Cuánto se ven los toros
La cancelación de Cuánto, Cuánto, Cuánto nos ha hecho reír más que el propio programa en sí aunque fuera un concurso con dos humoristas al frente: Eva Soriano y Aníbal Gómez. Me explico. Por primera vez en la historia de un fracaso televisivo y a través de sus redes sociales han hecho coña del cese fulminante de sus actividades y han publicado: “Cuánto, cuánto, cuánto o también conocido como el programa con más palabras en el nombre que entregas emitidas”. Brillante. Desactivan así toda crítica. Y añaden: “Pos sí chavales, nos han chutao, pero jamás olvidaremos el programa en el que casi todo se puede medir”. Efectivamente, casi todo se puede medir, sobre todo la audiencia.
Este programa de la productora de El Terrat (La Revuelta, Futuro Imperfecto) ha durado dos telediarios. Literal. El primer programa sacó un dato aceptable para La 1, ya que obtuvo dos dígitos. Todo lo que baje del 10 no es apto ahora mismo para TVE, que en octubre ha ganado en audiencia media a Antena 3, la líder hasta ahora. Un sorpasso que no quieren que sea flor de un día y desean mantener ganando en share y en número de espectadores, no solo en sus programas de tertulias políticas, que arrasan, sino en sus programas de entretenimiento en prime time. Y como sus buques insignia: el programa de Broncano, el de Buenafuente o el de Marc Giró funcionan tanto en la tele lineal como en redes y también en visualizaciones a la carta (que es realmente como se deberían medir las audiencias hoy en día, la suma de todo + el prestigio) no quieren que se empañe su liderazgo con más entregas de un concurso que no remonta.
La segunda emisión de Cuánto del sábado por la noche tuvo un raquítico 5,1% de share. RTVE ha sido inclemente y ha actuado con rapidez. A pocos programas les aniquilan el trabajo de preproducción y producción de manera tan fulminante, sin pensar en el equipo que deja atrás un trabajo como mínimo, de varios meses. Posiblemente, estemos ante un nuevo modelo de producción en el que no se graba la serie de programas con antelación, dando más inseguridad y más estrechez económica a las productoras. Normalmente y hasta ahora, se graban y se montan unos 10-13 programas listos para entregar a la cadena que los compra y se los come una vez pagados, aunque no funcionen. Eso, o se emiten en directo con posibilidad de cambiar su ubicación, duración, temática etc. Tal y como pasó con la muy escrutada Familia de la Tele. Eso da un poco de margen a las productoras que deben invertir en los formatos, sus equipos, estudio, decorado, invitados. Si ahora graban semanalmente o se emiten en directo y se lo cargan en el primer, segundo o tercer programa, la producción pierde y si es así no se invertirá en formatos nuevos ni se arriesgará en creatividad ni en personal, mermando así la cantidad y sobre todo la calidad de los programas.
Los proyectos duran lo que deciden los directivos que previamente han dado el ok al producto. La audiencia es uno de los motivos por los que continúan en pantalla los programas, pero para que haya buena audiencia depende de una buena idea, de una franja de emisión acertada, de una buena puesta en escena que justifique la idea y de comunicadores ad hoc para el formato. Y mucha suerte.
Algunos de los programas más longevos de la TV reúnen estas características: el mítico Informe Semanal se estrenó en 1973 y por él han pasado presentadores varios aunque todos con grandes dosis de credibilidad: Pedro Erquicia, Rosa M. Mateo, Letizia Ortíz, Lorenzo Milá, Ana Pastor o Pepa Bueno. Estudio Estadio (1972) o Saber y Ganar que sigue en marcha y creciendo desde 1997 con el sempiterno Jordi Hurtado son dos ejemplos más. También El Hormiguero o La Ruleta de la Suerte. Y Pasapalabra, siendo este un caso único que aun cambiando de T5 a A3 y de presentadores, ha mantenido la fidelidad de la audiencia.
Cuánto, Cuánto ha durado dos semanas, pero no ha sido el único fracaso televisivo en términos de audiencia ni el único al que no se le ha dado otra oportunidad en otro horario o en otra cadena.
No los recordaréis porque pasaron sin pena ni gloria por los televisores, ya que duraron menos de 4 emisiones como por ejemplo: Plan C con esta humilde presentadora que aquí os escribe, Malas Compañías con Manel Fuentes, Te lo Mereces con Paula Vázquez y Roberto Leal y otras decenas de programas de los que solo los damnificados nos acordamos.
Tomando datos antiguos y el contexto actual (audiencia fragmentada, múltiples plataformas, expectativas más bajas, ya que un programa por encima del 10% se considera un éxito razonable) se puede estimar que muy por encima del 50% están los programas que fracasan o quedan como formato limitado. Aunque también hay que distinguir los que fracasan totalmente por las altas expectativas de la cadena ese fracaso modesto de los programas que sobreviven sin gran impacto ya sea por su bajo coste, porque no funcionan en la tele lineal, pero se salvan por los visionados en diferido o en plataformas asociadas o también, por el interés personal o político de los propios directivos
Desde el principio de los tiempos de TVE se intentó conocer los gustos del espectador. Al principio eran simples encuestas. En 1961, el servicio de Propaganda y Relaciones Públicas de TVE en colaboración con el diario Pueblo y la revista Tele Radio realizó una de las primeras encuestas. Destacaban como emisiones más vistas las retransmisiones de futbol y los toros.
El futbol sigue siendo el opio del pueblo pero …¿y los toros? Pues depende, en Canal Sur durante la Feria de Sevilla o en Tele Madrid en San Isidro lograron una cuota del 18,6% y del 20% respectivamente. Se puede considerar una audiencia destacable sin ser estratosférica y en momentos puntuales.
Vayamos a otra televisión pública, À Punt la valenciana. La TVV con el gobierno de PP y Vox en la Generalitat ha decidido volver a emitir corridas de toros. El nuevo libro de estilo borra el veto que durante años impidió retransmitir espectáculos donde se diera sufrimiento o muerte al animal. No solo importa el qué sino también el cómo y el cuándo. La mayoría de estas retransmisiones aparecen en horario infantil. En una televisión sufragada con dinero público, los niños pueden ver cómo un toro se desangra entre aplausos. Y que no me intenten convencer con lo de la identidad valenciana o el patrimonio cultural porque por esa regla de tres se están cargando lo que más y mejor nos define como pueblo: la lengua valenciana. En la educación, en las instituciones, en el funcionariado y en la televisión valenciana que si algún sentido tiene es precisamente cuidar y promover la lengua propia de la comunidad .
El regreso de las corridas a À Punt es una declaración de intenciones. Marca una deriva hacia el ruido identitario que ya se creía superado.
El valenciano es catalán y viceversa y los toros, un despropósito.
Audiencias de la programación taurina del domingo 19 de octubre por la tarde en À Punt:
La plaça 0,3%
Previ bous 0,6%
Bous 1,6%
La plaça 1%.
Vaya, que no ve los toros ni Barrera.
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