Voces contra la inversión en armas en la próxima junta de accionistas del BBVA
En la próxima Junta General de Accionista que celebrará el BBVA en Bilbao el 14 de marzo volverán a tomar la palabra, si nada se lo impide, los activistas de la campaña Banca Armada. Su objetivo es denunciar ante los medios de comunicación y todos los accionistas allí presentes, las inversiones del banco que vulneran los derechos humanos y promueven la violencia armada. Y según los datos que manejan una de las organizaciones impulsoras de la iniciativa, el Centro catalán de Estudios por la Paz, la participación en la industria armamentística de la entidad financiera se ha incrementado en este último año y alcanza ya cifras superiores a los 3.000 millones de euros.
Para poder pronunciar su particular discurso reivindicativo y del todo incómodo para el banco, los activistas de Banca Armada, plataforma compuesta por el centro catalán antes mencionado, la ONG para el desarrollo Setem y el Observatorio de la Deuda en la Globalización, hacen un llamamiento a los accionistas. Necesitan de su colaboración para que les cedan sus derechos de asistencia a los encuentros con el Consejo de Administración. “Dependiendo del banco piden un mínimo de acciones para poder entrar y tomar la palabra al final. En el caso del BBVA marcan un mínimo cercano a 500. Entre nuestra base social siempre hay gente que te envía la tarjeta de participación. El pasado año reunimos unas 330.000 acciones, que parece mucho pero no es nada para estas entidades financieras y hablamos en nombre de ese accionariado”, relata Jordi Calvo, investigador del Centre d’Estudis per la Pau.
A Calvo le tocó intervenir en aquella ocasión y en otras anteriores y recuerda como en la primera actuación los asistentes incluso le aplaudieron. “La entidad suele intercalar discursos pactados de accionistas contentos con la gestión del banco y otros más críticos. Quizás no entienderon bien el mensaje pero entonces los presentes aplaudieron. La reacción de posteriores citas desde ese estreno ha sido bien diferente. Ahora nos escuchan y se produce en la sala después un silencio y mutismo absoluto”, explica Calvo.
Clientes cómplices
Los representantes del Consejo de Administración del BBVA, que tiene obligación de contestar a todos los intervinientes, se muestran receptivos ante los planteamientos de la plataforma reivindicativa. “Responden de forma políticamente correcta e incluso han dado las gracias por nuestra labor para luego lanzar su mensaje a los accionistas. Les cuentan que la entidad ya trabaja en políticas de gestión de inversiones en defensa”. El investigador del centro catalán cree que sí existe alguna normativa interna de limitación de algunas inversiones en armas aunque nunca han entregado al accionariado un documento que certifique ese control. “Nos consta que se limitan a prohibir la relación directa con la financiación de algunos tipos de armas muy controvertidas o incluso prohibidas pero poco más”, detalla Calvo.
El impacto real de sus intervenciones en las prácticas del banco es más bien nulo pero no por ello pasa desapercibido entre los accionistas y los clientes del banco. “Nosotros usamos esos momentos como una herramienta de sensibilización más. Los clientes deben saber que son cómplices en cierta medida. Su dinero, gracias al uso que de él hacen los bancos, contribuye a la existencia de enfrentamientos armados en todo el mundo. La lista de entidades involucradas es muy larga, apenas hay alternativas fuera de la llamada banca ética. Ésa es nuestra apuesta. Reforzarla, hacerla más grande y operativa con clientes que decidan escapar de la comodidad de esas grandes compañías a favor de una organizaciones comprometidas y limpias”, sostiene Calvo.
Los activistas también participarán en los Consejos de la Caixa y el banco Santander.