Me parece muy interesante el debate interno que se ha apoderado en el seno del PSOE. Recuerda a las disquisiciones filosóficas de los bizantinos mientras los turcos asediaban Constantinopla. Igual la gestora y la no elegida Secretaría General no se han dado cuenta que los turcos están rodeando el PSOE bizantino. Todo ello a raíz de la decisión del Comité Federal del día 23 de octubre que aprobó el suicidio colectivo de los socialistas. Fue para el PSOE, parafraseando a Roosevelt, “el día de la infamia”.
El debate bizantino se centra entre abstención imperativa o abstención técnica. Matiz importante. En el primer caso, los conspiradores palaciegos quieren liquidar políticamente al secretario general, elegido por las bases, fuente de su legitimidad, para impedir su vuelta a la palestra. Otro argumento es falaz.
Sería como si estuviéramos viendo la tercera película de 'El Señor de los Anillos'. Si Ferraz es Mordor ahora, la gestora intenta, por todos los medios, evitar el Retorno del Rey. Por lo tanto, no van a permitir que Sánchez vote 'no' sin consecuencias y, por ello, no habrá abstención técnica. De paso, el PSOE meridional entra en conflicto con el PSC y ajusta las tuercas de la disciplina parlamentaria.
Los bizantinos quieren al PSC como si fuera la CSU de Baviera y su relación independiente con la CDU. Con ello la alfombra roja hacia la Secretaría General se va desplegando sin obstáculos. En lógica bizantina, la no presencia del PSC en el PSOE, elimina 18.000 afiliados–votantes de las primarias y 100 delegados en el Congreso federal.
Pero, si seguimos la estrategia bizantina es evidente que todo el plan conspirativo está urdido desde hace tiempo. No se improvisa sobre la marcha, salvo que seas Indiana Jones. Y si me permiten la osadía, el foco debe fijarse en los tres tenores: Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba. Los basileus de Constantinopla.
¿Cuál es el problema que tiene la gestora en estos momentos? La rebelión de las bases. No atender las firmas recopiladas por el alcalde de Jun (más de 90.000) y retrasar hasta el infinito y más allá la convocatoria de las primarias y el Congreso. Bajar la tensión al máximo y aislar a los críticos. Estrategia del suflé de la vieja política.
Lo que no ha entendido ni la gestora ni la no elegida Secretaría General es que, como dice el reciente premio Nobel de literatura, Bob Dylan, los tiempos están cambiando.
Los nuevos tiempos nos dicen que Pedro Sánchez fue elegido por los militantes. Fue candidato, dos veces, a las elecciones generales y una conspiración lo echó en medio del proceso de investidura para evitar que pudiera ser presidente alternativo a Rajoy.
Los bizantinos mediáticos nos quieren hacer creer que el PSOE había sufrido actos parecidos durante su historia reciente. ¿Es comparable con González en el 1979? No. Y no lo es porque González dimitió, no lo echaron y no hubo conspiración. Era un Congreso de partido. Y volvió. ¿Alguien se acuerda de los que ganaron el Congreso anterior? Se habían movido de la foto de Alfonso Guerra. ¿Es comparable con la dimisión de Almunia en 2000 o Rubalcaba en 2014? No. Y no lo es porque dimitieron tras una derrota electoral.
Comparar estos tres casos con la conspiración de octubre no tiene nada que ver y, en cambio, se parece y mucho con el golpe de Brumario de Napoléon (salvando las distancias). Es un problema de legitimidad. La tiene el secretario general depuesto y no la tiene el grupo conspirador. Podemos explicarlo y venderlo como queramos pero como decía Orson Welles, referido a los delatores del Comité de Actividades Antiamericanas, han preferido conservar su piscina (antes que su dignidad).
Es curioso que después de dinamitar todas las posibilidades, el silogismo bizantino sea o abstención o terceras elecciones. Falso. El golpe ha llevado al PSOE a este callejón sin salida. Y mientras los sabios siguen hablando, los turcos han conseguido entrar en Constantinopla. El PSOE verá con sus propios ojos el año 1453 y la devastación electoral que le espera. Lo viejo dará paso a lo nuevo. O se cumplirá la profecía del presidente de la gestora, Javier Fernández, y el PSOE es y será un solar.