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CIUDAD REAL

Más de medio millar de científicos piden más agua del Tajo para evitar la “pérdida irremediable” de las Tablas de Daimiel

Las Tablas de Daimiel

Alicia Avilés Pozo

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“No es justo que la naturaleza siempre pague por los excesos que comete el hombre. Es el momento de devolver a la biosfera lo que le hemos quitado durante décadas”. Este es uno de los argumentos con los que comienza el escrito que un total de 511 científicos, investigadores y profesores han remitido al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; a la vicepresidenta Teresa Ribera; y al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, para demandar una solución “irrevocable y urgente” para las Tablas de Daimiel. Esta solución, detallan, pasa por transferir más agua desde el trasvase Tajo-Segura.  

El Parque Nacional arrastra una deficiente situación desde hace décadas y actualmente permanece en estado crítico pese al trasvase de urgencia recibido desde el río Tajo ya realizado para este año. Según ha podido saber elDiarioclm.es, se han inundado 275 hectáreas, muy por debajo de las 1.000 que preveía el Gobierno de Castilla-La Mancha.

Este travase comenzó en el pasado mes de agosto, fue el primero de estas carácterísticas que se realizaba en 13 años, y ha venido acompañado del bombeo de los pozos de emergencia del Parque Nacional en la zona del itinerario de la Isla del Pan, donde se llevaron a cabo los trabajos de restauración ambiental y mejora de la pasarelas del parque.

La Confederación Hidrográfica del Guadiana ha anunciado además una nueva oferta de adquisición de derechos de uso del agua de regadío en la cuenca Alta del Guadiana. El objetivo persigue “reducir la presión” por extracciones prioritariamente en la zona de protección del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel y dedicar los derechos adquiridos a la mejora medioambiental, propiciando la recuperación cuantitativa de las masas de agua subterráneas. Pero pese a todas estas medidas, la situación no ha mejorado.

Ahora, en su escrito, las personas firmantes recuerdan que las Tablas de Daimiel vuelven a estar sin agua y que el acuífero de la Llanura Manchega Occidental sigue sobreexplotado y “nada apunta a que su situación vaya a mejorar”. Los bombeos de agua del acuífero para la agricultura de regadío “siguen siendo desmesurados” y sólo la “improbable lotería del clima parece capaz de cambiar la tendencia insostenible del agua en La Mancha”.

Sigue siendo un ecosistema con una gran riqueza ecológica

A pesar de que las previsiones apuntan a que la recarga natural del acuífero empeorará debido al cambio climático, apuntan los científicos que las Tablas de Daimiel siguen “vivas”, esperando a que llegue el agua y renazcan sus procesos ambientales, porque durante el prolongado estío “sigue siendo un ecosistema con una gran riqueza ecológica, en un estado alternativo adaptado al adverso escenario hidrológico”.

Achacan a la mano del hombre la perturbación causada en el humedal, pero también destacan su resiliencia y el hecho de que “guarda en su memoria un acervo genético que no podemos perder”. “Es un banco de información ambiental incalculable que refleja la historia natural de la Mancha y del interior peninsular, de la biodiversidad, de los procesos ecológicos y del aprovechamiento de sus recursos naturales, que en el contexto del cambio global planetario no nos podemos permitir perder”. “¿Querríamos perder el Museo del Prado?”, se preguntan estos profesores e investigadores, refiriendo que las Tablas, Doñana o el Delta del Ebro son “museos naturales” y que incluso en sus peores momentos el humedal manchego es refugio de más de 2.000 especies. 

Los científicos firmantes subrayan que aunque las Tablas han demostrado ser un ecosistema muy resiliente a la degradación ambiental, “el grado de perturbación que puede soportar está cercano al límite” y es probable que, si no se actúa, sufra cambios muy profundos en su estructura y función, que “hagan difícil recuperarlos a largo plazo”. 

Ante esta situación, consideran que la desaparición de Las Tablas supondría un “daño irreparable” para la riqueza natural de España y del planeta, una “pérdida irremediable de un acervo genético y ecológico irrepetible, fruto de cientos de miles de años de evolución, el cual nunca podrá ser recuperado”. 

Frente a ello, afirman que el conocimiento científico sobre este humedal está suficientemente avanzado como para proponer medidas de restauración ambiental que aseguren su conservación. Es aquí donde explican que puesto que el suministro de agua sigue siendo el aspecto limitante persistencia del ecosistema, si se quiere actuar, es necesario asegurar un caudal regular de 17 hectómetros cúbicos de agua al año que asegure sus necesidades ecológicas.  

“Ese volumen debe ser completado cuando sea necesario a través del trasvase Tajo‐Segura (…) mientras se buscan alternativas hídricas tanto para el ecosistema como para los regadíos basadas en el aprovechamiento de otras fuentes potenciales como el reciclado y la reutilización de las aguas residuales que se generan en el entorno, la captación de agua de lluvia a gran escala o la cosecha del vapor de agua”, agregan.

Con voluntad política y conocimiento científico

Los firmantes creen que la recuperación de las Tablas es posible con voluntad política y con conocimiento científico y ponen ejemplos de otros lugares del mundo donde se han conseguido retos así como en el río Támesis en Inglaterra, el humedal Dragoman en Bulgaria, el río Emscher en Alemania o la Camargue en Francia.  

“El estado actual del humedal no es causa, sino efecto, de las decisiones poco acertadas de los políticos que les antecedieron y de la sociedad que le da la espalda. La ciencia está demostrando que la restauración de los ecosistemas es la única solución para conservar la biodiversidad y estabilizar el clima de la Tierra, claves para resolver la actual crisis climática y ambiental. La ONU ha declarado 2020‐2030 la década para la restauración de los ecosistemas. Aún estamos a tiempo de tomar decisiones acertadas: en unos años ya será demasiado tarde”, concluyen.

El escrito dirigido a Pedro Sánchez, Teresa Ribera y Emiliano García-Page está rubricado por representantes y miembros de universidades, asociaciones, museos, parque nacionales, estaciones biológicas y múltiples organismos, entre ellos el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

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