante unos más que acuciantes agujeros de guión y unas incongruencias bestiales. Un relato “poético” y “espiritual” con toque indie que busca la colaboración del espectador ante una falsa complejidad narrativa y argumental que cae en la omisión -de datos- y ambigüedad para atrapar al espectador en su juego. Para mí, todo esto es en vano ya que el guión nunca llega a trascender lo suficiencia: una trama principal insostenible que logra -adrede- desacreditarse y un planteamiento de tramas secundarias desdibujadas e intrascendentes que no importan prácticamente a nadie -o por lo menos a mí-.

En el paso de la supuesta investigación criminal a lo místico y fantástico, admito que, al principio tiene su intríngulis y su gracia, sin embargo, todo se va diluyendo a cada minuto que pasa hasta llegar al BAILE -si consigue que alguien lo baile un sábado por la noche, ‘The OA’, habrá trascendido lo suficiente-, en el que no sabes si reir o llorar, y a un errático final. Los personajes secundarios y sus respectivas historias personales tampoco logran dar fundamento y aliciente al relato. Eso sí, sale Paz Vega. Un dato que quizás os anime -o no- a ver la serie.

En lo personal ‘The OA’ no me ha terminado de cuajar pero, comprendo y entiendo, el enganche que ha supuesto para mucha gente. No se sabe nada de si habrá o no segunda temporada, aún así, yo os recomendaría cualquier serie antes de esta.

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