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La quiebra técnica del IVF acaba con el sector financiero valenciano

La comisión gestora de la Fundación Bancaja aprueba las cuentas de 2012, con un beneficio de 8,9 millones

Voro Maroto

El Instituto Valenciano de Finanzas (IVF), el banco con el que la Generalitat intenta financiarse e inyectar dinero en el tejido productivo, está en quiebra técnica. Tras las estrepitosas caídas de Bancaja, CAM y el Banco de Valencia, la penosa situación de la entidad dependiente de la Conselleria de Hacienda remata al ya inexistente sector financiero autonómico.

Según la última auditoría, el IVF tiene 1,52 millones de euros de fondos propios y obligaciones (pasivos) por más de 1.300 millones de euros. Sufre un fondo de maniobra negativo (los recursos disponibles para hacer frente a los pagos a corto plazo) de más de 130 millones y sólo en 2013 perdió casi 50 millones.

El IVF ha sido, además, la entidad utilizada por la Generalitat para inyectar dinero del contribuyente -casi 120 millones- en hasta cuatro clubs de fútbol: Valencia, Levante, Hércules y Elche. Los dos últimos ya son de facto equipos nacionalizados mientras que el primero, el Valencia, podría serlo en breve.

Sin sistema financiero propio

La Comunitat Valenciana carece ahora mismo de ningún banco propio, lo que agrava la falta de crédito a la economía productiva por, entre otras cosas, el alejamiento entre el cliente y los centro de toma de decisiones. Bancaja y la CAM, la tercera y cuarta caja de ahorros de España, y el Bando de Valencia, han desaparecido.

La entidad con sede en Valencia, integrada en Bankia. Y la CAM, “lo peor de lo peor” según el exgobernador del Banco de España, en el Banco Sabadell. El Banco de Valencia, que conserva parcialmente su marca, es ahora gestionado por La Caixa.

El fiasco de la SGR

La SGR, otra entidad financiera valenciana controlada por la Generalitat, Bancaja, CAM y varias patronales, también está en la UVI. Dedicada básicamente a avalar la actividad de Pymes, perdió 75 millones de euros en 2012. Sólo un aval de la Generalitat, pendiente de autorización por parte de la Unión Europea, ha evitado su entrada en concurso de acreedores.

En cualquier caso, la SGR, la mayor de España ya que tiene más de 1000 millones de euros en riesgo, tiene paralizada su actividad. Las pymes valencianas no tienen quién les preste dinero.

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