Ciudadanos frustra la reforma de la ley electoral valenciana
Los diputados que trabajan en la reforma de la ley electoral caminan hacia un muro que se va dibujando a medida que se avanza. Con cada paso se aprecia más de cerca la frustración de una norma que lleva en las Corts media legislatura.
La comisión de coordinación de las instituciones ha votado este martes la propuesta de reforma de la ley electoral autonómica presentada por los partidos del Botánico (PSPV, Compromís y Podemos) después de casi dos años de trabajo. Una propuesta de mínimos que se acordó entre los tres socios de gobierno y que tras meses de negociaciones obtuvo el compromiso apalabrado de Ciudadanos, ya que sin sus votos, la reforma sería imposible. La formación naranja se ha reafirmado en su posición y no permitirá la reforma de la norma autonómica. Ni siquiera, destacan en la comisión, ha presentado enmiendas al texto, aunque en el pleno aseguró que lo haría para mejorarla.
La formación naranja se mostraba favorable a aprobar una serie de propuestas incluidas en su programa electoral: la bajada del listón del 5% al 3%, las listas abiertas, primarias en los partidos y las listas paritarias. A petición de los naranjas, dicen desde el Botànic, se retrasó la tramitación de la ley en noviembre, para que pasara la tensión de las elecciones catalanas, donde su líder, Albert Rivera, tenía especial interés en centrar el discurso. En febrero la formación que encabeza Mari Carmen Sánchez cambió de opinión -así como de interlocutores-, y planteó una serie de exigencias cuasi imposibles de cumplir en el último año de legislatura, entre las que se encontraba la circunscripción única, que requiere una reforma del Estatut de Autonomía y por ende, un referéndum.
Hace apenas un mes, la síndica presentó una propuesta exprés de reforma de la norma autonómica, intentando convencer al resto de grupos de que la votaran a favor y convencieran a sus compañeros en el Congreso de los Diputados para acelerar su reforma. Sánchez buscaba evitar que se les acusara de no querer cambiar la norma autonómica. No llegaron tan siquiera las firmas del resto de grupos necesarias para admitirla a trámite y la propuesta está en el limbo.
En la comisión, el diputado naranja Juan Córdoba ha reiterado su compromiso con los puntos incluidos en su programa electoral, así como con las listas paritarias. Y también su voto negativo a estas propuestas, a todos los artículos de la ley electoral -se ha votado en bloque- y a las disposiciones adicionales, ante la mirada atónita de los diputados del bloque progresista. Así, sin sus votos en el pleno -algunos aun confían en que cambien de opinión, como ha sucedido con la tramitación de la ley de estabilidad presupuestaria en el Congreso- la reforma será inasumible.
El PP dice que no quiere que entre la ultraderecha
En otro espacio se ubica el PP, que dijo que no desde el minuto uno a la reforma de la ley electoral, al no aceptar los puntos mínimos que ofrecían el resto de grupos. Los populares suman a sus argumentos clásicos un extra, en boca de todos durante las últimas semanas: el auge de la ultraderecha y su posible reflejo en España en Vox. “Nos preocupa en Europa”, matizaba Luis Santamaría. Para los populares, la rebaja del listón al 3% complica la gobernabilidad y responde a un intento de “quedar bien con Izquierda Unida”, por parte del resto de grupos.
En el espacio contrario, el de la “extrema izquierda” han ubicado a Podemos, del mismo modo que lo ha hecho Ciudadanos, añadiendo otro “extrema” a su frase. “No hay mayor fábrica de ultraderecha que Podemos y Pablo Iglesias”, decía Santamaría, en un pequeño debate sobre la ubicación ideológica de los partidos. En las Corts todos se muestran preocupados por el auge de líderes totalitarios y con simpatías cercanas al fascismo, pero no coinciden en identificar al responsable.
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