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Los datos de la polémica entre Catalá y Puente: mismos carriles bici, pero más tráfico y menos ciclistas en el centro de València

Tráfico en la calle de Colón tras eliminar un carril bus en favor del vehículo privado.

Carlos Navarro Castelló

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“Lo que no sucede en ningún país de la Unión Europea salvo en España es que una vez se ha construido un carril bici se destruya para devolverle este espacio al coche y eso está pasando en València, en Logroño, en Elche y en Valladolid”. El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, se pronunció así recientemente en una rueda de prensa tras el consejo de ministros en la que añadió: “Lo tengo que decir con mucho pesar, me va a tocar verme con muchos alcaldes. Dentro de poco, en unos días iré a ver a la alcaldesa de València y se lo tengo que decir”.

La alcaldesa del PP, María José Catalá, no tardó en reaccionar para desmentir con rotundidad esta afirmación y solicitar una rectificación. A partir de ese momento, se enzarzaron en un intercambio de mensajes en la red social X (antes Twitter), donde Puente se apoyó de diversas informaciones publicadas el pasado mes de septiembre relativas a la supuesta eliminación de un carril bici en el barrio de Sant Isidre que finalmente no se produjo.

Aquel acto generó una enorme confusión puesto que inicialmente se dio a entender que efectivamente se iba a quitar esa infraestructura ciclista para que el tráfico privado ganara un carril. Catalá, además, anunció el inicio de un proceso de revisión de carriles bici supuestamente problemáticos para transformarlos en ciclocalles y dar más espacio así al vehículo motorizado.

Pero la realidad es que, como informó elDiario.es, finalmente la actuación consistió en reubicar una fila de contenedores que entorpecían la circulación y que, hasta ahora, no se ha eliminado ningún carril bici de los ejecutados por la anterior corporación de Compromís y PSPV. De hecho, se ha ejecutado alguno que quedó aprobado poco antes de las pasadas elecciones, como el de la avenida del Doctor Peset Aleixandre.

Con todo, más allá del caso concreto de este carril bici, Puente también afirmó que “no es de recibo que todo lo que hemos conseguido en los últimos años en materia de movilidad sostenible se destruya ahora por este tipo de coaliciones” en referencia a los gobiernos del PP y de Vox, como es el caso de València. Y en ese sentido, tiene sobrados argumentos para trasladar su preocupación a la alcaldesa por los resultados de los cambios que ha implementado en materia de movilidad.

Y es que, lejos de seguir los pasos de la mayoría de capitales europeas, tal y como ha hecho València en los últimos ocho años, en la línea de sacar el tráfico motorizado de los centros históricos para dar más espacio principalmente al peatón, el coche vuelve a ganar el protagonismo perdido, mientras que el uso de la bici empieza a caer.

Así lo reflejan los datos de intensidades de tráfico del propio Ayuntamiento desde que el pasado día 12 de diciembre se abrió la calle de Colón para vehículos privados desde la plaza de la Porta de la Mar, eliminando un carril de la EMT en favor del vehículo privado, y se desviaron cinco líneas de esta vía a las calles de la Paz, Poeta Querol y San Vicente-Plaza del Ayuntamiento.

El resultado, el pasado mes de enero el flujo de coches en el primer tramo de la calle de Colón se disparó un 54% con respecto al mismo periodo del año anterior. También creció un 20% el tráfico en la calle de la Paz, un 11% en Pintor Sorolla y un 25% en la calle de Lauria. Así, tal y como denunciaron Compromís y el PSPV, por Colón pasan al día 2.500 coches más, por la calle de la Paz, 1.700 más y en Lauria, 1.000 más. Al mismo tiempo se ha producido un descenso del 10% en el uso de la bicicleta en la calle de Colón, casi 500 bicis menos al día.

Además, el actual bipartito del PP y de Vox ha anunciado una auditoría de todos los carriles de bici de la ciudad con un coste de 16.800 euros “con la idea de detectar las problemáticas que puedan comprometer la seguridad y proponer soluciones a corto y medio plazo”, que pasarían por eliminar o reubicar los carriles bici “problemáticos”, entre los que señalaron el de la Gran Vía Fernando el Católico o algunas intersecciones del anillo ciclista en la calle de Colón. También han mantenido en la acera el carril bici del puente de Aragón, que el anterior ejecutivo de izquierdas proyectó en la calzada para dejar las aceras en exclusiva para el viandante.

Otro ejemplo de las resistencias a las que aludió Óscar Puente es la negativa del Gobierno municipal del PP y de Vox a aplicar restricciones a los vehículos más contaminantes a través de las zonas de bajas emisiones (ZBE) puesto que finalmente se ha utilizado como tal el Área de Prioridad Residencial (APR) del centro histórico, una pequeña zona controlada por cámaras a la que tan solo pueden acceder vecinos, comerciantes o usuarios de plazas de garaje, algo que nada tiene que ver con el paso de vehículos más contaminantes. El Ayuntamiento, además, ha estado desde octubre hasta al menos enero sin tramitar las denuncias y ha descartado utilizar las mediciones de calidad del aire de expertos de la Universidad Politécnica en la aplicación de las ZBE, ya que implicaría mayores restricciones.

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