(Bilbao, 1959). Ha sido guionista de radionovelas de humor, cómic (El Víbora, Cimoc...) y numerosas series de televisión (Farmacia de guardia, Turno de oficio...). Ha publicado los libros de relatos, novelas históricas juveniles. Su novela Voracidad fue Premio Euskadi de Literatura 2007. Ha sido traducido al francés, alemán, italiano, ruso, búlgaro, noruego y euskera. Es columnista de opinión en el diario El Correo y otros periódicos de Vocento. Dirige el festival La Risa de Bilbao, Semana Internacional de Literatura y Artes con Humor.
Clerofobia
Mi plano favorito de ‘Un perro andaluz’, el famoso cortometraje surrealista de Buñuel y Dalí, es cuando el venado protagonista pone cara de loco y tira con todas sus fuerzas de una especie de arnés con calabazas. Arrastra con él dos pianos de cola con sendos burros muertos encima y a una pareja de curas maristas, atados y pasivos, que miran a su alrededor con ojos de espanto. Además del gusto por la bala de plata, el ‘dry martini’, comparto con el gran Luis Buñuel el haber recibido durante la infancia muchas hostias a mano abierta de los tétricos maristas y la consiguiente fobia por los curas. Si algo no me deja de crecer con la edad, además de las orejas, es la clerofobia.
Disfruto con las novelas, películas, cómics y pinturas que retratan curas horribles o ridículos; o siniestros, mezquinos, gulosos, hipócritas, rijosos, fascistas, impostores o despiadados; o todo ello a la vez. Como soy más ateo que un perrillo, debería de bastarme para librarme del clero, de su perniciosa influencia, con lo que he hecho durante toda mi vida adulta, mantenerlo al margen de mí y a la mayor distancia posible, superior a la que puso el cura que le daba la extremaunción con la punta de un palo al feísimo Picio para no tener que acercarse.
El problema es que la Iglesia católica recibe mucho dinero público y ahí ya me toca en lo personal por esa cuestión nada baladí y obligada que son los impuestos, y mi ingenuidad en creer que deben gastarse adecuadamente. Y también, sobre todo, porque la beligerante Iglesia católica española mantiene una cruzada reaccionaria, que me produce una considerable irritación, contra leyes aprobadas por el legislativo y ya por fortuna integradas en la sociedad, con el aborto a la cabeza y el matrimonio homosexual como segundo estandarte. Con la religión como asignatura ─la teología, esa imaginativa rama de la literatura fantástica según brillante definición del maestro Borges─ les ha salido bien la jugada gracias al auspicio de este lamentable Gobierno. Por cierto, ¿ahora habla Rubalcaba como jefe de la Oposición de que hay que romper el concordato con la Iglesia y de que el PSOE lo hará si vuelve a gobernar? Se podría haber hecho un poco antes, por ejemplo en el primer mandato de Felipe González.
Es demasiado provocador que los curas tengan todavía la desfachatez de atacar esas cuestiones mientras arrastra la Iglesia tantos casos probados de pederastia y abuso de menores protagonizados por sus enfermizos miembros, en todos los sentidos, que fueron tapados con frecuencia por sus jerarquías y los cuales no les han costado el precio de descrédito irremediable que deberían haber pagado. Eso sí, creo que estudian quitar de sus sagradas escrituras lo de «dejad que los niños se acerquen a mí.» Y también, por presentar demasiados vértices aristosos, aquella breve oración que rezaba: «Cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro angelitos que me la guardan».
Y en fin, como dijo Fernando Savater con respecto a las consideraciones hechas por la Iglesia de que la homosexualidad era algo anormal psicológicamente. ¿Cómo se atreven a hablar de normalidad o anormalidad mental unos señores que ofician ante su grey con un curioso cucurucho en la cabeza, visten una gualdrapa de colorines y auguran la resurrección de los muertos?
Sobre este blog
(Bilbao, 1959). Ha sido guionista de radionovelas de humor, cómic (El Víbora, Cimoc...) y numerosas series de televisión (Farmacia de guardia, Turno de oficio...). Ha publicado los libros de relatos, novelas históricas juveniles. Su novela Voracidad fue Premio Euskadi de Literatura 2007. Ha sido traducido al francés, alemán, italiano, ruso, búlgaro, noruego y euskera. Es columnista de opinión en el diario El Correo y otros periódicos de Vocento. Dirige el festival La Risa de Bilbao, Semana Internacional de Literatura y Artes con Humor.
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