Israel ha importado desde el puerto de Sagunto más de 165.000 toneladas de cemento tras iniciar la invasión de Gaza
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El pasado 8 de septiembre, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciaba la aprobación de un decreto para establecer por ley el embargo de armas a Israel por el genocidio en Gaza, una norma que saldrá adelante después de que Podemos confirmara su apoyo a esta medida en el Congreso de los Diputados. Sin embargo, España ha seguido importando armas y municiones desde Israel a lo largo de 2025. Además, existen otras conexiones económicas y mercantiles entre ambos países en el ámbito civil. Empresas israelíes instalan renovables o participan en concursos públicos; y mercantiles españolas, como Indra o CAF, mantienen contratos en el país del que Benjamin Netanyahu es primer ministro. Incluso en el sector del ocio, sociedades con intereses en Israel organizan grandes festivales de música. El Puerto de València, el segundo con mayor tráfico de España solo por detrás del de la Bahía de Algeciras (el sexto más importante de Europa), es una de las principales puertas de salida de mercancías hacia Israel.
De este modo, el tráfico marítimo de los puertos gestionados por la Autoridad Portuaria de Valencia –València, Sagunto y Gandia– con Israel creció un 25,2% en 2024. Concretamente, València y Sagunto mantienen una conexión directa con el puerto de Ashdod, situado a 40 kilómetros al sur de Tel Aviv, uno de los principales puntos de carga de Israel (Ashdod también era el punto de acceso para los buques que transportan ayuda humanitaria a la Franja de Gaza).
Desde el Puerto de València parten diferentes tipos de mercancías hacia el país hebreo: contenedores desde la capital y graneles desde Sagunto –en concreto, cemento–. Desde que Israel invadiera Gaza y hasta el mes de septiembre de este año, Israel ha pasado de no importar prácticamente nada de cemento en 2023 a comprar más de 165.000 toneladas (Tn) de cemento blanco que han partido desde el recinto portuario valenciano, según los datos oficiales del Puerto de València.
82.673 Tn en 2024 y 82.476 Tn en 2025, el equivalente a 6.600 camiones, según fuentes del sector. elDiario.es ha podido saber que hasta 15 buques cargados de cemento blanco procedente de la planta que la multinacional turca Çimsa Cementos tiene en Buñol han zarpado desde Sagunto con destino la ciudad hebrea de Ashdod (elDiario.es ha intentado contactar, sin éxito, con la empresa cementera).
Según explican expertos del sector, esas exportaciones desde la fábrica de Buñol suponen una cantidad considerable, equivalentes a aproximadamente el 12% del máximo de producción de la planta (teniendo en cuenta los datos del año pasado completos), 700.000 toneladas anuales de cemento blanco. Por ejemplo, la planta cementera de Sagunto, propiedad de Holcim, tiene una producción total de 110.000 toneladas de cemento blanco al año.
Haciendo una comparativa, España, con una población de 50 millones de habitantes, consume anualmente entre 580.000 y 600.000 toneladas de cemento blanco, por lo que las exportaciones a Israel, con una quinta parte de la población española (unos 10 millones de habitantes), prácticamente equivaldrían al consumo anual por habitante de este tipo de material en España.
Un cemento blanco y de gran calidad
El cemento blanco, de gran calidad y el doble caro que el cemento gris, se utiliza principalmente para uso estético y decorativo: para prefabricados decorativos (fachadas, balaustradas, celosías...); suelos pulidos (tanto en blanco como con algún colorante); morteros para enlucidos; arquitectura sostenible (por ser blanco, tiene alta reflectancia solar –SRI–) muy apreciado en cubiertas. Unas características que coinciden, sin ir más lejos, con las construcciones de los asentamientos de colonos hebreos en tierras palestinas.
Según explican fuentes del sector del hormigón, este tipo de cemento tiene un precio de unos 200 euros la tonelada, muy utilizado en Oriente Medio porque permite rematar las obras en color blanco y, por tanto, no es necesario pintar por lo que su mantenimiento es menor. Las mismas fuentes explican que el alto precio del hormigón blanco justifican que las empresas israelíes lo compren en España. De hecho hay muy pocas plantas en el UE y Oriente Medio que trabajen al nivel de la de Buñol. “No tendría sentido comprar en Valencia el cemento gris, porque costaría más el transporte que la propia carga”, argumentan. El montante de las operaciones entre las empresas israelíes y la planta de Buñol podrían superar los 35 millones de euros, solo el coste de la carga. Habría que sumar el precio de los fletes.
Pero este cemento también se puede convertir posteriormente en hormigón, que es el que se aplica en las viviendas de Israel. Con las 160.000 toneladas se pueden producir unos 600.000 metros cúbicos de hormígón. La mismas fuentes del sector consultada consideran que el cemento adquirido por Israel no se utilizará en Gaza y podría estar siendo utilizado en viviendas que se están construyendo actualmente, por lo que podría estar siendo utilizado para el levantamiento de las viviendas de colonos que ocupan territorio palestino en Cisjordania. Esta máxima no ha podido ser contratada con la empresa turca porque no ha atendido a las llamadas de este periódico.
En lo que llevamos de 2025 han salido desde València 13.642 TEU (unidad de medida del transporte marítimo que se corresponde con contenedores de veinte pies), equivalentes a 180.189 toneladas, hasta el pasado mes de agosto. El volumen del tráfico de contenedores hacia Israel desde València era muy importante hasta 2023, con 23.234 TEU y 379.174 toneladas enviadas ese año. Sin embargo, las exportaciones cayeron considerablemente en 2023 para volver a aumentar de nuevo desde 2024 –pasó de 13.998 TEU y 193.420 toneladas a 17.685 TEU y 262.609 toneladas el año pasado–, tras los atentados del 7 de octubre y la posterior operación de Israel en Palestina.
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