El denunciante del caso Palau de Les Arts declara en el juicio que Pablo Broseta multiplicó por seis el importe real de las facturas
Xavier Colinas, ex trabajador de la fundación del Palau de Les Arts Reina Sofía de Valencia y denunciante del presunto desfalco en el coliseo, ha ratificado ante un tribunal las facturas hinchadas que recibió de parte de la mercantil que administraba Pablo Broseta, “que llegaban a multiplicar por seis el importe real de los trabajos”, y el caso omiso que le hizo la ex intendente del coliseo, la fallecida Helga Schmidt, ante la advertencia de los hechos. “Ella me respondió diciéndome que no respondía a la verdad”, ha explicado.
Colinas ha sido la primera persona en declarar, en calidad de testigo, en el juicio que ha arrancado este jueves en la sección segunda de la Audiencia Provincial de Valencia por presuntas irregularidades en el Palau. Hay cuatro acusados por presuntos delitos de malversación, prevaricación y falsedad documental que se han sentado al lado de sus respectivos letrados y que declararán, pese a no ser lo normal, al final del juicio.
Se trata de el que fuera director financiero del Palau Ernesto Moreno; el presidente del consejo de administración de Patrocini -empresa vinculada al Palau y dedicada a captar patrocinadores-, José Antonio Noguera Puchol; el consejero delegado de Patrocini Joaquín Maldonado; y el excónsul de Francia en Valencia y administrador de la sociedad Radcliffe -mercantil que actuaba de intermediaria en las contrataciones-, Pablo Broseta.
El testigo trabajó en la fundación del Palau desde marzo de 2005 hasta febrero de 2010. Ha indicado que fue Schmidt -quien estaba imputada en esta causa pero falleció el pasado mes de septiembre tras una larga enfermedad- quien quiso que se incorporase a la fundación tras estar como asesor en la Conselleria de Economía. Se encargó de coordinar el marketing y la promoción y también hacía inicialmente tareas de patrocinio hasta que se incorporaron tres personas más.
Fue en una reunión en abril de 2008 convocada por Schmidt en la que se les presentó a Noguera y a Maldonado y se les informó de que se iba a crear una sociedad externa para hacer labores de captación de patrocinadores para la fundación. Esta mercantil, Patrocini, de la que la exintendente era consejera -pese a su incompatibilidad con el cargo-, facturó trabajos sin tener infraestructura ni personal para hacerlos, tal y como mantiene el fiscal.
En ese momento, ha afirmado el testigo, no sabían que Schmidt era consejera de la sociedad y les justificaron la colaboración en que no se captaban suficientes patrocinios. Seguidamente se despidió a la persona encargada de patrocinios en la fundación y ésta le comunicó, tal y como ha narrado, que tenía cierta “desconfianza” en cosas que pasaban.
También le comentó su compañera que una mercantil había mostrado su absoluto rechazo a seguir negociando con Patrocini porque la negociación no tenía nada que ver con ocasiones anteriores. “Ella se lo trasladó a Schmidt y por la tarde fue despedida”, ha apostillado. De hecho, ha llegado a decir que la actuación de Patrocini “no fue exitosa” porque “se perdieron patrocinadores”.
Junto a Patrocini, otro los pilares de la declaración se ha centrado en adjudicaciones a Radcliffe, empresa de la que era administrador Pablo Broseta. Sobre la misma, ha informado de que se le adjudicaron concursos de impresión de folletos, entre otros, pero estima que no reunía las condiciones para hacer los trabajos por sus propuestas y porque parecía que no tenía estructura empresarial detrás.
El testigo, quien ha señalado que Moreno le comentó que Broseta era un “buen amigo suyo” que quería trabajar con ellos, ha afirmado que Radcliffe incrementó “mucho” los precios en comparación con otras empresas a las que pedía presupuesto para ver la diferencia de números.
“Recibí una factura con un importe que me parecía excesivo”, ha dicho en relación con la impresión de las promociones de la Fórmula 1, se lo trasladó a Schmidt y ésta le respondió que pidiera presupuestos alternativos. “Lo hizo con otra empresa con la que habíamos trabajado antes y se multiplicaba por seis el importe reclamado” por Radcliffe.
Finalmente, la empresa bajó el precio -que justificó en razones de urgencia-, “pero todavía la factura era tres o cuatro veces más alta que la que habíamos contrastado. Yo nunca aprobé el pago”, ha aseverado. “Todas las facturas de Radcliffe las contrastábamos con empresas externas y siempre era muy superior. Por ejemplo, el importe de unas acciones ascendía a 80.000 euros y esa misma valoración de otras empresas era de unos 40.000”, ha puesto como ejemplos.
Despedido por “pérdida de confianza
Ante esta situación, envió una carta a la ex intendente alertando de esta situación y un año después fue despedido por “pérdida de confianza”. Ha señalado que Schmidt le contestó dos o tres días después de remitirle su escrito y ella le dijo que lo que exponía “no respondía a la verdad”, ha reproducido.
Tras dejar el Palau, el testigo hizo el 'informe Diógenes' con un relato de los hechos que había vivido y las personas afectadas. Lo remitió a varias personas de la Generalitat y al primero que se lo comunicó fue a Eusebio Monzó, miembro de la comisión ejecutiva.
“Eusebio me dijo que el asunto era muy grave, que no me preocupara y que lo transmitiría a los superiores. Me garantizó que se asumirían responsabilidades. Me dijo que era mejor que me fuera de la fundación y que luego me rehabilitarían profesionalmente. Pero no fue así”, ha lamentado.
El trabajador también trasladó el informe al Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) y a las semanas le llamó Fiscalía Anticorrupción.
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