La crisis resta argumentos para ampliar el Puerto de València: cuenta aún con una capacidad del 20% y prevé un descenso de tráficos del 11%
“Haciendo un uso eficiente de las diferentes diferentes terminales del Puerto de València no sería necesario más terreno para tráfico de contenedores, el problema es que la optimización del espacio requiere inversión en personal, en maquinaria y en sistemas informáticos”.
Es lo que asegura un trabajador del recinto perteneciente a la ejecutiva de la sección sindical de CCOO, quien además asegura que las obras de la ampliación no son necesarias en estos momentos, al menos con la urgencia que plantea la Autoridad Portuaria de València (APV): “Hay actividades y mucho espacio ocupado en el interior del Puerto por empresas que no son estrictamente portuarias, por ejemplo, un depósito de hidrocarburos en el muelle del Turia cuando esa actividad está en el muelle del Este”.
La urgencia por ejecutar los nuevos muelles de la ampliación norte que duplicarán la capacidad actual del Puerto (actualmente mueve unos cinco millones de contenedores al año) ha sido uno de los grandes argumentos del presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia (APV), Aurelio Martínez, para negarse a realizar una nueva declaración de impacto ambiental (DIA) que analice si el nuevo proyecto, con importantes modificaciones con respecto al aprobado en 2007, implica riesgos para el medio ambiente.
Martínez entiende que supondría un retraso mínimo de unos tres años y que eso podría suponer la fuga del inversor privado, la multinacional naviera MSC, que prevé invertir 800 millones en el equipamiento de la nueva terminal a través de su filial TIL.
El riesgo de colapso de las instalaciones también ha sido un argumento recurrente. Sin ir más lejos, el presidente de Puertos del Estado, Francisco Toledo, se pronunció recientemente en este sentido para defender la necesidad de la ampliación norte del Puerto de València.
Sin embargo, la crisis del coronavirus resta fuerza a este argumento. El propio informe de la Universidad Politécnica de València encargado por los empresarios portuarios y presentado el pasado mes de febrero afirma que las instalaciones están actualmente al 80% de su capacidad.
Además, en la misma línea del trabajador consultado, el profesor J. R. Medina en el año 2006 ya señalaba en su alegación contra la ampliación que el puerto tenía capacidad sobrada hasta 2032. En un debate el pasado mes de enero en una sede del PSPV, el exsecretario de la APV, Luis Felipe Martínez, afirmó que sin la ampliación podía llegar a tener “un 30% más de contedores”.
Incluso, el propio presidente de la APV, Aurelio Martínez, reconoció tras el consejo de administración del pasado 22 de mayo que cerrará el actual ejercicio con un descenso del 70% en su volumen de negocio, del 80% en sus beneficios netos y prevé una caída del 11% en sus tráficos de cara al próximo año como consecuencia de la actual crisis del coronavirus.
Sin ir más lejos, el pasado mes de enero, antes de que se iniciara la crisis derivada de la pandemia que paralizó la economía, la presidenta del Port de Barcelona, Mercé Conesa, ya descartó por el momento construir una tercera terminal de contenedores en el ámbito de la última ampliación ejecutada al considerar que la demanda actual del mercado internacional no justifica una nueva infraestructura.
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