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Todos los ojos sobre Artur Mas en el último intento de evitar la convocatoria de elecciones

El president en funciones de la Generalitat, Artur Mas

João França

Recta final. Las fuerzas independentistas tienen entre este jueves y domingo para el último intento de buscar un acuerdo y evitar la convocatoria de elecciones. El 27 de septiembre los partidos independentistas consiguieron por primera vez la mayoría de los diputados del Parlament y nada garantiza que este escenario vaya a repetirse en unas elecciones en marzo. La situación, sin embargo, está enrocada. Después de tres meses de negociaciones, la CUP ha dado el 'no' definitivo a la investidura de Artur Mas, y la única posibilidad para formar un gobierno sería que el candidato de Junts pel Sí dejara paso a otro presidente, lo que tanto la coalición electoral como Convergencia descartaron lunes. “La presidencia de la Generalitat no es una subasta de pescado”, añadía el propio Mas este martes.

Desde Esquerra y las entidades soberanistas, sin embargo, ya no está tan claro que la presidencia de Artur Mas sea una condición innegociable para Junts pel Sí. El presidente de ERC, Oriol Junqueras, se ha descartado para el cargo, aunque la CUP lo ha propuesto, por el pacto firmado para la formación de Junts pel Sí. Eso sí, el lunes insistió en la necesidad de preservar los resultados de las elecciones del 27-S y seguir negociando una salida hasta el último momento. El diputado de su partido en el Congreso, Joan Tardà, defendía este miércoles en una entrevista en eldiario.es que una solución a la actual situación sería que “que Mas dé un paso al lado, no atrás, y que el Govern estuviera encabezado por un hombre o una mujer de su partido político y él formara parte de este gobierno conjuntamente con Junqueras y con Romeva”. La CUP ha afirmado que podría estudiar investir a la vicepresidenta de Mas, Neus Munté, por su perfil más social.

Las entidades soberanistas, ANC y Òmnium, han convocado a Junts pel Sí y la CUP a una nueva reunión este jueves para intentar buscar una salida. Aunque después de la decisión de la CUP de no investir a Mas el presidente de la Asamblea Jordi Sánchez pidió perdón “a todo el mundo que confió en la ANC cuando pedimos el voto a cualquier opción independentista”, ahora las entidades remarcan que no han puesto condiciones para el acuerdo, ni siquiera el hecho de que Mas sea presidente. Lo que sí han hecho es convocar concentraciones este jueves a las 19:30 en Barcelona y Girona para reclamar el acuerdo. El entorno de la CUP ha convocado a la misma hora concentraciones ante todos los ayuntamientos pidiendo al presidente “el paso que desencalle el procés”.

La reunión del jueves se celebrará a pesar de que Artur Mas daba por hecho el martes que firmará la convocatoria de elecciones el lunes como lo obliga la ley si no hay investidura, y añadía que no se harán nuevos ofrecimientos a la CUP. El líder de Convergencia jugó todas sus cartas a cargar contra “la mitad de la CUP” y agradecer a “la otra mitad” su apoyo al pacto con Junts pel Sí en la asamblea en la que la formación quedó empatada. Muchas caras visibles de la CUP que habían criticado públicamente la decisión final de su partido, se han mostrado también molestas con la comparecencia de Mas y se suman a las voces que le piden que “deje paso” para desatascar el proceso. “Mas hoy podía haber hecho Historia, pero ha decidido pasar a la historia”, lamentaba el martes el alcalde de Argentona de la CUP, Eudald Calvo. Poble Lliure, una de las dos principales organizaciones en el seno de la CUP, ha emitido un comunicado este miércoles crítico a partes iguales con la decisión de la CUP de no apoyar la investidura y con la estrategia “partidista” de Convergència y Esquerra, que tampoco han cedido en “el quién” en estos tres meses de negociaciones.

En este impase, la política catalana será escenario durante cuatro días de “pressings” de todo tipo. La CUP lleva meses denunciando la presión mediática a la que se ve sometida desde el entorno mediático convergente. Ahora intentan darle la vuelta y convencer que es la inflexibilidad de Mas la que aboca Catalunya a nuevas elecciones. Los favorables al president, en cambio, señalan a la CUP como responsable de poner fin al proceso independentista. Mientras, ERC y las entidades soberanistas intentan buscar una salida a un escenario que probablemente llevará a nuevas elecciones. Un escenario en el que ERC, vistos los resultados de las elecciones generales, tendría muchos puntos para imponerse por encima de Convergència en caso de mantenerse en su postura de no reeditar Junts pel Sí. Hasta el lunes, sin embargo, todos los ojos siguen puestos sobre Mas.

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