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La Pérfida Albión da ejemplo pese a que el azul de la Union Jack esté a punto de desteñirse; en algo ha de notarse que es uno de los sistemas parlamentarios más antiguos del mundo. Un partido escocés que propugna la independencia del Reino Unido durante las elecciones se hace con la mayoría en las highlands. El primer ministro, tras hablar con el resto de partidos, tras valorar la situación y analizar los asuntos legales, decide permitir una consulta no ya a los escoceses/as, sino a los residentes en Escocia, y dentro de pocos días, los mencionados “residentes” decidirán si quieren permanecer o no en el ámbito estatal del Reino Unido. Sencillo. Democrático. Directo.
Estamos de acuerdo en que la tradición legal en la Gran Bretaña no tiene que ver con la nuestra, que no hay una Selección Británica de fútbol sino que cada reino histórico tiene la suya, que su sistema electoral no es proporcional sino mayoritario (lo que ahora quiere el PP); ignoro si habrá muchas cortapisas legales para la desmembración del Reino Unido, si sus leyes históricas serán laxas o rígidas a la hora de interpretarlas y aplicarlas, si la reina despedirá a los gaiteros en caso de que triunfe la independencia. De lo que estoy seguro es de que la Gran Bretaña ha sido y es un país con una estructura más centralista que la nuestra en donde la tradición pesa muchísimo y la costumbre se hace ley, una gran potencia colonial que se desmoronó y sin embargo el germen estatal original formado por Inglaterra, País de Gales, Escocia e Irlanda del Norte ha seguido unido encarnado en su monarquía, en James Bond, en el té de las cinco, en el parlamento de Londres y en las horas que marca el Big Ben. Pues bien, nada de todo esto -tan rancio, tan tradicional, tan conservador- ha impedido que el gobierno británico, ante los peros de una parte importante de su población, decida darles la palabra...a ellos y ellas, a los ciudadanos británicos que plantean la duda y no a los demás, que parecen mostrarse seguros de seguir queriendo permanecer en el país que están. Me pregunto por qué los británicos son capaces de estas cosas y nosotros no.
¿Marcharse o quedarse? Los residentes en Escocia decidirán, y podrán hacerlo porque el Estado, la democracia, el gobierno del Reino Unido funcionan seriamente y, sobre todo, confían en los ciudadanos, en todos los ciudadanos sea cual sea su opinión, confían en su decisión de ciudadanos adultos y libres. Pero sin duda lo que me parece más importante es que los residentes en Escocia, independientemente del camino que elijan, podrán sentirse orgullosos de la calidad democrática y cívica del sistema Británico que, en función de la decisión que los ciudadanos en Escocia tomen, los permite marchar sin rencores o los deja permanecer de igual guisa, como si nada hubiera pasado. Oh shit, i am a envious!!!!
Por eso me da envidia, me da envidia cochina que el proceso se desarrolle de manera tan natural, me da envidia que Cameron y Miliband hagan campaña juntos a favor del no, me da envidia que la reina se declare neutral, me da envidia el debate serio sin demagogias ni prohibiciones en donde entran a hacer juego y a influir tanto los sentimientos y la tradición como los intereses materiales y la realidad legal. En nuestro país sin embargo podemos debatir lo que nos plazca, pero decidir, decidir de verdad lo que queremos y lo que no, bloddy hell!, eso aún nos está vedado.
No creo en las rupturas de los estados; no sé para qué sirven; no sé dónde va Escocia si decide marcharse del Reino Unido; no sé por qué se ha montado todo esto; no sé que repercusiones habrá en España si triunfa el si en las tierras de William Wallace; pero olé y olé por los británicos, que nos han vuelto a dar una lección de cómo hacer las cosas en condiciones y no “como dios manda”.