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Blogueros y periodistas, en el punto de mira del Gobierno vietnamita

Palacio presidencial de Vietnam./ Fotografía: Paul Morse.

Leila Nachawati

Una red de 60 blogueros vietnamitas publicó el 18 de julio una declaración en la que pedían a su Gobierno que se atuviese al respeto de los derechos fundamentales. La declaración se hace en un contexto de recortes de la libertad de expresión en todo el país, donde ha aumentado en los últimos meses la persecución de periodistas, blogueros y activistas por los derechos humanos. Irónicamente, estas violaciones del derecho a la libertad de expresión coinciden con la candidatura de Vietnam para formar parte como estado miembro del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

Aumentan las detenciones de blogueros y periodistas

En la declaración se hace un llamamiento tanto al gobierno vietnamita como a Naciones Unidas a revisar el artículo 258 del Código Penal de Vietnam, reformado en 2009, que se refiere al “Delito de abuso de las libertades democráticas con el fin de perjudicar los intereses del Estado.” Un artículo que ha proporcionado el marco legal para el goteo constante de detenciones de blogueros y activistas por los derechos humanos.

Preocupa tambien la presentación, el 31 de julio, de un nuevo decreto ley para regular las comunicaciones electrónicas, con especial énfasis en el uso de redes sociales. “Aunque es cierto que será difícil que puedan aplicarlo más allá de casos puntuales, y que la desobediencia civil generalizada ante este tipo de medidas lo impedirá, resulta alarmante que el Gobierno imponga edictos de este tipo”, asegura el periodista David Brown en entrevista con eldiario.es.

En mayo de 2013, dos blogueros fueron detenidos tras distribuir copias de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y acusados de “abusar de las libertades democráticas.” Dos semanas más tarde, otros dos jóvenes fueron detenidos tras participar en un picnic en el que se debatían los contenidos de la Declaración. En junio del mismo año fueron arrestados tres conocidos blogueros por textos publicados en sus blogs.

Son los últimos en la campaña contra periodistas y blogueros que ha emprendido el Gobierno encabezado por Nguyễn Tấn Dũng. El caso de mayor repercusión mediática fue probablemente la condena, en enero de 2013, de 13 blogueros a largas sentencias de prisión tras participar en un taller de formación organizado por Viet Tan, partido que aboga por una reforma pacífica en el país y que el Gobierno califica como terrorista. Las sentencias contra los estudiantes, blogueros y activistas por los derechos humanos, todos ellos de religión católica, ha sido condenada por grupos de derechos humanos como Amnistía Internacional, que ha mostrado preocupación por el aumento de la represión en el país durante el último año.

No son los únicos. Los periodistas Dieu Cay y Ta Phong Tan cumplen penas de cárcel por organizar un “Club de Periodistas Libres”, dos víctimas más de la caza de brujas contra cualquiera que exprese cuestionamiento del Gobierno o deseo de un cambio.

La voz del Partido

No son hechos aislados en un país con una fuerte tradición de control gubernamental de las comunicaciones. El Departamento de Propaganda, que se reúnen semanalmente con periodistas previamente acreditados por el propio Departamento, define la labor de los medios como la de ser “la voz de los partidos políticos, cuerpos del Estado y organizaciones sociales.” La Ley de Medios vietnamita incide, además, en que los periodistas deben “propagar la doctrina y políticas del Partido, las leyes del Estado y los logros científicos, culturales y tecnológicos del país.”

En un artículo publicado en su blog, la periodista Pham Doang Trang, que se define como “periodista sin tarjeta de acreditación gubernamental”, explica el funcionamiento de esas reuniones en las que el aparato propagandístico del Gobierno instruye a los periodistas. “En unadinámica de poli bueno - poli malo, el partido mezcla técnicas de persuasión con represión, insistiendo siempre en que las instrucciones recibidas se mantengan en secreto”. Son comunes también, asegura, “las llamadas a responsables de medios para que restrinjan la cobertura de ciertos temas, o eviten la mención a según qué incidentes”.

Con semejante historial, no sorprende que los propios vietnamitas cuestionen la entrada de su país en el Consejo de Derechos Humanos. Según David Brown, el gobierno de Vietnam recibiría su aceptación en el Consejo como un respaldo a sus políticas. “El Gobierno celebraría a bombo y platillo que el mundo entienda y apruebe su enfoque de derechos humanos, basado en la promoción del acceso a bienes sociales como educación y sanidad, a la vez que reprime las libertades individuales con la justificación de proteger al Estado”.

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