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La precariedad laboral duplica las atenciones de Casa Caridad Valencia a jóvenes de entre 18 y 30 años

Casa Caridad Valencia

Carlos Navarro Castelló

Casa Caridad realizó el año pasado un total de 435.802 atenciones con las personas más desfavorecidas, un 7,6% más que en 2017 y la cifra más elevada de los últimos cuatro años.

“Son datos que demuestran que hay mucha gente en riesgo de exclusión social, una situación que afecta tanto a españoles como a extranjeros que buscan una nueva oportunidad en nuestra ciudad”, ha explicado este miércoles el presidente de Casa Caridad, Luis Miralles.

Esto se refleja en una ocupación del 100% en los albergues de Pechina y Benicalap, que registraron 44.363 pernoctaciones, un 6,8% más que en 2017, y en un reparto diario de unas 1.000 raciones de alimentos entre desayunos, almuerzos y cenas, hasta alcanzar las 327.741, con un aumento del 8,4%, respecto al ejercicio 2017.

El presidente de la asociación ha apuntado que “a pesar de la mejoría económica de los últimos años, sigue habiendo muchos españoles, especialmente en edades comprendidas entre 50 y 65 años, que sufren una situación de pobreza crónica derivada de una estancia prolongada sin empleo y que en algunos casos se agrava con problemas físicos o de adicciones, y aunque reciban un subsidio, éste no les permite cubrir sus necesidades por lo que precisan de nuestra atención. Además, hemos notado en los últimos meses el aumento de personas extranjeras que llegan a nuestra ciudad coincidiendo con políticas de externalización y blindaje de fronteras que han provocado un cambio en los movimientos migratorios”.

Según Miralles, “estas atenciones en servicios básicos, como poder comer todos los días o tener un techo donde dormir, se acompañan de un seguimiento de cada una de las personas que acuden a nosotros”, ha subrayado Cristina Sánchez, responsable de Trabajo Social del Multicentro de Benicalap.

Así, en 2018 se han realizado 63.698 atenciones personalizadas, un 4,3% más, donde se incluyen las entrevistas que llevan a cabo los trabajadores sociales que diseñan un plan individualizado para dar respuesta a las necesidades de cada persona, el servicio de los Centros de Día, los talleres de búsqueda de empleo o vivienda, o las diferentes acciones con las familias a través de las actividades del programa de las escuelas infantiles.

Jóvenes y familias

En especial, Casa Caridad pone el foco en el aumento de jóvenes, colectivo especialmente vulnerable que puede derivar en una situación de pobreza crónica.

Así, en 2018 ha vuelto a crecer hasta las 500 personas el número de personas entre 18 y 30 años sin trabajo que acuden al comedor social, que se han doblado respecto a 2017 y triplicado sobre 2014.

“Tal y como venimos advirtiendo en los últimos años, cada vez más jóvenes que han cumplido la mayoría de edad acuden a nuestros servicios más básicos y en búsqueda de asesoramiento ya que carecen de recursos de ningún tipo” ha indicado Cristina Sánchez. “Si no se ofrece ninguna solución a estas personas, su situación de desprotección puede prolongarse a largo plazo”.

En muchos casos se trata de personas que tras cumplir la mayoría de edad y dejar de estar tutelados salen a la calle sin ningún tipo de recurso y con escasas opciones de trabajo.

Otro de los perfiles que más preocupa a la ONG son las familias. Así, el albergue de Benicalap destinado a este colectivo ha presentado un índice de ocupación del 100%.

La gran mayoría son familias biparentales procedentes de países del Este de Europa o Latinoamérica con dos o más hijos que llegan a València solicitando protección internacional.

“Son parejas jóvenes en situación irregular que obtienen ingresos de trabajos temporales y que buscan su autonomía pero que encuentran muchas dificultadas para alquilar un piso”, ha explicado Cristina Sánchez quién ha añadido que, “el año pasado hemos notado un aumento de personas y familias que llegan a nuestros albergues derivados de servicios sociales por la pérdida de su hogar debido a que no han podido hacer frente a alquileres o por haber sido desahuciados”.

Esta preocupación por las familias también se observa en el aumento en un 36% de las acciones de asesoramiento, búsqueda de empleo y vivienda, talleres de formación o gestión de prestaciones del programa Escuela Familia que el año pasado realizó 7.500 actuaciones.

Proyecto Fénix

En 2018 Casa Caridad puso en marcha el proyecto Fénix, una vivienda supervisada en la que conviven cuatro usuarios que han pasado con anterioridad por otros recursos de la ONG y que se encuentran en su última fase de reinserción.

“Es un proyecto piloto pensado para personas con el perfil más cronificado dentro del colectivo de personas sin hogar, que han estado varios años en la calle y con problemas de salud o adicciones, y que ahora, después de trabajar varios años con ellos queremos con la convivencia en esta vivienda que normalicen su situación y refuercen su autonomía”, ha destacado Guadalupe Ferrer, gerente de Casa Caridad.

Desde la puesta en marcha, han pasado ya nueve usuarios, de los que cinco ya han recuperado su independencia al encontrar un nuevo alojamiento.

#votacontralapobreza

El presidente de Casa Caridad ha presentado estas cifras “detrás de las que hay personas reales que nos necesitan. Por ello, hacemos un llamamiento a la solidaridad de la sociedad valenciana para aumentar el número de socios y empresas que son los que nos ayudan a abrir nuestras puertas cada día”, ha explicado Luis Miralles.

 

En este sentido, la Asociación ha presentado la campaña #votacontralapobreza con la que pretende visibilizar las necesidades de las personas a las que atiende para sensibilizar a la sociedad.

 

“Nuestros trabajadores, voluntarios, socios o empresas son colaboradores que están volcados con ayudar a los más vulnerables. Una solidaridad a la que tenemos que sumar a más gente, por ello es fundamental concienciar a la sociedad civil, empresas y Administraciones contra la pobreza”, ha subrayado el presidente de Casa Caridad.

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