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España, a la cola de la UE en “trabajos decentes” a consecuencia de las políticas de austeridad

Miembros de la plataforma Riders X Derechos, compuesta por repartidores y mensajeros de Valencia.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

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España está a la cola en calidad de las condiciones laborales en la UE a consecuencia de las políticas de austeridad, según un índice elaborado por Enrico Giovannini, actual ministro de Transportes italiano, para la Confederación Europea de Sindicatos (CES, ETUC, en sus siglas en inglés) publicado este martes y al que ha tenido acceso elDiario.es.

“La Unión Europea ha avanzado poco hacia su objetivo de mejorar la calidad del empleo durante la última década y algunos países incluso han retrocedido”, según el informe de Giovannini: “El impacto de las políticas de austeridad de la UE es evidente en el nuevo Índice de Trabajo Decente de la CES, con Grecia, Italia y España entre los cinco países con peores resultados. Los otros dos, Bulgaria y Rumanía, muestran que no se está haciendo lo suficiente para salvar la brecha económica entre Europa occidental y oriental”.

Según el informe editado por la CES, “el desempeño de Grecia fue peor en 2019 que en 2010, mientras que el de Luxemburgo y Reino Unido fue peor que en 2015. Los cuatro países con mejor desempeño se encuentran en el norte de Europa: los Países Bajos, Dinamarca, Finlandia y Suecia”.

“El Gobierno coincide en que, por fin, hay que corregir las disfunciones del mercado laboral que nos hacen profundamente desiguales”, dijo la ministra de Trabajo y próxima vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz, en su visita a la Comisión Europea en el marco de la negociación con Bruselas para la futura reforma laboral vinculada a los fondos europeos de reconstrucción: “España tiene un problema de precariedad, de temporalidad, de segmentación del mercado de trabajo, de dualidad. Por eso, por fin, después de 36 años, nuestro país va a comprometerse en reformular y tomar medidas para corregir estos efectos. Llevamos desde el año 84 con múltiples planteamientos que han permitido que tengamos niveles de temporalidad insoportables”.

La ministra de Trabajo dio algún dato: “Somos el único país en Europa que tiene estos niveles de temporalidad en el año 2019. Tenemos un total de 6 millones de contratos, de los cuales la mitad de ellos están por debajo de 7 días de duración. Cada semana formalizamos más de 6 millones de horas extraordinarias, de las cuales el 42% no se retribuye. Lo que tenemos que hacer es emprender cambios legislativos que vayan en la línea adversa a lo que desde el año 84 ha pasado en nuestro país”.

“La calidad del trabajo en España es uno de sus grandes problemas estructurales, junto con el desempleo, y en efecto lleva invariable décadas”, explican en Trabajo: “El monocultivo de la temporalidad es algo que se arrastra prácticamente durante todo el período de democracia. Esto implica que los cambios necesarios para revertir esa situación que se han producido en este último año son en dos ámbitos. El primero es que, pese al grave problema de calidad en el empleo que arrastra España, intentamos retenerlo a través de esquemas modernos, similares a los que se usan en Europa, como son los ERTE. Parcialmente se ha conseguido, aunque no ha llegado a todos los trabajadores temporales. Estos mecanismos mitigan el potente efecto de precarización tradicional del mercado de trabajo. El segundo aspecto que hay que resaltar es que por primera vez España se ha comprometido frente a Europa a hacer frente a los problemas de la temporalidad y precariedad, y es uno de los elementos de las reformas estructurales clave del componente 23. España asume el compromiso de mitigar en su ordenamiento laboral todos los dispositivos que han dado lugar a esta enorme tasa de temporalidad. Para ello, se revisarán los contratos y se hará todo lo posible para que la estabilidad en el empleo sea el mecanismo ordinario de contratación de los trabajadores, entre otras cosas”.

El índice también destaca cómo el PIB tiene poca relación con el trabajo decente. Irlanda, por ejemplo, había experimentado altos niveles de crecimiento del PIB en los últimos años, pero saca una mala puntuación en el Índice de Trabajo Decente “porque su PIB se basa en un impuesto de sociedades y un gasto público en protección social extremadamente bajos”, dice el informe.

El trabajo decente y el crecimiento sostenible es uno de los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas que la UE suscribió en 2015.

El Índice de Trabajo Decente elaborado para la CES por Enrico Giovannini mide el progreso hacia el objetivo de tres vectores: bienestar económico, calidad del empleo y vulnerabilidad laboral. El bienestar económico ha empeorado en la UE desde 2015, mientras que la situación apenas ha mejorado en lo que respecta a la calidad del empleo o la vulnerabilidad laboral.

En general, el informe de Giovannini concluye que Europa “apenas ha mejorado” durante la última década en lo que respecta al trabajo decente.

La Secretaria Confederal de la CES, Liina Carr, afirma: “La UE se ha comprometido internacionalmente a perseguir el trabajo decente y el crecimiento sostenible. Pero se ha avanzado muy poco como resultado de las políticas de austeridad, que hicieron el trabajo más inseguro y agravaron la desigualdad. La UE necesita repensar fundamentalmente sus políticas económicas, priorizando el trabajo decente como lo ha prometido y poniendo fin a los controles demasiado rígidos sobre la inversión pública que impulsa un crecimiento económico justo. Eso tiene que comenzar con la recuperación de los pueblos de la pandemia en la que la UE y los Estados miembros utilizan todos los recursos necesarios para proteger a los trabajadores y las empresas de una recesión que haría imposible alcanzar los objetivos de la ONU”.

“Ningún país de la UE tiene todavía un modelo económico sostenible y justo, y la UE en su conjunto está progresando ”muy lentamente“ en materia de trabajo decente”, afirma el informe: “En 2019, diez países todavía están por debajo de la media de la UE de 2010, incluidos los más afectados por la austeridad; existe una relación entre el modelo de desarrollo de la UE y los objetivos climáticos; los Estados miembros de la UE pueden crear un futuro más verde y digital invirtiendo fondos del RRF en justicia social, personas y empleos, pero deberían reformar profundamente el Marco de Gobernanza Económica [el Semestre Europeo] para apoyar el bienestar sostenible y la inclusión”.

La austeridad

“Los datos más sorprendentes provienen del extremo más bajo de la tabla”, dice el informe: “Tres países están a unos pocos decimales de la media actual de la UE, mientras que 10 Estados miembros puntúan incluso peor que la media de la UE de 2010; básicamente, están 10 años atrás. Si se analizan estos países, es fácil dividirlos en dos grupos: un primero con países con antecedentes de economía en transición (Bulgaria, Croacia, Letonia y Polonia), y un segundo grupo que reúne a los Estados miembros que se vieron más afectados por las medidas de austeridad impuestas por la llamada Troika (Chipre, Grecia, Italia, Portugal y España)”.

El gráfico muestra cómo las políticas de austeridad y la recesión de doble inmersión (2011-2013, resaltada por el círculo rojo) afectaron negativamente la capacidad de estos Estados miembros para “avanzar hacia un modelo económico más sostenible y más justo. La austeridad afectó el desempeño de estos países, impidiéndoles alcanzar al resto de Europa y condenándolos a permanecer en el extremo más bajo de la UE28”, afirma el informe.

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