Seleccionamos las nueve falacias más frecuentes sobre las cooperativas y las desmontamos con hechos contrastados
El concepto del cooperativismo arrastra en nuestro país una buena colección de mitos que, lejos de reflejar su realidad, perpetúan ideas erróneas sobre este modelo empresarial. A menudo, se habla de caos organizativo, falta de crecimiento o de ausencia de responsabilidad, entre otras afirmaciones que circulan tanto en conversaciones informales como en artículos que han quedado obsoletos.
A continuación, vamos a repasar (y a desmontar) algunos de esos prejuicios de forma sencilla, pero rigurosa, recurriendo para ello a datos, legislación y ejemplos fiables. Comprobaremos cómo muchas de estas críticas nacen de desconocimiento o de casos concretos exagerados, y no representan la experiencia mayoritaria de las cooperativas españolas.
“Como no hay jefes, es un caos organizativo”
Se trata de una afirmación bastante común y... falsa, ya que las cooperativas cuentan con una estructura organizativa clara: la Asamblea General de socios y el Consejo Rector (o Administradores), regulados por la Ley 27/1999, que define sus funciones y límites. Además, los Estatutos pueden incorporar figuras de dirección —administrador único— en cooperativas pequeñas, garantizando eficacia y responsabilidad.
“Es un modelo empresarial que no crece”
De nuevo, se trata de una idea errónea y hay ejemplos que así lo corroboran. En el sector agroalimentario, las cooperativas en España redujeron su número solo un 7% entre 2001 y 2022, pero su facturación total creció un 348% en ese mismo periodo, según recoge un reciente estudio de la Universidad de Valencia. Este dinamismo demuestra su capacidad de consolidación y expansión, especialmente cuando se apoyan en gestión profesional y tecnología.
“¿Quién se hace responsable de sus deudas?”
Otro de los mitos habituales es pensar que nadie se hace cargo de los rotos. Sin embargo, la Ley de Cooperativas establece que cada socio responde hasta el importe de sus aportaciones suscritas, estén o no desembolsadas. Asimismo, ante la salida voluntaria, el antiguo socio sigue cubriendo obligaciones sociales hasta cinco años después, garantizando la solvencia frente a terceros.
“Es un modelo muy ineficiente”
Existen numerosos estudios que desmienten este punto, aunque son los ejemplos lo que evidencian lo erróneo de esta afirmación. Tanto es así que, con una planificación estratégica adecuada, las cooperativas llegan a niveles de eficiencia y competitividad comparables o superiores a las empresas tradicionales. En España, Corporación Mondragón agrupa a un centenar de cooperativas, factura más de 10.000 millones al año y da trabajo a casi 80.000 personas. La clave reside en combinar valores cooperativos con prácticas de gestión profesional.
“Es un modelo muy ineficiente”: otro tópico refutado por Mondragón, que agrupa cien cooperativas, factura más de 10.000 M de € anuales y emplea a casi 80.000 personas
“No generan empleo estable”
De nuevo, los datos revelan lo lejos que está esta idea de ser cierta. Según el último informe del Ministerio de Trabajo y Economía Social, en diciembre de 2024 había 24.792 cooperativas y sociedades laborales, que daban trabajo a 386.265 personas, de las cuales 335.057 se desempeñaban dentro de cooperativas. En paralelo, las Cooperativas de Trabajo Asociado crearon 2.968 nuevos empleos solo en 2024, tal y como recoge la Confederación Española de Cooperativas de Trabajo Asociado (COCETA).
“No generan empleo estable”: en diciembre 335.057 trabajadores se desempeñaban en cooperativas en España, con 2.968 nuevos empleos solo ese año, según COCETA.
“Es imposible conseguir financiación”
Una vez más: no es cierto. En realidad, las cooperativas pueden acceder a las mismas líneas ICO que pymes y autónomos (por ejemplo, ICO Empresas y Emprendedores con 8.150 millones de euros) y a fondos europeos como FEDER, FSE y FEADER, diseñados para impulsar innovación y sostenibilidad en la economía social. Al mismo tiempo, las entidades financieras cooperativas también ofrecen avales específicos.
“Solo son útiles para el campo”
Es cierto que en el entorno agro son mucho más visibles, no obstante, el cooperativismo abarca servicios, consumo, trabajo asociado, vivienda y otros sectores. De hecho, el 80% de las cooperativas en España son de trabajo, no agrarias, y en 2024 representaron el 78% de las nuevas altas, generando casi 3.000 empleos, como se ha mencionado con anterioridad.
“Pagan salarios bajos y aprovechan mano de obra barata”
Muy alejado de la realidad, ya que. en numerosas cooperativas, la política salarial es más equitativa que en las empresas convencionales. Por ejemplo, en la mencionada Corporación Mondragón la relación entre el salario más alto y el más bajo fue de 1:9 en 2018, mientras que, en muchas grandes empresas capitalistas, se supera la relación 1:20, tal y como recoge el portal especializado Co-operatives UK.
“Son frágiles ante crisis económicas”
El último mito seleccionado es, quizá, uno de los más equivocados, puesto que el modelo cooperativo ha demostrado ser especialmente resiliente en periodos de recesión. Un artículo del periodista Miguel Moreno Mendieta, publicado hace un mes, señala que las cooperativas, gracias a su gestión democrática y foco en el largo plazo, aguantan mejor las caídas de demanda y mantienen empleo estable: agrupan a 1.200 millones de personas en todo el mundo y generan más de 2,5 billones de euros de ingresos anuales.
Existen otros muchos mitos en torno a las cooperativas y su funcionamiento, pero estos ejemplos muestran que la mayor parte de los prejuicios no resisten el contraste con la estadística y realidad informativa contrastable. Las sociedades cooperativas en España ofrecen organización, crecimiento, responsabilidad limitada, eficiencia y generación de empleo, junto a vías de financiación específicas y presencia en diversos sectores. Desmontar estas afirmaciones erróneas es el primer paso para conocer y valorar un modelo que combina valores sociales y viabilidad empresarial.
