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La Generalitat asume la “emergencia” de la reparación del Centro de Tecnificación de Vila-real que costó 30 millones de euros

El Centro de Tecnificación Deportiva de Vila-real.

Lucas Marco

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La obra del Centro de Tecnificación Deportiva de Vila-real costó unos 30 millones de euros. Lo construyó una UTE formada por Lubasa y Ocide en dos fases, una de ellas, por ocho millones de euros sin concurso, tal como denunció la Sindicatura de Comptes. El gasto lo asumió Ciegsa, la empresa pública de la Generalitat para la construcción de centros educativos, cuando Alejandro Font de Mora era conseller del ramo. El recinto se inauguró en 2011 pero durante años se utilizó sólo en parte por el Servei Municipal d'Esports del consistorio castellonense debido al elevado coste de su mantenimiento.

La Conselleria de Educación, que dirige Vicent Marzà, ha aprobado la declaración de emergencia de las obras de la cubierta. El presupuesto previsto para las obras asciende a 1.185.000 euros, y el contrato de servicios, que incluye la redacción del proyecto básico y de ejecución, la dirección y la ejecución de obra y la coordinación de seguridad y salud asciende a 54.450 euros.

Los problemas estructurales del centro ocasionaban filtraciones y el mal estado de la cubierta suponía un “peligro tanto para los usuarios como para el personal deportivo y de mantenimiento”, según denunció el concejal de Deportes y Salud, Javier Serralvo. “Nos encontramos ante un empastre más de la etapa del PP, que se construyó mal a pesar de que costó cerca de 30 millones de euros, un ejemplo más de los sobrecostes de Ciegsa, y ahora será el actual gobierno de la Generalitat el que dará solución a esta herencia envenenada”, afirma Serralvo.

Las instalaciones del CTD son propiedad de la Generalitat Valenciana, aunque en octubre de 2014 el gobierno autonómico del PP firmó una encomienda de gestión a favor del Ayuntamiento de Vila-real, que desde entonces asume el mantenimiento del recinto. Según recoge el informe del jefe del Servicio Municipal de Deportes, José Ramón Cantavella, “con las primeras situaciones de lluvia, empiezan a aparecer filtraciones de importancia” en la cubierta Deck (de chapa y aislamiento termoacústico) del pabellón polideportivo.

Estas filtraciones afectan “al falso techo interior, graderíos, zona técnica del techo y a la propia pista polideportiva de parqué”. Asimismo, se constata que, en episodios de inclemencias meteorológicas, “en ningún caso la cubierta Deck impermeable puede proteger íntegramente la instalación con el agravante de acumular la lluvia a la cubierta manteniendo las filtraciones días después de las inclemencias climatológicas”. Estas deficiencias “producen goteras y filtraciones incontroladas por encima del falso techo que, especialmente a través de las zonas no accesibles, afectan a todo el edificio, en especial a la tarima de las pistas de juego”, concluye.

Durante los primeros meses de la pandemia, el espacio se acondicionó para atender a pacientes con COVID-19.

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