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Protonterapia: lo que debes saber sobre la técnica que combate los tumores más delicados

La protonterapia utiliza protones en lugar de fotones y electrones.

Eric Santaona

El abordaje del cáncer cada vez cuenta con más alternativas terapéuticas para combatirlo. Según el tipo de tumor y el grado de desarrollo se puede optar por cirugía, tratamiento con quimio o radioterapia, o farmacológico, donde el abanico incluye terapias hormonales, biológicas o inmunoterapia. Sin embargo, todas ellas tienen sus limitaciones, de ahí la importancia del oncólogo a la hora de seleccionar la mejor opción para cada paciente. Por ejemplo, son de sobra conocidas las limitaciones del tratamiento de radioterapia en determinados tumores, principalmente por la dificultad de controlar el impacto de la radiación y, por consiguiente, el riesgo de que la misma afecte a tejidos sanos colindantes con el tumor, cuando no a órganos vitales.

Esto hace que en determinados tipos de cáncer la radioterapia o bien se desaconseje o bien se deba aplicar de una forma muy limitada, lo que merma su eficacia.

Precisamente para este tipo de tumores, entre los que destacan los cerebrales, los adyacentes a la columna vertebral, los cercanos a la vía óptica y al ojo, los que afectan a la médula espinal o los tumores de cabeza y cuello, así como los pediátricos, que afectan a bebés o niños muy pequeños, como es el caso del neuroblastoma -responsable del 10% de las muertes por cáncer infantil-, poco a poco se abre paso la terapia radiológica de protones o protonterapia.

Esta, a diferencia de la radioterapia tradicional, utiliza protones en lugar de fotones o electrones para atacar al tumor. Las ventajas de esta técnica son varias. La primera de ellas es que los protones permiten afinar el tiro, es decir precisar el bombardeo de las células tumorales de manera mucho más delimitada de lo que acontece con los haces de fotones y electrones, pues gracias a la energía que conllevan se necesitan muchos menos haces.

La segunda ventaja está directamente relacionada con la primera: dada la gran concentración de energía de los protones, estos pueden atacar con menos cantidad de haces el ADN de las células cancerosas y matarlas. Por otro lado, al tratarse de haces continuos, consiguen penetrar en el tumor con mayor profundidad y por tanto cada haz es más incisivo y logra mejores resultados, respetando a la vez los tejidos sanos adyacentes.

Estudios que demuestran su eficacia

Hay varios estudios que en los últimos años han venido a demostrar la eficacia de la protonterapia. Uno de ellos constata que la protonterapia deja menos efectos secundarios. Dirigido por la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis y la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos), el estudio es la primera comparación importante de los efectos secundarios relacionados con protonterapia y la radioterapia tradicional.

Incluyó a casi 1.500 pacientes que recibieron quimioterapia y radioterapia combinadas para cánceres de pulmón, cerebro, cabeza y cuello, gastrointestinales y ginecológicos que aún no se habían diseminado a otras partes del cuerpo. Solo el 11,5% de los pacientes que recibieron protonterapia experimentaron un efecto secundario grave en el plazo de noventa días. En el grupo de radioterapia, en cambio, fueron el 27,6% en el mismo periodo.

En un segundo estudio, la protonterapia mostró eficacia y baja toxicidad en niños con neuroblastoma de alto riesgo. Investigadores del Hospital Infantil de Philadelphia y de la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania analizaron la población más grande hasta la fecha de pacientes pediátricos con neuroblastoma de alto riesgo tratados con protonterapia. El estudio reveló que esta técnica es efectiva para reducir los tumores y tiene una toxicidad mínima para los órganos circundantes.

Infraestructuras costosas y complejas

A pesar de sus espectaculares resultados, la protonterapia no está presente todavía en nuestro país, dado lo costoso de sus instalaciones y la complejidad de las mismas, así como las medidas de seguridad de que deben proveerse los centros dedicados a ello, que incluyen el visto bueno de los consejos de seguridad nucleares nacionales. Existen solo 59 centros en el mundo y 24 de ellos en Europa; el primero en España se inaugurará este otoño en Madrid de la mano del Grupo Quirón Salud.

Hasta la fecha, los pacientes españoles que requerían un tratamiento con protonterapia tenían que ser tratados en el extranjero, principalmente en Francia y Suiza, países donde sí se cumple la recomendación de que exista un centro por cada diez millones de habitantes que establecen organismos intrnacionales. Cuando se ponga en marcha el Centro de Protonterapia , que el grupo hospitalario tiene ubicado en Pozuelo de Alarcón, estos casos ya podrán ser tratados en España, dado que está abierto a todo tipo de pacientes, tanto de la sanidad pública como de la privada.

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