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De Miguel no consigue desmontar la acusación de que un constuctor le pagara la reforma de una casa en Gorliz

Alfredo de Miguel, en una sesión anterior del juicio

Iker Rioja Andueza

Mientras Alfredo de Miguel, ex 'número dos' del PNV de Álava, ha negado por activa y por pasiva en el juicio por corrupción que se sigue contra él que haya tenido enriquecimiento ilícito entre 2005 y 2010, los años investigados en el 'caso De Miguel', la Fiscalía sostiene que un constructor -Prudencio Hierro, contratista habitual de la Administración y vinculado a la reforma de la nueva sede del PNV de Álava- costeó los alrededor de 45.000 euros que costaron las obras en la casa de su esposa en Gorliz (Bizkaia), donde pasaban los fines de semana. Una mercantil vinculada a Hierro y al propio De Miguel, Ezkibel, se benefició en fechas próximas a las de aquellas obras (2007-2008) de un contrato teledirigido en una sociedad pública autonómica, Lautadako Industrialdea.

De Miguel, en su larga declaración durante el juicio que lleva su apellido -empezó el lunes y ha terminado a las 14.30 horas de este martes-, ha tratado de explicar que el hecho de que Hierro asumiera la factura era simple ingeniería fiscal para ahorrarse el IVA -entre empresas se puede descontar este impuesto- pero que luego “reembolsó” todos los pagos adelantados por su amigo constructor. Sin embargo, esta versión, contada de carrerilla por el político en la escenificación preparada con su abogado, Gonzalo Susaeta, tiene algunos puntos oscuros, más si cabe a la luz de que hasta hace solamente unos días el político, en su fallida negociación con la Fiscalía, iba a declararse culpable, incluyendo esta derivada del caso.

Por ejemplo, si pasar la factura a una mercantil era para ahorrar el IVA, ¿por qué De Miguel no tiró de Kataia Consulting, Errexal, Eskalmelo, Ortzi Muga, Diru Kapital, Marratik o Altzatebaita, empresas que controlaba? ¿Por qué no de la propia Ezkibel, compartida con Hierro y otro empresario, Marcos Arana? Así ha sido la explicación de quien todos conocen como Txitxo: “Coincidí con Pruden [Hierro] en una dirección de obra [...] Él estaba haciendo una obra en Jundiz y me dice a ver quién me estaba haciendo la obra [en Gorliz]. Le dije: un chico de Bilbao, Emociona y tal. Me traslada a ver si le puede facturar a él que le venía bien y tal. Lo primero que te viene a la cabeza es que no lo tenía que haber hecho. Me lié. Te metes en un sinsentido… Le dije que sí y le puse en contacto con Íñigo Aparicio [de Emociona]”. Su intento de escapar de los rigores de Hacienda se hizo siendo miembro del Gobierno de la Diputación de Álava, con competencias en materia fiscal y que en aquella época -como ahora- hace bandera de la lucha contra el fraude. Además, una de las grandes bazas de la defensa de Susaeta es que De Miguel y sus mercantiles presentaron todas sus declaraciones fiscales en tiempo y forma.

De Miguel, que durante todo el interrogatorio ha repetido dos 'tics' -“y tal” y “etc etc”-, se ha referido también a la devolución del dinero. En ocasiones, ha dicho, se hacía por adelantado, según ha querido remarcar De Miguel para dejar claro que no recibió ninguna coima de Hierro. Su gran prueba es un talón de la Caja Vital de 7.000 euros, fechado en diciembre de 2008, y en el que consta una nota manuscrita en la cual se da a entender ordenó por teléfono no transferir sino pagar en mano ese dinero a “Pruden”. De hecho, durante el juicio compareció como testigo Julio López, director de la sucursal de cabecera de quien también era vicepresidente de la entidad financiera en aquella época, una oficina bastante alejada tanto de su trabajo como de su domicilio.

López, propuesto por la defensa, dio credibilidad a esta versión, aunque los agentes de la Ertzaintza que apoyaron al juez instructor, Roberto Ramos (con número profesional 15008 y 15431), apuntaron en sus informes a que ese pago estaba relacionados con otras obras realizadas por Hierro a la mercantil Errexal, de la órbita de Txitxo. El presidente del tribunal, Jaime Tapia, ha interrumpido el diálogo entre Susaeta y su cliente para preguntar de qué conocía a López. Al principio De Miguel lo ha presentado como “votante” del PNV para acabar admitiendo que había sido también dirigente del Araba Buru Batzar.

De Miguel, en todo caso, ha querido desvincularse del contrato de Lautadako Industrialdea que recibió Hierro. Ha reconocido que tenía información sobre él pero lo ha justificado porque él era gerente del otro Industrialdea de Álava, el del Valle de Ayala -que controlaba también los polígonos de Orduña-. “¿Intervino o animó a Ezkibel a apuntarse?”, ha preguntado Susaeta sobre esta adjudicación de 519.224 euros. “Pruden Hierro era más conocido en los 'industrialdeas' que yo”, ha ironizado Txitxo sin salirse del argumentario para todas y cada una de las acusaciones: ni exigió ni le ofrecieron comisiones por la adjudicación de contratos.

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