“El Azkena Rock debe refrescar sus artistas sin perder la esencia”
El bilbaíno Javier Corral, 'Jerry', lleva 35 años ejerciendo de periodista y toda una vida dedicada a la crónica musical. Juntaletras de “vocación 120%”, según confiesa, las ha visto de todos los colores en la profesión, oficio que ve muy tocado, al tiempo que denuncia su precarización y la pérdida de calidad. En los últimos seis meses ha dedicado buena parte de su tiempo a reunir a 112 melómanos para repasar a través de sus conciertos los 15 años de historia del Azkena Rock Festival (2012-2016), una referencia en la escena de las liturgias comunitarias del rock en este país, que lidera Alfonso Santiago. Festival que abrirá sus puertas este viernes con reclamos como John Fogerty, Chris Isaak, The Cult o The Hellacopters.
El resultado es 'The Power of Guitars', una edición muy cuidada que pone en negro sobre blanco eso que un día Santigo dijo que faltaba en el panorama musical español: un “festival de guitarras”. Fue una confesión que el propio Santiago -hoy el alma mater del 'emporio' Last Tour- le hizo en Benicasim a Corral en el FIB, otro de los festivales de culto de la piel de toro. En las 300 páginas -la publicación incluye además el dvd con el documental de Juan Bajo Ulloa 'Rockanrollers' y el 'pack' se venderá al público por 25 euros- destacan las firmas de auténticos 'santones' de la música española en la radio como Jesús Ordovás o El Pirata, rostros conocidos en Euskadi como Pablo Cabeza o Roberto Moso, además de promotores como Barnaby Harrod, músicos o pilares del periodismo musical como Jaime Gonzalo o el director de cine Borja Crespo, entre muchos otros tarados por las guitarras y el rock. De hecho, confiesa Jerry, es un pequeño homenaje a toda esa gente de publicaciones como el Ruta 66, Muskaria en Euskadi u otras como RockdeLux, que han sostenido durante las últimas décadas el periodismo musical contra viento y marea.
La entrevista se celebra en la terraza del Satélite T, mucho más que un bar donde se sirven pinchos, menús y bebidas, una de las nuevas mecas musicales de la 'capital del mundo'. Bilbao se derrite por momentos y Jerry acaba de recibir los cuatro primeros volúmenes recién sacados de la imprenta.
¿Cómo surge este proyecto, inédito en el panorama del periodismo musical?
La idea inicial fue para el décimo aniversario del Azkena. Ahí yo no tuve nada que ver. Por razones que no vienen al caso, aquello no cuajó. También estaba la película de Bajo Ulloa, que se graba en el 2011-2012 sobre el Azkena, pero por otras razones se fue posponiendo su estreno hasta que llegó al Zinemaldia del pasado año en septiembre. Y finalmente se retoma la idea a finales del pasado año, me lo proponen en enero y hemos estado a tope desde entonces. La idea, reflejar los 15 años del Azkena Rock Festival. Cada año aparece con una pequeña ficha de lo más importante del festival de cada edición y se acompaña con seis noticias de ámbito general y una musical.
Hay auténticos 'santones' del periodismo musical.
Bueno, están periodistas como Ignacio Juliá, Jaime Gonzalo...
¿Tuviste problemas para elegir a todo ese plantel?
No. Hay mucha más gente en el panorama musical. He querido que hubiese una representación muy amplia, mucha gente del Ruta 66, pero también de RockdeLux.
Entiendo que, de alguna manera, es también tu pequeño homenaje a esas publicaciones.
Al fin y al cabo el espíritu del Azkena está cercano al Ruta 66, pero también a los periodistas de RockdeLux, aunque de otra manera. Gente veterana y gente más joven, de la radio como Jesús Ordovás, o periodistas como Ignacio Juliá, Jaime Gonzalo, Fernando Navarro, Eduardo Hernández. Y luego grandes aficionados como el periodista Iñaki López...
O puntales del periodismo musical en Euskadi como Pablo Cabeza...
Exacto, una institución como Cabeza, ahora en Gara, Andrés Portero de Deia, Oscar Cubillo de El Correo, tú mismo o músicos-periodistas como Roberto Moso, y muchos otros colaboradores.
El alma mater del Azkena y de su promotora Last Tour, Alfonso Santiago, le confesaba “a finales del siglo pasado”, según recuerda tu “maltrecha memoria” en un Benicasim, que lo que hacía falta era un “festival de guitarras”. Así surgió lo que luego sería el ARF.
Recuerdo esas palabras como si fuera ayer. Fue en un Festival de Benicasim hace casi 20 años. Alfonso era entonces un promotor local, con mucho entusiasmo, que hacía conciertos pequeños en salas de Bilbao principalmente. Y dijo eso. Y pensé entonces para mis adentros: en dos o tres años tendremos un festival de guitarras.
¿Por qué?
Porque le conocía y sabía que era una persona emprendedora y con ganas de hacer cosas. Y en el año 2002, en la sala Azkena de Vitoria, donde ellos programaban conciertos junto al Azkena de Bilbao y otros lugares, arrancó el festival, que tomó ese nombre por la sala, pero también porque en euskera significa “último”, porque era el final de la temporada de conciertos del verano. Llegaba en septiembre, después de los festivales de julio y agosto. Entonces no había tantos como ahora. Trajeron a Mudhoney como cabeza de cartel y reunieron a unas 1.000 personas. Al año siguiente dan el salto a Mendizabala, una gran explanada que este viernes abrirá sus puertas de nuevo para los aficionados al rock y las guitarras. Ese año trajeron como primicia europea a los reunidos de nuevo Iggy Pop y sus Stooges, que habían tocado en el Coachella en el mes de abril
¿Quién lo ha recordado en el libro?
Siempre hemos intentado que no se repitan los conciertos, pero con el de Iggy Pop no lo hemos conseguido. Lo han recordado el promotor Barnaby Harrod, ex de los Pleasure Fuckers junto a Kike Turmix; el mayor conocedor de Iggy, Jaime Gonzalo, y el cineasta Borja Crespo, ¡fíjate qué tres firmas para abrir el libro! Se repite el concierto de los Sex Pistols, de la banda The Strypes y alguno más, pero muy pocos. Date cuenta que he dejado elegir a cada uno a los que les propuse participar en el proyecto.
¿El Azkena mantiene el espíritu que le vio nacer?
Sí, una de sus características es que es un festival especializado en una parte concreta de la historia del rock y al cual no puede venir cualquier banda. Aquí no se va a escuchar electropop, para entendernos. Los grandes festivales que nacen a finales del XX y principios del siglo XXI tienden a lo que se ha venido a llamar el 'Pop independiente', pese a que en algunos casos ni es Pop, ni mucho menos independiente (en otros sí, hay de todo). Y, al final, el concepto turístico de los festivales es el que ha prevalecido: que la gente se mueva, consuma y acuda en grandes masas. Que es también lo que sostiene los festivales, aunque luego se refleja en que en las salas pequeñas no hay el mismo interés por parte del público.
Pero también surgen nuevos festivales a la medida de las personas: el Music Legends Festival, se me ocurre.
Cierto. El Legends va orientado a un público muy adulto, que no es precisamente el mayoritario para un festival. Los grandes festivales mueven gente de entre 20 y 45 años. El Azkena, en parte, es para gente de mas de 40 años, el Legends, aún más. ¿Y sabes qué pasa también? que grandes nombres quedan pocos. Algunos se hacen mayores, no giran o, incluso, mueren. Para mí ese es el gran reto del Azkena Rock Festival: refrescar los artistas sin perder la esencia.
¿Pero el público y sus gustos mandan mucho?
Claro. Pero es que también debe refrescar su público. Si el público no sale de los Who, John Fogerty, Dylan y tal, los nombres consagrados pero con más de 70 años, si no se interesa por los artistas jóvenes o de mediana edad, pues tú veras, porque los artistas se van acabando, por pura ley de vida. El Azkena está en el rock clásico y no va mucho a nuevas tendencias, artistas jóvenes. Hay que refrescar el Azkena y el público. Te pongo un ejemplo, The Strypes, una banda joven que hace rock clásico, pero que le quedan muchos años de vida.
Alfonso tiene alguna espina clavada de bandas que no ha podido traer. Neil Young o Tom Petty, por ejemplo. En el prólogo recuerda a Soundgarden y a Chris Cornell, que ya nunca podrá venir al ARF...
Ha traído a Dylan y a otros muchos. Muchas veces depende de las fechas. El caso de Tom Petty es diferente, nunca viene a Europa. Y cuando viene, se queda en Londres, como este verano. Y hay que recordar que el primer mandamiento de un festival es ganar dinero... o, al menos, no perderlo. Igual alguien que en Estados Unidos reúne a 40.000, aquí solo te vienen unos pocos miles. Y te estás jugando esa edición o, incluso, el futuro del festival. Igual si en aquella edición del festival no hubieran tocado Iggy Pop y los New York Dolls, el Azkena tal vez no habría crecido como festival o habría tardado más. Cada uno hace su quiniela del festival.
¡Como si fuera tan sencillo¡
Claro, pero es que la gente no tiene por qué saber cómo funciona esto. Tú montas una cena con tus amigos y te va a fallar el 10, 20 o el 30%. Pues esto de los carteles de los festivales es parecido.
En el prólogo de la publicación, recoge esa frase tantas veces repetida: “hay que hacer, pero que inventen y arriesguen otros, que luego nosotros ya criticaremos”.
Es muy típico. Todos critican los carteles. Y hay mucha gente que habla sin tener ni zorra idea y se cree que es como hacer una alineación de un equipo de fútbol. Mira, Gabi Ruiz que es el director del Primavera Sound, para mí el mejor festival de Europa, un festival con su propia personalidad, como el Azkena, confiesa que cada uno hace su cartel como puede: los artistas tienen que estar de gira, y luego cada mes tiene los días que tiene y hay miles de propuestas de fechas. Y es todo el mundo porque, hoy en día, no hay nada más universal que la música: Europa, Japón, Australia, EE UU... . Y todos los grupos no están siempre de gira.
Pero también hemos visto,como el pasado año, que se cae alguien potente del cartel y el ARF es capaz de traer, en un tiempo récord, a los Hellacopters, que estaba de reunión justo ese año.
Eso demuestra lo que es el Azkena, que tiene un prestigio y un nombre, que los músicos del entorno del rock van encantados a un festival en el cual saben que no les va a preceder un artista de 'dance' por ejemplo o luego a un artista del 'mainstream'. Todo lo que hay está en su onda musical y del total del público que les va a ver, 20.000, 19.500 son interesados. No como en otros que tienes 8.000 interesados y 20.000 turistas. ¡Ojo, que no lo veo mal!, pero es otra historia.
¿Recuerda su primer macrofestival?
Woodstock no llegué a estar (risas), Sí, lo recuerdo, en Burgos. Tenía 15 años. Casi me medio escapé de casa para ir, por la tarde porque a las diez y media tenía que estar como un clavo en casa, a verlo. Aquello fue tremendo: el periódico local sacó lo de 'Que llega la cochambre' Imagínate. Ahora en los festivales ni hay incidentes de ningún tipo, todo el mundo convive pacíficamente, y, además, son un reclamo más.
Hay una foto impagable de usted en mayo de 1981 con otro periodista vasco Pedro Elías Igartua, rodeados de cervezas, entrevistando aquí te pillo aquí te mato, nada menos que a The Clash en Donostia. ¿La cosa ha cambiado mucho, no?
Fue para la revista Muskaria. Entramos Pedro y yo al camerino de los Clash y les hicimos una entrevista. Ahora sería imposible. Todo ha cambiado. Ahora entrar en el camerino para hacer una entrevista es impensable. O ver a una estrella como Iggy Pop de cervezas... Lo intentamos también con él, en 1981 creo, pero nos dijo que tenía la garganta mal. Y era verdad, pero al cabo de una hora nos lo cruzamos por los bares de Donostia. Ver una superestrella así de bares con la gente normal, eso solo lo hacía él.
Alfonso Santiago ha titulado su prólogo del libro con un sintomático “Seguimos vivos”. ¿Qué consejo le daría para que la fórmula del Azkena se refresque, como usted mismo ha dicho?
A Alfonso no hay que darle ideas, porque las tiene. Hombre, cuanto más cosas oyes, mejor, claro. Este año el Azkena tiene dos espacios nuevos, una carpa, etc. Todos queremos divertirnos, a veces viendo un grupo o con otras cosas, no lo sé, la verdad. Está el libro, un disco de una actuación de otros años, el documental de Bajo Ulloa... Hay novedades. Alfonso tiene olfato y 'feeling' para hacer cosas distintas. Aun así, el Azkena Rock Festival necesita refrescarse en cuanto a artistas y que el público también se renueve: el público veterano debe aceptar nuevas propuestas. Hombre no digo meter electropop porque eso no ha estado ni en 2002, ni en 2006, ni estará nunca, pero sí que el público tenga interés en descubrir por dónde va el rock de raíces y de guitarra. Si eso ocurre, habrá Azkena para muchos años.