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La falta de fondos debilita la lucha contra el cáncer

Eduardo Azumendi

Vitoria-Gasteiz —

La falta de dinero está poniendo en cuestión la investigación contra el cáncer en Euskadi y paralizando proyectos. La batalla que se libra contra esta enfermedad en los laboratorios atraviesa por un momento muy complicado debido a la crisis económica, hasta el punto de que organizaciones punteras como el laboratorio Inbiomed va a desmantelar su unidad de investigación del cáncer de mama y el Hospital Onkologikoa se debate en la búsqueda de alternativas de viabilidad. A lo que se suma que el instituto de biomedicina BioCruces, promovido por el Gobierno vasco en 2011 no encuentra el rumbo tras la dimisión en bloque del anterior equipo directivo y tiene paralizadas las obras de su nuevo edificio. En otros casos, se trata de proyectos como una nueva quimioterapia más eficaz desarrollada por científicos del CIC bioGUNE que está esperando una inyecciómn económica, ya sea de las instituciones públicas o de empresas privadas.

El caso de Inbiomed es un buen ejemplo de los efectos de la crisis. Tan solo 16 meses después de proclamarse “un referente internacional” para 2015, se encuentra en situación de emergencia, con el despido de 12 trabajadores en el marco de un ERE que va a debilitar de manera extraordinaria la investigación. Inbiomed, dependiente de la Obra Social de Kutxa y dedicado a la investigación y la medicina regenerativa va a reducir la plantilla del centro, de 43 trabajadores, y los salarios de los que queden. Los 12 despidos corresponden a cinco postdoctorales, cinco técnicos de laboratorio y dos investigadores principales. La Diputación de Gipuzkoa ha hechado un salvavidas con la promesa de una inyección económica de 300.000 euros, lo que hace mantener un hilo de esperanza sobre la sostenibilidad del centro.

Desde la Obra Social Kutxa, reclaman a las instituciones públicas un compromiso económico que pueda hacer frente a las dificultades que ellos dicen atravesar y que les “obliga” a recortar su financiación de los 1’4 millones de euros contemplados para el ejercicio de 2013, hasta los 350.000 euros que finalmente aportarán. El presupuesto mínimo, según los trabajadores, es de 2,4 millones de euros al año.

BioCruces también era en su origen un centro llamado a ser de referencia internacional en la investigación en enfermedades metabólicas en determinadas áreas y especialidades como las demencias o las técnicas de braquiterapia HDR en el tratamiento de cáncer de próstata y ginecológico, entre otras. BioCruces cuenta con 595 investigadores, 73 grupos científicos que cuentan con 96 líderes de proyectos de investigación y participa en un número notable de proyectos científicos nacionales e internacionales. Tras la dimisión en bloque el pasado mes de abril de su anterior dirección por entender que el Gobierno no tenía voluntad política de apostar por el proyecto, su rumbo se ha vuelto difuso. La paralización de las obras del nuevo edificio compromete un poco más su futuro. El Parlamento solicitó hace unos meses al Departamento de Salud un informe para conocer en profundidad la situación del Instituto. Esa informe marcará el rumbo.

Sin alternativas

El Hospital Onkologikoa de Donostia, dependiente de la Obra Social de Kutxa, es un referente en la atención a los pacientes con cáncer en Gipuzkoa y el conjunto de Euskadi. En la actualidad, vive sus momentos más difíciles. Desde 2009, cada año se suman nueve millones de euros de déficit, incluyendo alrededor de tres en amortizaciones. Aparte del déficit progresivo en las cuentas, se está produciendo un deterioro en las infraestructuras del hospital. Según Jesús Losa, médico y miembro del comité de empresa del centro, “en instituciones con gran carga tecnológica, que en cuatro años no haya inversiones va en detrimento de los tratamientos ofertados a los pacientes”. De hecho, “la vida media de algunos aparatos de alta tecnología está en el límite de sus tiempos recomendados y sin las pertinentes inversiones no se podrán renovar”.

Las diferentes alternativas que la dirección del hospital ha trasladado como forma de viabilidad del centro en los últimos años no convencen a los trabajadores. Esas alternativas van “desde el aumento de la actividad a expensas del paciente privado y de los seguros privados a la internacionacionalización del centro (turismo sanitario) pasando por el aumento de la investigación y los ensayos clínicos”. Esas vías están “fuera de toda realida”, según Esther Aranburu, presidenta del comité de empresa.

La única alternativa pasa, en opinión de los trabajadores, por la integración real del hospital en la red sanitaria pública vasca en el plazo más corto posible. El concierto económico que mantiene con Osakidetza ya no es suficiente. “Ese concierto no es una buena opción de futuro, ya que es un acuerdo económico que no habla de unificar la asistencia de los pacientes, sino de abonar un dinero por unos servicios prestados según convenga o no y dependiendo de la situación coyuntural”.

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