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Respuesta (parcial) a los amigos federalistas

Lluís-Anton Baulenas

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Muy interesante, el manifiesto firmado por personalidades diversas del mundo cultural, académico, político, etc. apoyando la propuesta federalista. Es una mezcla de nombres tradicionalmente ligados al PSOE con otros de tendencia más conservadora. El documento es una muestra de buena voluntad. Pero sufre del mismo mal que todos los documentos de este tipo que vienen de la intelectualidad española: desenfocan el objetivo. De acuerdo con la tendencia tradicional española -y catalana, ahora ya- de reducirlo todo a movimientos políticos, cargan contra el presidente Mas y su deriva independentista. Sería, pues, una maniobra de CiU para esconder defectos propios y continuar la huida hacia delante, etc. etc. Amigos y amigas firmantes del manifiesto, desde el respeto y la simpatía, es obvio que tenéis razón. Pero debería ser obvio también para vosotros que hay mucho, muchísimo más que eso. Deberíais sospechar que la cosa es más compleja con la simple constatación de que el independentismo del presidente Mas es reciente, nuevo, novísimo. Nunca había sido uno de los elementos más soberanistas del staff dirigente de Convergencia. No, amigos federalistas, la cosa es mucho más profunda. Y junto al oportunismo político de la clase dirigente actual está el descontento transversal, poco político, muy cooperativo, de miles y miles de personas. La memoria histórica es tan líquida que ya nadie recuerda las consultas por la soberanía efectuadas hace tres años. Con un espíritu muy apartidista, miles de personas invirtieron su energía, su esfuerzo, gratis (fijaos, siendo catalanes, la cantidad de cosas gratis que hacemos) por un movimiento de carácter político claramente rompedor. Ya entonces se tensó bastante la cuerda institucional. La gente votó, como quien dice, en urnas de papel. Y la prensa capitalina hizo mucha burla de la cuestión cuando la cosa era totalmente seria. Y culminó en la primera gran manifestación (coincidiendo con el dictamen del Tribunal Constitucional), en el verano de 2010. Toda la gente de entonces -y más- con un espíritu, repito, transversal respecto a la presencia partidista, es la que ha creado y hecho funcionar la ANC, organizadora y triunfadora de la macromanifestación del pasado once de septiembre. Amigos y amigas federalistas, no es sólo, pues, ni de lejos, el oportunismo político del partido gobernante en Catalunya, lo que impulsa el proceso, sino el mar de fondo, alimentado, año tras año por la sensación de incomprensión. Por lo tanto, no eran un millón y medio de borregos estúpidos engañados por líderes avispados, lo que se reunió en Barcelona este pasado septiembre. Es por ello que, llegados al punto que estamos, se ve difícil encontrar una solución. Porque en Cataluña, ahora mismo, el sistema partidista se verá desbordado cada vez que sea necesario. Y si vemos dificultad a la hora de avanzar es porque, por un lado, el partido gobernante en España, el PP, nunca estará dispuesto a ceder ni un centímetro en nada, por otra parte, el primer partido de la oposición está atrapado, precisamente en la contradicción interna de no saber si quieren o no federalismo, y cual, y finalmente, y más importante, repetimos: la masa votante ya no se fía de los partidos. Las manifestaciones como la del once de septiembre de 2012 tienen beneficios ocultos mucho más importantes que la simple exhibición de fuerza cívica. Es la demostración de que el espíritu de la Transición ha terminado. Y que hay generaciones de jóvenes sin miedo que piensan por sí mismos, lejos, precisamente, de estos líderes políticos a los que tanto cuesta aceptar la jubilación.

Y otra cosa, queridos amigos y amigas federalistas: Que lo tengáis claro. A nadie le gusta romper ninguna ley ni superar, por la ilegalidad, normas de convivencia. A nadie. Sugiero que seáis proactivos y nos expliqueis, pues, como lo podemos solucionar. Porque hoy por hoy, la respuesta de los políticos, el poder, la oposición y en todas partes, es la misma: Convocar un referéndum está prohibido, sólo lo puede hacer el gobierno previo permiso del Congreso y eso, exactamente igual que en el plan Ibarretetxe, no lo tendréis nunca. O sea, que lo que decís es incierto: “Ni España ni la Constitución de 1978 ni el Estatuto de 2006 niegan a los Ciudadanos de Cataluña ejercer apoyo Derecho a decidir.” Lo deberíais matizar y en el manifiesto que habéis suscrito, el matiz no está. Con la mejor de las voluntades, se deja sentir un sabor de paternalismo, y de buenos y malos, y de llamamientos a los equivocados, que ahora mismo ya está superado.

Hay otras partes del manifiesto que ya comentaremos en otro artículo, que firmaríamos muchos de los que no siendo nacionalistas, somos independentistas, ahora mismo: Pedís la existencia, lógica, del principio de solidaridad interterritorial compatible, atención, con “el principio de ordinalidad”. Se dice de paso, pero es muy importante. Y, sobre todo, yo no sé si sois conscientes de que, tal como está montado el entramado administrativo español, nunca, ningún gobierno estatal, accedería. Pero de eso, hablaremos otro día.

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