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Botanic2os

Cristina Mollà

Con el gobierno valenciano bien definido y casi completo, muchas miradas y expectativas están puestas en su futuro. Hay muchas cosas que caracterizan este nuevo Consell y que hacen que sobre él se proyecte esperanza. Si el 2015 fue el del “cambio”, cuando se materializó el final de una época de hegemonía partidista y muy corrupta y entraron en las instituciones la pluralidad y la honestidad, ahora, en 2019, se han consolidado las bases de un gobierno que ha asumido el reto de aportar con su compromiso y su gestión a mejorar la vida de una sociedad y un planeta agotado en recursos y sumido en desigualdades.

La declaración de intenciones plasmadas en el documento del que nace este gobierno, Botanic2os, es innovadora y valiente, bien vale el calificativo de anomalía “democrática” pues dista mucho de lo que estamos acostumbrados a ver en otras regiones y países de nuestro entorno. Valga de ejemplo esta ambición por romper tópicos y asumir la voz de la calle, tal y como ha mandatado la ciudadanía valenciana con su voto.

El nombre de sus “conselleries” también lo dice todo: desde emergencia climática o transición ecológica, hasta igualdad y políticas inclusivas, sanidad universal, calidad democrática, economía sostenible o sociedad digital. Es un compromiso político a todos los niveles por cuidar de esta “nuestra casa común”: cuidar del planeta y cuidar de las personas para que nadie quede atrás.

Es el nuevo paradigma que se está abriendo camino en todo el mundo, del que se hacen eco voces jóvenes como Greta Thunberg o pensadoras como Naomi Klein, y que lanza un SOS para dar respuesta a un sistema de crecimiento y consumo desmesurado que está agotando recursos y que impacta en nuestra vida diaria: cáncer, problemas respiratorios, trabajos precarios, desigualdad, pobreza... Una crisis social, democrática y climática de la que ya no se van a aprovechar ni los más ricos, porque su tiempo, como el de todos, también es finito y el calentamiento global no comprende de clases, entre otras cosas.

Y en este contexto hay una “aldea gala” o mejor dicho “valenciana” que se ha resistido a la embestida del bipartidismo y de otros que amenazan la democracia y sueñan con involucionar en derechos y libertades. El nuevo gobierno valenciano, fruto de aquel cambio del 2015, ha renovado la confianza de la ciudadanía para atender las emergencias básicas y perentorias a las que nos enfrentamos: la emergencia social y la emergencia climática. Rescatar personas y proteger el planeta es el relato a construir, poner en práctica y exportar. Conceptos como austeridad, privatización, consumismo, van dando paso a otros como el de economía circular, sociedad de los cuidados, justicia social, transición energética o movilidad sostenible. Cada vez más están en nuestro vocabulario, ahora hace falta que los asumamos en nuestra forma de vida y para ello está la política y gobiernos comprometidos con mejorar el mundo.

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