Mazón, un desastre de presidente

Vox entrega al PP valenciano el “flotador” de unos presupuestos marcados por la extrema derecha

Un jefe del Consell acorralado por el fracaso ante la DANA busca retrasar la dimisión que reclama la calle 

No siempre es tan clara la coincidencia de la opinión pública y la calle. Ni tan estridente la disonancia entre la actuación gubernamental y lo que reclama la ciudadanía. Este jueves 29 de mayo, cuando se cumplían siete meses de la catástrofe de la DANA, que inundó varias comarcas valencianas y se cobró 228 víctimas mortales, tras una huelga general de convocatoria minoritaria durante la jornada, una masiva manifestación, la séptima, volvió a gritar “Mazón dimissió” por las calles de la ciudad de València, pese a que el presidente de la Generalitat sigue empeñado en tratar de retrasar lo inevitable.

Acorralado desde aquel 29 de octubre en el que estuvo ausente del puente de mando de un sistema de emergencias que fracasó en su más perentoria función de protección civil frente a una catástrofe, Carlos Mazón se aferra a unos presupuestos autonómicos aprobados gracias al voto del “socio traidor”, como denominaba hace unos días Eduard Ureña a Vox en un artículo en este mismo diario. Un socio parlamentario que había dado el portazo hace casi un año a aquel inicial gobierno de coalición del que tan satisfecho estaba el presidente y que se ha cobrado ahora el favor llenando de tics reaccionarios las cuentas públicas, sin respeto a nada, sean los agentes sociales (patronal y sindicatos), la memoria democrática, la protección del valenciano, la defensa del derecho civil, la cooperación al desarrollo o las instituciones estatutarias del autogobierno, como la Acadèmia Valenciana de la Llengua, a la que se amenaza con asfixiar sin el menor recato.

Resulta difícil calibrar cuánto ha habido en la perpetración de estos presupuestos del PP con la extrema derecha de desesperación (por poder argumentar que dispone de unas cuentas públicas que incluyen fondos para la reconstrucción de las comarcas afectadas) y cuánto de la llamativa ligereza que ya se permitía Mazón al afirmar, en los prolegómenos de la legislatura, aquello de que “en el peor de los casos tendríamos que chupársela a uno de Vox, que vienen aquí a tocar los cojones”.

Irremisiblemente desacreditado desde aquel trágico día en que la gente se ahogaba mientras él estaba de sobremesa y no se sabe qué más, Mazón sólo se ha regido desde entonces por el instinto de protección (frente a la investigación de la jueza de Catarroja que lleva el caso) y el ansia de supervivencia (convertido en un lastre para su partido y una maldición para la sociedad valenciana). A su historial de mentiras y versiones contradictorias sobre lo que hizo y dejó de hacer el día de la catástrofe, se añaden manipulaciones burdas, como la de esa grabación amputada que se hizo llegar a los medios y está actualmente en manos de la fiscalía, e intentos de desviar hacia cualquier otra institución, entidad o cargo público las responsabilidades del desastre.

El último síntoma de su estado, digamos, emocional ha sido ese episodio en el que, tras la reunión en València con las asociaciones de víctimas por parte del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (previamente se había producido otra en Bruselas con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von del Leyen), se dignó a ponerse en contacto con ellas y se dio cuenta, ¡oh sorpresa!, de que antes de aceptar cualquier cita los familiares de los muertos en las inundaciones le reclamaban que levantara el veto del PP y de Vox a su participación en la comisión de la DANA de las Corts Valencianes. ¿Cabe imaginar una circunstancia más patética y más oprobiosa?

Resume el estado de ánimo de los valencianos lo que declaró en la manifestación Toñi García, una mujer que perdió a su marido y a su única hija en la DANA: “Que me hablen ahora de Presupuestos aún me resulta más indignante y más de tener poca vergüenza. Parece que son su flotador, su salvación, pero no es para nada la nuestra. Seguimos pidiendo su dimisión y aquí estaremos una vez más y todo lo que haga falta para que dimita”.

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