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Los hospitales vascos siguen en máximos de ocupación desde el confinamiento con 943 ingresados por COVID-19

Una línea roja separa las zonas de COVID-19 y el resto en el hospital de Basurto de Bilbao

Iker Rioja Andueza

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Los hospitales vascos siguen en los momentos de mayor ocupación con pacientes de COVID-19 desde la primera ola de la pandemia. Según los datos conocidos este jueves, hay 943 personas ingresadas en la red de Osakidetza frente a las 792 que fueron el máximo registrado después del confinamiento. De todos ellos, 136 se hallan críticos en la UCI, una cifra que está teniendo dientes de sierra en los últimos días y en la que no se precisa si las bajadas que se producen son por mejorías o por defunciones. Además, desde hace un mes se conoce que los datos de hospitalizados no registran a personas que siguen ingresadas pero que han dado negativo ya en la infección. Este miércoles, por ejemplo, el Ministerio de Sanidad indicaba que en Euskadi eran 1.082 los ingresados, 156 en UCI.

De hecho, el 11 de enero es ya el día con récord de pacientes ingresados desde la primavera de 2020, 150 en 24 horas. Es por ello que en esa jornada se llegó a 982 hospitalizados totales. El lunes también hubo 132 personas que entraron en los hospitales y este miércoles de nuevo rondaron el centenar, 96 en concreto. El crecimiento en la presión hospitalaria se aprecia en el dato de que hace solamente dos semanas los ingresados eran 588.

Los cambios de protocolos hacen bajar la incidencia en Euskadi

Estos días se cumple un mes desde que la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, confirmara los primeros casos de la variante ómicron del Sars-Cov-2 en Álava y en Bizkaia. Sin embargo, informes internos muestran que, en realidad, ya se conocía que estaba circulando en Euskadi al menos desde una semana antes, desde el 5 de diciembre. En este contexto, la transmisión de la COVID-19 sigue en máximos y la incidencia marca ya 6.936,77 puntos, aunque ha llegado a estar un poco más alta, en 7.038,61. Eso sí, los sucesivos cambios en los protocolos hacen que este dato cada vez tenga menos precisión ya que se ha decidido no sumar los positivos de las farmacias salvo que sean necesarios para una baja laboral y también eliminar la figura de los contactos estrechos excepto para colectivos vulnerables o personas no vacunadas.

Así las cosas, en las últimas 24 horas se han registrado 23.730 pruebas diagnósticas de todo todo tipo cuando el 4 de enero, por ejemplo, fueron 36.704. En todo caso, la proporción de nuevos contagios confirmados que aparecen sigue siendo muy elevada. Han sido 9.472 en la última jornada. La positividad (casos confirmados en relación con el volumen de pruebas realizadas) es muy similar a la de semanas atrás, del 39,91% (la pasada semana se movió entre el 37,6% y el 41,5%). Y también a la de días anteriores, en los que han aparecido 7.791 casos cuando se han hecho 18.766 pruebas y 12.071 cuando se ha subido a 29.249. Todo ella indica que la caída de casos responde más a la reducción de pruebas que a un descenso real de la transmisión. Se desconoce si ese menor rastreo está también detrás de la bajada en el R0, que es el indicador que muestra cuántos positivos genera cada infectado y que por vez primera en meses marca valores por debajo de 1, que en principio son indicativos de contención de una ola de contagios.

Por territorios, la incidencia acumulada baja ya en Gipuzkoa, que tuvo un pico de 7.558,39 puntos hace dos días y que ahora marca 7.357,40. También lo hace en Bizkaia de 6.921,93 a 6.843,68. En Álava la subida se mantiene aunque ya mucho más lenta, con 5.883,24 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días. Todo apunta a que estos datos tendrán descensos en los próximos días, por lo que el verdadero termómetro de evolución de la pandemia pasa a ser el seguimiento de los hospitalizados y de la ocupación de la UCI. En todo caso, los datos siguen mostrando incidencias por encima de 3.000 puntos entre las personas mayores e incluso de 4.000 entre los nonagenarios, cuya tasa de mortalidad es superior al 20% en caso de contagio.

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