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Las grandes empresas ultiman el desarrollo de la primera gran red de blockchain española

Código binario en la pantalla de un ordenador.

Diego Larrouy

Una red blockchain 100% española e impulsada por las grandes empresas. Eso es, en resumen, Alastria, una organización creada el pasado otoño y que se encuentra en el proceso de desarrollo y pruebas de la nueva plataforma. Detrás están grandes empresas como Santander, BBVA, Sabadell, Repsol, Iberdrola o Endesa, entre las más de 100 integrantes.

La organización pretende ser la primera gran red de este tipo en España, que sirva a todas estas compañías como campo para lanzar aplicaciones y herramientas basadas en blockchain. Esta tecnología ha sido señalada desde hace años como la gran revolución para sectores como la banca, ya que logra digitalizar procesos de manera muy segura. La iniciativa nació en octubre y tras varios meses de pruebas, sus impulsores confían en que sea una realidad entre este verano y el final de año.

Blockchain es un término que se encuentra en el centro de los discursos sobre innovación de las empresas. Se trata de una tecnología que busca ser una solución a los intercambios de valor a través de la red, pero basados en un sistema seguro, que permita realizar operaciones con confianza. De forma simple, podría definirse como una base de datos de gran volumen compartida a la vez por muchos servidores, conocidos como nodos, que forman una red a la que pueden ir uniéndose nuevos actores. Si se produce un cambio en esa base de datos, se actualiza de manera simultánea en todos los nodos y se va validando, comprobando si esa nueva información es compatible con la que ya existía. Por ejemplo, si esa cuenta bancaria que ha hecho un movimiento, tenía antes ese dinero. Esto hace que sea muy complicada de engañar y, por tanto, de hackear

Esta tecnología nació hermanada con las criptomonedas. Es la base de bitcoin o ethereum, dos de estas divisas digitales que han copado las informaciones de medios de inversión en los últimos meses por sus continuas variaciones de valor. Pero también sirve la blockchain para operaciones más allá de estas monedas virtuales, como es el caso de Alastria, que no cuenta con una divisa.

Julio Faura, presidente de Alastria y responsable de blockchain del Santander, señala que a diferencia con redes públicas como las de bitcoin, esta está “permisionada”. Es decir, quien quiera participar necesita que la organización dé el visto bueno y, además, se comprometa a cumplir con una serie de normas, como que está prohibido realizar actividades ilegales, como apunta el directivo. Si esto se incumple, la empresa o usuario puede ser expulsado.

Faura explica que Alastria está abierta para todo el mundo, pero entiende que al principio sean las empresas las que le den uso. Estas compañías se comprometen a funcionar como nodos de la red. Es decir, dar servicio a través de sus servidores a la red. A cambio, pueden servirse de ésta para crear sus aplicaciones. El directivo señala que su aplicación práctica puede ir desde sistemas de pagos, a la comercialización de derechos de consumo energético o herramientas de movilidad. Algunos de estos nodos de las empresas tendrán funciones especiales, ya que serán los validadores.

Desde su creación en otoño, la asociación que preside Faura ha ido desarrollando las bases sobre las que cimentar esta red. Nació entonces con 70 empresas y ha ido aumentando la lista y ya cuenta además con acuerdos con instituciones públicas como la Dirección general del Tesoro. La primera herramienta que tuvieron que crear, como explica el directivo de Santander, fue un modelo de gobierno de la plataforma ya que, al contrario de las abiertas, cuenta con un cierto control, aunque éste será “descentralizado”.

La junta directiva está formada por 14 personas que representan a las principales empresas participantes en la iniciativa, que se encargan de coordinar el funcionamiento de la iniciativa. En sus estatutos, la organización se presenta como una asociación “sin ánimo de lucro” y basada en el software libre y se constituye como “un bien común”.

Alastria no aporta directamente la tecnología, sino que son las empresas participantes las que con sus aportaciones van construyendo la red. El sistema está actualmente en pruebas, comprobando su resistencia en momentos de alto uso, con el objetivo, según Faura, de que pueda estar en funcionamiento para este verano o, al menos, este año, si los desarrollos tecnológicos así lo permiten. Y a partir de ahí, que todas las empresas participantes puedan comenzar a ofrecer los servicios que consideren basados en esta plataforma.

Lo que sí desarrolla Alastria directamente es la herramienta de identidad, Alastria.ID. De esta manera, al contrario que en otras redes de blockchain, los participantes están debidamente identificados. “Es necesario si quieres que lo que se haga en ella sea legalmente vinculante”, apunta Faura. Según el directivo, las empresas desarrollarán actividades que ya estén contempladas en la regulación o “acciones con las que influir en la normativa para que se contemplen”. Funcionaría así también como un campo de pruebas de nuevos modelos de negocio.

Además de las empresas ya citadas, se encuentran también otras grandes como Telefónica, Orange, Ferrovial o RTVE. También está el colegio de registradores de la propiedad y hay despachos de abogados, como Roca Junyent o Garrigues . Una de las pruebas que se están realizando es la de “notarizar”, como explica Faura, documentos legales como contratos, ya que además del conocimiento de las dos partes, contará con el registro en el resto de nodos de la red.

De este modo, Faura considera que todo lo que se haga en la plataforma por parte de las empresas podrá ser aplicable “a la economía real” puesto que tendrá validez legal y un sistema de identificación común y aceptado por todos. Además, defiende, la red Alastria tiene más capacidad de gestionar operaciones que una red abierta como la de Bitcoin o Ethernet. “Difícilmente pueden gestionar 10 o 15 operaciones por segundo y nosotros aspiramos a poder tener cientos y miles”, señala el directivo, quien añade que eso permitirá que sea un servicio “muy barato”.

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