La exportación se enfría y los azulejos se amontonan en fábricas de Castellón: 350 trabajadores lo pagan con sus empleos
Los trabajadores del sector de la cerámica en Castellón, uno de los principales motores de la inudstria valenciana, atraviesan momentos de incertidumbre. Nueve empresas ceramistas castellonenses han anunciado el inicio de los trámites para aplicar expedientes de regulación de empleo que, según CCOO, afectarán alrededor de 360 trabajadores –entre despidos totales y suspensiones temporales del empleo- debido a la importante disminución en el volumen de ventas registradas desde finales de verano y que se han mantenido en un periodo tradicionalmente flojo.
Desde CCOO y UGT manifiestan que todavía es pronto para saber si estamos frente a un cambio pasajero en la tendencia del mercado o, por el contrario, el descenso de las ventas viene para quedarse. Según sus informaciones, desde el mes de julio son 210 los trabajadores que han sido despedidos de sus puestos de trabajo y 150 los que han sufrido una suspensión o han visto modificado sustancialmente su horario de trabajo. No obstante, insisten en la capacidad y la fuerza del sector, si bien se muestran preocupados por la cantidad de producto almacenado a causa de la caída en las ventas y la devaluación que eso conlleva.
Esta situación viene propiciada por una marcada caída de las exportaciones al mercado internacional, el cual supone un importante porcentaje mayoritario del total de ventas del sector cerámico castellonense. Las sanciones económicas, sumados a la deriva proteccionista que se ha extendido por el clima internacional, han tenido como respuesta un descenso de ventas que, a su vez, ha provocado que la producción se encuentra parada en los almacenes de las empresas.
El contexto competitivo internacional tampoco es positivo, ya que, como la italiana, la cerámica castellonense posee una calidad que difícilmente puede competir en una guerra de precios propiciada por el aumento de una competencia de países como Turquía y Bulgaria, que pueden vender muy barato.
Sin embargo, los datos aportados por la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (ASCER) –con sede en Castellón- del ejercicio de 2017 mostraron un crecimiento moderado del 6%. No obstante, el balance también desvela que el principal porcentaje de ventas –cercano al 70%- proviene del mercado exterior, por lo que preocupa especialmente el impacto que la caída este año de esas ventas pueda tener. La próxima edición de Cevisama a finales de enero –la feria internacional de la cerámica en Valencia- será clave para poder hacerse una mejor imagen de la dirección en la que soplan los vientos.
Incertidumbre internacional
Ya durante el primer trimestre de este año se empezaron a ver señales alarmantes que apuntaban a una disminución importante de la exportación. Los datos oficiales de comercio exterior establecieron que once de los quince principales países exportadores de cerámica española –siendo Castellón el máximo exponente de la misma- habían reducido significativamente su demanda. Países como China, Francia o Argelia, importantes exportadores de azulejo valenciano, han reducido su demanda.
De especial importancia ha sido la disminución de demanda proveniente de Arabia Saudí. Y es que el país del golfo -de actualidad mediática debido a la polémica con los contratos por las fragatas de Navantia- también ha reducido sus exportaciones. En total el trimestre se cerró con una caída del 39,3 por ciento en el total.
Esta situación, en caso de prolongarse en el tiempo, puede traer serias repercusiones económicas para infraestructuras vitales de la provincia como el puerto de Castellón, el cual se ha convertido en una infraestructura estratégica para la industria cerámica y sus exportaciones a los mercados más grandes del mundo y que lo ha situado entre los principales puertos de España.